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Ofrecemos a continuación la entrevista con el profesor mexicano Martín Federico Ríos Saloma, tras haber participado con una ponencia en la mesa redonda sobre La vigencia del pasado en el I Congreso Internacional Hispanoamericano.

 

[Transcritas, y ligeramente editadas, las respuestas de Martín Ríos son las siguientes:]

El pasado como tal está en el pasado y no existe. Pero sí que tenemos una serie de herencias que se pueden convertir en un tesoro compartido que debemos conocer, valorar y proyectar. En ese sentido, quizá la idea rectora sería que, a pesar de todo lo que parece que nos conocemos entre México y España, o entre España y la repúblicas latinoamericanas, aún hay un enorme desconocimiento marcado por los tópicos que aprendimos a ambos lados del mar en nuestras respectivas historias nacionales.  De cara a los desafíos del presente y del futuro inmediato, lo que tenemos que hacer es traspasar esos tópicos y conocernos realmente en profundidad, porque más allá de esas diferencias de pronunciación, de acentos e incluso de comportamientos, hay una comunidad de sentimientos, de emociones, de formas de ser y estar en el mundo que compartimos a lo largo de América y por supuesto, con España.


¿Cómo podemos aproximarnos a la historia común de la conquista? De entrada, eliminando los prejuicios de todo signo, positivos y negativos (Martín Ríos)


¿Cómo podemos aproximarnos a la historia común de la conquista? De entrada, eliminando los prejuicios de todo signo, positivos y negativos. Segundo, acercándonos a las fuentes del siglo XVI, pero no sólo a las fuentes castellanas, sino también a las fuentes indígenas que en los últimos años han sido recuperadas por la comunidad académica. Y entender este proceso como un complejo proceso de negociación.

Me parece que hoy, después de todo lo que hemos averiguado a lo largo de este Bicentenario, estamos en posición de decir que lo que en principio ocurrió fue que en el actual territorio mexicano, existían dos grandes alianzas de pueblos, las del este y las del centro, en conflicto, por recursos, por sometimiento. Y en ese conflicto apareció la expedición cortesiana, que muy rápidamente supo entender la división y por lo tanto explotar esas divisiones. Y en sentido contrario, una de las alianzas supo reconocer la fortaleza que podría tener aliándose con Cortés. Y a partir de esos procesos complejos de negociación, en buena medida mediados por doña Marina, o Malintzin, se constituyó una gran alianza hispano-indígena que atacó a la Ciudad de México o Tenochtitlán. Y en esos complejos procesos de negociación fue donde se fue forjando la conquista y la futura Nueva España.

¿Cómo aprovechar las nuevas tecnologías para la difusión del conocimiento histórico? Estoy convencido que la pandemia ha dejado cosas buenas. Ciertamente, estas nuevas tecnologías ya no son tan nuevas. Tienen 20 o 30 años, pero la pandemia nos ayudó a explotarlas y ver su potencialidad. Como historiador profesional, estoy convencido de que uno de nuestros grandes desafíos es que no somos capaces de transmitir al conjunto de la sociedad los conocimientos generados al interior de la academia. Y esos vacíos son llenados por personas que no son especialistas en historia, pero que están respondiendo a la demanda de un público a ambos lados del mar por conocer su historia, su pasado. Y me parece que a ello obedece el auge de la novela histórica de todas las temporalidades.


El desafío sería cómo desde la Academia podemos generar productos de divulgación de alta calidad científica, con un lenguaje visual muy atractivo y que aprovechen estas nuevas tecnologías (Martín Ríos)


Por lo tanto, el desafío sería cómo desde la Academia podemos generar productos de divulgación de alta calidad científica, con un lenguaje visual muy atractivo y que aprovechen estas nuevas tecnologías. Por supuesto, los videos serían la primera aproximación, lo cual implica una cierta producción. Pero tenemos otros medios. El podcast está siendo un magnífico medio para generar pequeños relatos, pequeños discursos que pueden ser escuchados en cualquier momento del día, en el automóvil en las horas de atasco; incluso los memes, se pueden hacer memes históricos; se puede utilizar Facebook como vía de construcción de conocimiento, lo cual implica también que el historiador aprenda nuevas formas de comunicación, porque no podemos hacer discursos de 20 minutos. Hay que ser muy sintéticos en las ideas y decir esto es lo que queremos transmitir. Además, tenemos que ser muy conscientes de que las nuevas generaciones están vinculadas a nuevas formas de aprendizaje y por lo tanto no sirve de nada lamentarnos. Antes leíamos más, pero ahora los muchachos están demandando esto y es a ese público juvenil al que tenemos que llegar. En su momento fueron los cómics, se podría retomar; pero creo que a través de Twitter, del tic toc, de los videos, podemos hacer mucho con estas generaciones.


La hispanidad está anclada en la lengua, la historia compartida, y una serie de valores dados por el cristianismo (Martín Ríos)


El concepto de hispanidad es un concepto muy interesante, muy complejo, desarrollado a finales del siglo XIX y principios del XX, que en principio integraría a todas las naciones que comparten una historia con España. Hablamos prácticamente de la mayoría de las naciones latinoamericanas, quizás eliminando a Brasil, que pertenece más al mundo luso, y aquellos enclaves que fueron parte del imperio inglés y del imperio francés, como podría ser Belice.

Esa hispanidad está anclada en tres elementos fundamentales: primero, la lengua, que nos permite entendernos a ambos lados del mar y a lo largo de todo el continente. Segundo, la historia compartida a partir del siglo XVI. Y tercero, una serie de valores dados por el cristianismo y por la forma de entender el mundo a partir de ese cristianismo en su vertiente católica. Hoy día hay en América Latina una serie de iglesias de naturaleza evangélica, pero la mayoría de la población latinoamericana sigue siendo católica; y eso va a generar unas concepciones sobre el tiempo, un calendario festivo, unas formas de relación, unas festividades particulares que compartimos a ambos lados del mar.

El reto fundamental para integrar esa hispanidad, esa comunidad de sentimientos, es el mutuo conocimiento y un reconocimiento sincero a partir de la eliminación de los tópicos y los prejuicios. Y ello pasaría necesariamente por enriquecer los programas de estudio de todos los países, para darle un contenido importante al pasado previo a que estuviéramos integrados en la misma monarquía; a la propia monarquía hispánica; y a la historia que corre paralela a partir del siglo XIX. Y en segundo lugar, fomentar el turismo. Creo que el turismo es una de las mejores vías de conocimiento del otro, además de que genera riqueza, que genera ingresos para las poblaciones locales. Crear un turismo sostenible, por supuesto, bien organizado. Pero me parece que al conocer los espacios, los edificios, el patrimonio común haríamos mucho.


¿Por qué no hemos logrado constituir un Erasmus hispanoamericano, por ejemplo, como el que se tiene en Europa? (Martín Ríos)


Y lo tercero, fomentar los intercambios de estudiantes y de profesores. Sin duda existen, pero ¿por qué no hemos logrado constituir un Erasmus hispanoamericano, por ejemplo, como el que se tiene en Europa? Eso significaría que tanto los alumnos latinoamericanos como los españoles le diesen la misma importancia a las instituciones educativas de nivel superior que se las dan al mundo anglosajón o en Francia. Y decir qué maravilloso sería que un chico de Madrid o de Zaragoza decidiera en lugar de ir a París o a Milán, venirse a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) o a la Universidad de Buenos Aires a pasar seis meses y conocer e interactuar con esa cultura. Últimamente se han limitado mucho los intercambios a nivel posgrado, másters y doctorados, pero creo que si lo hacemos desde bachillerato, sería  una forma maravillosa de auto y reconocimiento como me ocurrió a mí.

Respecto a la relevancia de El libro de los conquistadores hablo por experiencia propia, pues es un libro que concebí cuando hacía el doctorado en Madrid en Historia Medieval y veía con mucha nitidez que en América era desconocida esta historia medieval peninsular. Había cuatro elementos (los Reyes Católicos, la Reconquista, Colón etc.), pero que no se conocían en profundidad las estructuras de la Castilla bajo medieval. Y me daba cuenta de que en mi departamento de medieval, era muy poco conocida la proyección de esas estructuras en el mundo americano… quizá lo tenían más claro los colegas de Historia Moderna. Entonces me planteé una idea muy sencilla, ¿por qué no hacer dialogar a medievalistas y americanistas de ambos lados del mar con el objetivo de poner en común esas experiencias académicas? Y la idea en el fondo era analizar los contextos a partir de los cuales los conquistadores que llegaron a América plantearon el conocimiento y el reconocimiento de la realidad americana. Y no podemos entender ese proceso de conquista cabalmente sin conocer qué aspectos de ese mundo castellano bajo medieval se proyectan en América.

Y no se trata sólo de elementos superficiales como el hecho de que Bernal Díaz recordara al Amadís de Gaula, sino cómo se están pensando las estructuras de poder, los vínculos de vasallaje, los vínculos de dominación, lo que significa reconocer un mundo que es nuevo en tantos aspectos geográfico, biológico, humano, cultural. Y eso permitiría comprender mejor la actuación de los conquistadores peninsulares, pero también de los propios grupos indígenas. Para ello congregue a medievalistas y americanistas de España, de Argentina, de Francia, de México. Quisiera resaltar que fue un volumen publicado, varios años antes del inicio de los centenarios. Es decir, que no fue un libro surgido al calor de la conmemoración, sino pensado a priori como un proyecto académico muy serio y riguroso.


Comenzaría por alguna antología de los poemas de Sor Juana Inés de la Cruz, porque creo que es la que mejor representa esa mirada americana de la monarquía hispánica (Martín Ríos)


Para comprender la realidad mexicana yo recomendaría, fundamentalmente la literatura. Comenzaría por alguna antología de los poemas de Sor Juana Inés de la Cruz, porque creo que es la que mejor representa esa mirada americana de la monarquía hispánica. Un segundo volumen sería el libro Los de abajo, de Mariano Azuela, una novela de la Revolución Mexicana que refleja muy bien los conflictos internos de ese México profundo de principios de siglo XX. Y sin duda, las novelas de Valeria Luiselli, una escritora mexicana contemporánea que refleja muy bien el problema de la migración, de los reacomodos y de cómo México se inserta ahora mismo en esos problemas complejos, problemas globales.


Martín Ríos Saloma estudió Historia en México, y se formó como medievalista en España (doctor por la Universidad Complutense de Madrid). Actualmente imparte cursos de licenciatura y posgrado en la Universidad Nacional Autónoma de México; y es investigador en su Instituto de Investigaciones Históricas.

Es autor, entre otras obras, de La Reconquista: una construcción historiográfica ; y coordinador de los volúmenes colectivos El mundo de los conquistadores , Historia y método en el siglo XX  y Conquistas. Escenarios, actores y reflexiones. Nueva España.