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Para educar el carácter hay que «percibir los sentimientos, preocupaciones e ideas de los estudiantes». Emma Cohen de Lara, profesora titular de Teoría Política en la Amsterdam University College (AUC) y promotora de The Association for Core Text and Courses (Asociación para Textos y Cursos Troncales), considera decisivo que «las universidades cuenten con los espacios y el tiempo necesarios para poder reflexionar sobre estos temas con el alumnado». Ha descrito sus puntos de vista  en una mesa redonda durante las jornadas sobre Educación del carácter en la universidad (de 31-09-21 al 1-10-21), promovidas por UNIR y por el Instituto Cultura y Sociedad (ICSI) de la Universidad de Navarra.

En conversación con Nueva Revista, señala: los grandes libros de la literatura, de la filosofía y de la historia propician que «los universitarios se planteen cuestiones importantes para la vida». Cohen de Lara imparte un curso Sobre la amistad, «un tema fundamental para los jóvenes». Leen a clásicos de la filosofía, como Platón y Aristóteles, pero también relatos de ficción. «En las novelas es más fácil conseguir esa asociación con el carácter a través de la empatía por lo que le sucede al personaje». Una de las novelas que utiliza para ello es Cry, The Beloved Country, escrita por Alan Paton, y que trata de la amistad justo en un lugar históricamente complejo: Suráfrica.

Esta docente holandesa valora mucho el papel ejemplar del profesor: «Si dedico tiempo a mis estudiantes, si, digamos,  respondo a los emails a conciencia y puntualmente, les estoy dando pautas de cómo deben proceder, con la fe de que observen e imiten ese comportamiento». El objetivo es pasar de la educación del carácter desde el punto de vista «intelectual» a una experiencia «mucho más enriquecedora: la amistad entre el profesor y el alumno y entre estudiantes».

Pero no hay que desdeñar solo «lo intelectual». Los grandes libros abren horizontes «que pueden ayudar a educar el carácter». Para avanzar en esta dirección, propone «la creación del vocabulario de las virtudes», actualizado a las condiciones de nuestro mundo. A la vez, encarece descubrir la esperanza porque, «por lo menos mis alumnos en Ámsterdam, sienten mucha inseguridad, no saben qué quieren hacer con su vida». Ella les anima a que aprovechen los fracasos «para reflexionar» y «crecer como personas». Visto desde otra perspectiva: «En las universidades hay que buscar el equilibrio entre la excelencia académica de los alumnos y los errores que pueden resultar beneficiosos».

Director de «Nueva Revista», doctor en Periodismo (Universidad de Navarra) y licenciado en Ciencias Físicas (Universidad Complutense de Madrid). Ha sido corresponsal de «ABC» y director de Comunicación del Ministerio de Educación y Cultura.