Enrique Andrés Ruiz
Sobre el prestigio politico del arte de vanguardia
Habría que ir pensando en separar el discurso teórico moderno sobre el arte, del discurso -o del curso- de la pintura como disciplina cuyo receptor idóneo es el aficionado por puro vicio o placer: porque mientras que ninguna pintura se deja contemplar desde la desconfianza en la pintura, los falsos teóricos llevan decenios marchando bajo la indestructible divisa ("Pues peor para los hechos") de la ausencia de sentido y significatividad de lo real.