Valentí Puig

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Las notas de Valentí Puig: Y Occidente sigue ahí

En el pasado, el declive de la idea de Occidente ha deparado más de una sorpresa, como aquel enfermo casi comatoso que, de repente, salta de la cama con vigor.

Las notas de Valentí Puig: al borde del caos

A cada anuncio de una decadencia sigue el desbordamiento de otra vitalidad.

El capitalismo según Novak

Al morir Michael Novak, adalid del pensamiento liberal-conservador de raigambre católica, hemos podido darnos cuenta de cuánto le debemos sin saberlo.

Las notas de Valentí Puig: el año Trump

¿Cómo será el primer viaje de Trump a Europa? Algunos consensos pueden saltar por los aires. Tal vez eso acelere la reforma necesaria de la OTAN, pero todo es incierto. En su propio país, Trump puede topar con un sistema de controles y equilibrios que históricamente resulta muy atinado.

Las notas de Valentí Puig. Arrecifes de 2017

Terrorismo, política migratoria, secesionismo: he ahí algunos de los esquifes que nos aguardan al pasar la hoja del calendario.

Las notas de Valentí Puig. Deshoras de Europa

El único indicio de una Europa con más voluntad de rehacerse acaba siendo el inesperado François Fillon.

Las notas de Valentí Puig. Regreso a Cacania

Individualismo sin individuos. Empeora nuestro desconcierto invocar la sensación grave, bella y soberbia que tuvo Canetti al saberse el último eslabón de las generaciones de Kafka, Broch, Karl Kraus o Musil. ¿Existen maestros a quienes emular o destronar? Robert Musil pensaba en el escritor como conciencia de su tiempo, superior a su tiempo, abogado de su tiempo, superior a su tiempo, y abogado de su tiempo contra su tiempo.

Las notas de Valentí Puig. Ciclos del declive

·         Fatalistas, tecno-utópicos, apocalípticos y optimistas racionales son los nuevos personajes de la ya antigua escenografía para la idea de una decadencia europea. La declinología ha regresado como comparsa sombrío de los vértigos digitales y la omnipotencia del teléfono móvil en el bullicio trivial de la mente. Bajan los índices de lectura y se derrumban los últimos contrafuertes del elitismo meritocrático. Incontables diagnósticos de decadencia occidental mueblan los museos antropológicos, desde mucho antes de la idiotización del “homovidens” y de la compresión de lo complejo en la simplificación del twitter. El progreso ya no es lo que era. Remodelar las comunidades humanas en torno a valores comunes se hace, casi de repente, una cuesta empinada, un pedregal, un puñado de cenizas. Pero ¿es tan honda la crisis de la conciencia occidental?·         Quizás no lo sepamos hasta conseguir perfilar este cambio de época que, a la manera, de las metástasis, configura nuestro tiempo sin que sepamos lo que nos pasa. Toynbee apelaba a una minoría creativa de la sociedad, porque el crecimiento es la obra de personalidades creativas y todo depende de si consiguen o no que avancen los sectores no creativos de la humanidad, que siempre son abrumadora mayoría. La audiencia del documental sobre las Campos –imitación castiza del imperio de las Kardashian- parece dejarlo todo en manos del retroceso. Spengler, aunque con tantos errores de prognosis, creó una morfología para la interpretación de Occidente. El ángulo de visión ha ido angostándose pero tanto la fórmula de Fukuyama al terminar la Guerra Fría o la tesis del choque de civilizaciones según Huntington, si no acertaban de pleno, nos sugerían algo.·         En el año 2000, Morris Berman certificó el crepúsculo de la cultura americana. Desde entonces la complejidad del declive ha aumentado exponencialmente. La nueva versión de Pokémon conecta con alguna forma de falla neuronal. En plena deconstrucción del discurso público, Facebook genera comunidades en falso, identificaciones ilusorias, redes del mal y a la vez fuentes inagotables de conocimiento. Andamos pisando la línea de sombra, cada vez más desatentos al deber de lucidez y las formas de cohesión pública y privada. Trump ha llegado a Ellis Island en el mismo paquebote que transportó a King Kong. El relativismo nos ha situado en las antípodas de la voluntad de obra bien hecha. Berman escribió que el postmodernismo no solo aporta la negación de la verdad sino también la negación del ideal de la verdad. No hay más verdad que “¡Sálvame!”. 

Las notas de Valentí Puig. Fronteras del ego

Para ser un interlocutor fidedigno el problema es que de tanto constreñir el ego uno puede acabar pareciéndose a un eco manso y algo ininteligente. Quizás sea eso lo que ocurre con James Boswell cuando cuenta la vida del doctor Johnson o cuando Eckermann anota sus conversaciones con Goethe.

Las notas de Valentí Puig. Demasiados pasos atrás

El sí al “Brexit” del electorado británico, sin ser el fin de la civilización europea, afecta a todo un sistema institucional –a veces utopista y otras hipócrita- que teóricamente pretendía aunar el interés común y un idealismo que se fue rebajando hasta convertirse en argot de despacho.

Las notas de Valentí Puig. Al diablo con Soljenitsin

En el Gulag era el número SC 232. Le interfirieron una carta privada criticando a Stalin cuando era capitán de artillería, en la ofensiva final del Ejército Rojo contra Hitler. Cinco años en campos de concentración, un grave cáncer de asombrosa curación, siete años de confinamiento: finalmente, la expulsión.

Las notas de Valentí Puig. Marionetas a puerta cerrada

Una nueva entrega de las notas de Valentí Puig, de la mano de Ignacio Peyró. En esta ocasión, el francés Paul Halter parece ahora mismo el sucesor de los maestros del crimen a puerta cerrada.

Las notas de Valentí Puig. Sobre tumbas y maestros

Una nueva entrega de las notas de Valentí Puig. El escritor quiere nacer desheredado porque supone que así cree más libre cuando en realidad eso le hace impersonal.

Las notas de Valentí Puig. Escritores y profetas

De Huxley a Orwell o Bradbury, un recorrido sobre la literatura distópica con conclusiones inquietantes para nuestro panorama actual.

Las notas de Valentí Puig. Mediático, sombrío y académico

La de Finkielkraut es una prosa altanera, verbosa, intuitiva, con vocación de grandes causas, sobre todo si son causas perdidas.

Las notas de Valentí Puig. Lo que diga el duque

El duque de Saint-Simon es uno de los grandes de la literatura inspirada por el rencor y el alejamiento de los poderes absolutos. ¿Hubo en sus “Memorias” una mínima pasión por convertir la memoria en literatura o estrictamente el afán de contar todo lo visto, como una gran venganza?

«Barcelona cae»: la nueva novela de Valentí Puig

Barcelona cau (2012) es una novela de Valentí Puig que tiene lugar en los últimos días antes de la caída de la Barcelona republicana. Ya ha sido publicada en versión castellana. El séptimo capítulo, publicado en primicia por Nueva Revista, describe el momento álgido de la entrada de las tropas del general Yagüe en la ciudad de Barcelona.

En defensa de la política

La política es la herramienta para articular derechos y deberes. Los ciudadanos nos movemos entre el Estado de Derecho y el Estado de Bienestar.

La Cataluña perpleja y la autocomplaciente

El estetoscopio aplicado al conjunto de la sociedad catalana detecta Earritmias, inhibiciones y una creciente pasividad. Aunque tarde, algunos núcleos empresariales lo van comprendiendo, con mayor diligencia que una clase política paralizada y catatónica, refugiada en los ámbitos simbólicos del viejo nacionalismo, en las inercias de la izquierda o en ambas cosas.