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Si algo caracteriza a nuestra época es aquella “vocación por la nada” que ya Nietzsche señaló como su rasgo principal. Un nihilismo que toma cuerpo en el último tercio del siglo XIX, madura y se enseñorea durante el XX y muestra su universalización en lo que llevamos del presente  siglo. Quiere ello decir, y esto es clave para comprender el libro de Costantino Esposito, que todos nosotros somos de alguna manera hijos de él  en el sentido de que más allá de nuestras creencias, en el nihilismo nos movemos, respiramos y existimos. Si no tenemos esto en cuenta ni comprenderemos bien la época en que se nos ha dado vivir ni a nuestros semejantes ni, más radicalmente, nuestro propio yo. Pero al mismo tiempo si así son las cosas, entonces los límites de nuestro tiempo, cada vez más evidentes, son por ello mismo las insuficiencias sustantivas de ese nihilismo que está en su misma base.

“El nihilismo de nuestro tiempo. Una crónica”, de Costantino Esposito. Ediciones Encuentro, 2021. 195 páginas. 19 euros

Esa es la perspectiva sorprendente que adopta este profesor italiano  de Filosofía de la Universidad de Bari: reflexionar sobre el nihilismo desde dentro del mismo y no desde sus  afueras en las que solo nos es dado lanzar contra él invectivas  tan ininteligibles ya como estériles. Y que además no dan cuenta y razón de un fenómeno paradójico de nuestros días: la actitud nihilista se ve a menudo salpicada -contradictoriamente-  del cumplimiento de valores y virtudes muy valiosos, como hemos comprobado en la abnegación del personal sanitario durante los peores momentos de la actual pandemia. Como si más allá de abolir cualquier sentido posible de nuestras vidas y las ajenas propio de una época nihilista, permaneciese en el fondo de la realidad y del ser humano una plenitud de sentido que nos envuelve más allá del nihilismo propuesto.

La tesis de Esposito es que el nihilismo se revela insuficiente para dar cuenta y razón de las numerosas manifestaciones de lo real en torno nuestro

El libro de Esposito recoge una serie de artículos, diez, que publicó en L’Osservatore Romano en el primer semestre de 2020 bajo el título Crónicas desde el nihilismo. Para nuestra edición en forma de libro se extendieron los artículos y se añadieron ocho  más, sin perder el lenguaje sencillo y comprensible de la redacción  periodística original. Escritura ágil que combina  la reflexión filosófica con el análisis de series de TV -estupenda su digresión sobre True Detectives del cap. XVIII-; películas – Inside Out-;  y relatos como La carretera de Cormac McCarthy con que  abre el libro. Lo que resulta una cartografía del fenómeno nihilista muy detallada en sus diferentes manifestaciones actuales, sin olvidarnos de la piedra de toque que también para dicha corriente ha supuesto la experiencia del COVID 19. Donde hemos comprobado que la cosmovisión nihilista no ha estado a la altura de la realidad de una pandemia que en ella misma lleva inserta la fuerza de lo real- opuesto a la nada- y sus múltiples sentidos. Como escribe Esposito al comienzo del capítulo VIII que lleva el sugestivo título de “La gratitud de haber nacido”:

“La angustia de estos meses de pandemia a causa del COVID 19 saca a la  luz de forma evidente la actitud nihilista que marca por completo el modo de concebirnos a nosotros mismos y la realidad. Además, muestra de golpe claramente que el nihilismo no está a la altura de la crisis que estamos viviendo durante este tiempo. Las preguntas que nacen de la asfixiante emergencia sanitaria indican  que la construcción nihilista de la vida y de la cultura, de la política y de la sociedad, están saltando por los aires desde dentro.” (p. 53).

Y es precisamente el análisis de la realidad, lo que enhebra los diversos  capítulos que abarcan -cada uno por separado- distintas caras del poliedro de lo real que se nos ofrece a nuestra mirada actual: desde la evidencia de un sujeto que conoce y un objeto que es conocido, el tema de la felicidad, hasta la noción de certeza y verdad, pasando por el enigma de nuestra libertad que se nos sigue dando, a pesar de la proclama nihilista, como un hecho irreductible. En este sentido, el libro viene a ser un estimulante paseo por las diversas manifestaciones del ser, bien sea a través de la vida misma con su mundo de fondo, bien sea a través de la existencia del ser humano que discurre entre cosas y otros diversos.

El libro dibuja una  cartografía  del fenómeno nihilista muy detallada en sus diferentes manifestaciones actuales 

La tesis de Esposito clarea así  a medida que avanzan las páginas: el nihilismo se revela insuficiente para dar cuenta y razón de las numerosas manifestaciones de lo real en torno nuestro. Y a medida que se ha ido extendiendo urbi et orbi ese nihilismo, la misma realidad nuestra y del mundo ha ido desplegando a su vez toda la riqueza del ser que se opone a la marea “ordenada e uniforme” de la nada con los diques de sus diversas manifestaciones y complejidades caóticas de lo real. Porque como ya Jünger atisbó, al nihilismo solo le gusta el orden y no el caos. Y frente a la reducción nihilista, lo real siempre nos sorprende inesperadamente como percibió Virginia Woolf, esa grandiosa “nihilista” tan contradictoria:

“Nuestras jornadas están hechas de “momentos de ser”, aunque estos se encuentran “recluidos” (embedded) en momentos de no-ser, mucho más numerosos.  […]  Gran parte de la jornada es vivida sin conciencia, pero gracias a la sacudida violenta y repentina en momentos excepcionales, algo acontecía con tal violencia que nunca lo olvidaría.”(p. 87)

Y aquí me parece que está el puente de comprensión que procura construir Esposito. Si entendemos al hombre al modo agustiniano como algo oscilante entre el ser y la nada, entonces cabe desde su peculiaridad hacerse cargo de la realidad con sus zonas de  nada -por ejemplo la muerte- sin dejarse arrastrar forzosamente por ella. Y mostrar de paso las “sorpresas” del ser bien opuestas a aquella “nada que nadea” de Heidegger que hoy en su presunto apogeo nos revela, impotente, el comienzo de su ocaso.

Profesor de Gestión Internacional de Recursos Humanos en la Universidad de Alcalá. Autor del libro “Un montón de imágenes rotas. La tierra baldía, cien años después” (Ediciones Encuentro).