Miguel Ángel Garrido Gallardo

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Especialista en Análisis del Discurso, ha sido catedrático de Gramática General y Crítica Literaria de la Universidad de Sevilla y profesor de investigación del Instituto de la Lengua Española (Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Madrid). Director de «Revista de Literatura» (CSIC) y editor-director de «Nueva Revista» (UNIR). Académico correspondiente de la Academia Argentina de Letras, Academia Chilena de la Lengua y Academia Nacional de Letras del Uruguay. Premio Internacional Menéndez Pelayo.

Política lingüística: mucho ruido y pocas nueces

Artículo sobre el IV Congreso Internacional de Lengua Española en el que se analizó la situación del español en el mundo.

Gadamer y la crítica literaria

Tengo como mayor e inmerecida distinción académica la de ser compañero de Gadamer en el Consejo Científico de la Enciclopedia Italiana delle Scienze, Lettere ed Arti. Así lo dije cuando tomé posesión de mi puesto en el Istituto Treccani pues, por razón del orden alfabético, ocupaba el lugar contiguo al del maestro. Su desaparición me sigue dejando en ese Consejo rodeado de sabios a los que debo veneración, pero me priva de un halo que, no por totalmente ajeno a mis méritos, me acompañaba menos. Desde que ocurriera su fallecimiento, el pasado 13 de Marzo, he seguido los comentarios que ha hecho la prensa de los principales países sobre la significación de Gadamer como uno de los filósofos fundamentales del siglo XX. Les sobra razón. Precisamente en estos días andaba leyendo la traducción recién publicada en la editorial Sigúeme de su antología de 1997. Es un libro breve, pero suficiente para vislumbrar la inmensidad filosófica del autor de Verdad y Método. Puedo decir que lo ajustado de este juicio es para mí una evidencia recientemente renovada. No obstante, creo que es preciso hacer más explícita la importancia que, para la crítica literaria académica de nuestros días, ha tenido la aportación del padre de la hermenéutica actual. Que los sentidos literal, alegórico, tropológico y anagógico hayan pasado desde su exclusiva aplicación tradicional a los textos bíblicos a la crítica literaria tout court es mérito, en primer lugar, de Gadamer. Ciertamente podemos evocar antecedentes. Dante reivindicaba una aplicación de estos criterios para la interpretación de su obra poética; antes, los textos antiguos griegos y latinos (Virgilio, Ovidio...) se interpretaban así, según nos recuerda Domínguez Caparros en su excelente libro de Credos. Desde el XVIII en adelante la lectura interpretativa no ha dejado de estar atendida de una u otra manera. Es en el siglo XX, sin embargo, cuando Wilhem Dilthey abordará la hermenéutica de un modo sistemático, distinguiendo entre «comprensión» (Verstehen) y «explicación» (Erklären). La comprensión, la anticipación sobre el significado que hay que atribuir a los signos integra la indagación hermenéutica. Sobre este punto, a Dilthey seguirá Heidegger, maestro de Gadamer. Gadamer desarrolla el concepto de Horizontverschmelzung («fusión de horizontes») que será el inicio de la hipótesis del «horizonte de expectación» propuesto por la de la Estética de la Recepción y que ha resultado tan fructífero para el estudio de los géneros literarios como compromiso entre loque es esperable por los lectores y lo que ofrecen los autores. Jauss, Iser, Hirsch son nombres punteros de la crítica literaria, ampliamente deudores de Gadamer. Paul Ricoeur ha ligado plausiblemente la vía hermenéutica gadameriana con ¡os instrumentos de la poética y la retórica literaria. Para el español estudioso de la literatura, el afán por descubrir el verdadero significado de los textos no va ligado únicamente al nombre de Gadamer. En nuestra tradición están presentes, desde Sleiermacher a Spitzer, pasando por Théofil Spoerri y llegando hasta nuestro Dámaso Alonso. Tampoco la nouvelle critique del siglo XX dejó de tener representantes de corrientes parecidas: Poulet, Richard o Starobinski, que integrará la...

Investigacion cientifica y lengua española

Se abordan tres aspectos diferentes, pero concatenados estre sí: el problema de la escasez de producción científica publicada en español; la cuestión de la investigación científica sobre lengua española; la contribución que podrá ofrecer el Instituto de la Lengua Española. Me propongo ir al encuentro del enunciado del título en tres aspectos diferentes, pero concatenados entre sí: el problema de la escasez de producción científica publicada en español; la cuestión de la investigación científica (lingüística, semiológica) sobre lengua española; la contribución que podrá ofrecer el Instituto de la Lengua Española (ILE) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) a la atención de las necesidades que cabe mencionar en los dos primeros apartados. I Es bien conocido el hecho de que, ante la desbordante producción de escritos sobre ciencia que caracteriza el mundo académico actual, la selección de lo que resulta imprescindible se realiza clasificando las revistas por categorías según unos criterios más o menos sólidos o discutibles, pero que tienen la virtud -la función crea al órgano- de ir convirtiéndose en indicadores de calidad. Si un científico ha conseguido un hallazgo que juzga importante, luchará para que aparezca en una revista a la que acuden necesariamente los que tienen capacidad de calibrar esa importancia, y así es como la revista en cuestión acaba recibiendo lo más relevante de la producción mundial. Todo el mundo de la ciencia sabe lo que significa publicar en Nature o Science. Es notorio que esas revistas de referencia se escriben en inglés, de modo que los científicos españoles tienen que publicar en esa lengua -la actual lingua franca de la investigación- para poder estar presentes en el concurso internacional. En un reciente trabajo publicado en Arbor (ns 653, mayo de 2000, págs. 1-15), recogí una tabla de la producción científica medida en publicaciones controladas por el Institute for Scientific Information (ISI) de Philadelphia (Pennsylvania, EE UU), correspondiente al período 1993-1997. El total de trabajos publicados de todas las áreas, entre cuyos autores al menos uno tenía su sede institucional en España, fue de 79.047. En ese momento y según esa referencia, el peso mundial de las publicaciones científicas nacionales representaba el 2,37% de las publicaciones científicas del mundo y otorgaba a España el undécimo lugar en la correspondiente clasificación. Acudamos ahora al trabajo publicado por los miembros del Centro de Información y Documentación Científica del CSIC, Elena Fernández, Luis M. Plaza, Adelaida Román, Consuelo Ruiz y M. Carmen Urdín en el Anuario del Instituto Cervantes de 1998 (págs. 257-298). En este escrito, los investigadores del CINDOC consultan en algunas de las principales bases de datos de ciencia y tecnología las cifras correspondientes a los trabajos publicados en idioma español en el período 1992-1996. Los resultados son los de la tabla siguiente. Según estas cifras, la producción de artículos en español representa aproximadamente el 5%o de la producción total. Además, deberíamos matizar estos datos a la baja, teniendo en cuenta que casi la mitad se encuentran en la base Medline y que ésta base, junto a Biosis y CA, acumulan el 90%...

La Semiótica en mil palabras

La actividad humana de la significación no se agota ni con la comunicación idiomática verbal ni con sus diversas posibles transcripciones escritas. Significado y uso de la semiótica. Su historia y evolución en el mundo.