Cultura de la cancelación

«La posliteratura», de Alain Finkielkraut

“Lo políticamente correcto es un esfuerzo gigantesco por enderezar el árbol de la humanidad" sostiene el pensador, parafraseando a Philip Roth, en esta crítica a la cultura de la cancelación.
Cancelar, según A. Meriwether. Foto: © Wikimedia Commons

¿Pánico moral injustificado?

La cultura de la cancelación, ¿contribuye a crear una sociedad en la que no se puede decir lo que se piensa? ¿Es un truco de la derecha para seguir oprimiendo? ¿Dios no cancela a nadie? «Cancelar»: un resumen de dos filósofos y un teólogo.

Costanza Rizzacasa d’Orsogna: «La cultura de la cancelación en Estados Unidos»

Rizzacasa explica en su ensayo que grandes autores del canon occidental, como Shakespeare, Faulkner, Hemingway o Philip Roth, están en el punto de mira de los nuevos censores.

Do más pecado había: reflexión sobre la tolerancia

En estos tiempos marcados por la cultura de la cancelación es preciso distinguir entre tolerancia y respeto, indica el autor. «Tolerarse —dice María Zambrano— es soportarse, y, aunque es algo, no es creador ni caritativo». Y añade Freire que «atender al otro en su conjunto implica aceptarlo tal cual es».

«El visionario», de Abel Quentin, tragicomedia de una víctima de las redes sociales

La capacidad del novelista Abel Quentin para la sátira, transforma en tragicomedia la caída en desgracia de un personaje convertido en una marioneta del destino. Jean Roscoff, el antihéroe patético de "El visionario", es un profesor universitario especialista en la caza de brujas del macartismo, que va a soportar el acoso y derribo de la nueva caza salvaje de las redes sociales.

Cómo proteger, de forma más efectiva, la libertad de expresión en los campus

Declaraciones contra la cultura de la cancelación, como los llamados Principios de Chicago, a la que se han adherido cerca de un centenar de universidades de EE.UU., son necesarias, pero es preciso adaptarlas a cada caso, sin caer en maniqueísmos o exageraciones que resultan contraproducentes. Lo señala el jurista e historiador Malick W. Ghachem, que ha participado en un informe sobre libertad de expresión del MIT.

Libertad de expresión y cultura de la cancelación

CULTURA WOKE: PROS Y CONTRAS / Expone el autor algunas paradojas en las que incurren tanto los defensores como los críticos de la cultura de la cancelación. Y apunta dos efectos negativos que pueden derivarse de esa confrontación: una especie de respuesta cultural contraria a la visión progresista; y la falta de diversidad ideológica y sociocultural de espacios universitarios, que introducirá algunos marcos de la visión identitaria como una forma de sentido común entre las élites.

Cultura de la cancelación: ¿una amenaza para la democracia?

CULTURA WOKE: PROS Y CONTRAS / Hoy en día, ya no es solo el poder político, también la sociedad civil ejerce la censura y cancela a los oponentes, con lo que se duplica el empobrecimiento del debate, sostiene la autora. Y añade que a los que se saltan los límites de lo superficial o de lo políticamente correcto se les retira con frecuencia el derecho a expresarse libremente.

¿Cultura de cancelación o crisis de privilegios?

CULTURA WOKE: PROS Y CONTRAS / Hay una crisis de los consensos y de los privilegios en los que se asientan las sociedades democráticas salidas de la Segunda Guerra Mundial: el privilegio masculino, de clase media, blanco, heterosexual y apegado a los orígenes nacionales de los Estados de los que forman parte, según el autor de este artículo.

¿Qué hay detrás de los movimientos de la cancelación?

La cultura de la cancelación no es una ideología con preceptos y gurús intelectuales; tampoco un movimiento con referentes institucionales o políticos. Se trata de una dinámica tan difusa como amplia, que permea al conjunto de la sociedad. El autor de este artículo bucea en esta corriente «etérea», su inspiración y sus postulados.
Carta abierta en Harper's a favor de la libertad de expresión

Cuando la cultura pide libertad de expresión: carta abierta en Harper’s

El pasado 7 de julio, 150 intelectuales, académicos y artistas firmaron una carta abierta en la revista Harper’s, en la que protestaban contra las diversas formas de restricción a la libertad de expresión.