“Los retos en América Latina tienen una solución: ponerse de acuerdo; la región se enfrenta a grandes desafíos, pero la inmensa mayoría de la sociedad reclama el entendimiento” afirmó el expresidente del Gobierno español Felipe González en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).
González participó en la presentación del cuaderno monográfico, “América Latina. Mirar al futuro”, coordinado conjuntamente por Gaspard Estrada y la Fundación Felipe González y publicado por Nueva Revista.
El acto fue presentado por el exministro Jordi Sevilla, presidente del Consejo Social de UNIR, que aludió a los vínculos de esta universidad y América Latina, y el coloquio posterior estuvo moderado por Rocío Martínez-Sampere, directora de la Fundación Felipe González.
Durante su intervención, Felipe González indicó que ante los problemas de integración de América Latina y la crisis de las democracias, es preciso “definir qué entendemos por los valores democráticos para llegar a una cierta ética del entendimiento, que no está adscrita a una ideología, sino al respeto a unos pilares de convivencia”. Agregó que “si esto no se consigue fracasarán los intentos de integración”.
Señaló que existe “un sentimiento de grieta” entre gobernantes y ciudadanos, pero que éstos últimos “tienen una fantástica intuición: piden a los políticos ‘pónganse de acuerdo’”.
Y en Latinoamérica hay elementos de base para el acuerdo: “la enorme reserva de biodiversidad, el pulmón del mundo, que puede convertirla en una potencia verde; o la posibilidad de la transformación digital, unida a la diversificación del aparato productivo; o una cierta unión en materia de educación o de salud”. Pero a través de “pequeños pasos en los que se puede estar de acuerdo, como hizo la Unión Europea, en un proceso que aún no ha acabado”.
Felipe González aludió también, en otro momento, al patrimonio que supone la lengua española, “que compartimos 500 o 600 millones de personas”; y que es “un gran instrumento de comunicación, tanto para los negocios como para la educación” y no sólo eso, sino también “una lengua cultural, un instrumento de cultura”.
EL PODER POLÍTICO NO ES UN OBJETIVO, SINO UN INSTRUMENTO
A pesar de las dificultades, agravadas por la pandemia, “América Latina tiene grandes oportunidades por delante” agregó quien fuera presidente del Gobierno; “pero tiene que empezar a pensar que el poder político no es un objetivo sino un instrumento para desarrollar un proyecto de cambio”.
Ahora que “la democracia está siendo denigrada”, puntualizó que “el problema no es de la democracia, sino de la eficiencia de la toma de decisiones. La fragilidad del sistema es su debilidad y fortaleza”.
“La democracia no garantiza el buen gobierno, porque las democracias son reglas de juego y los gobiernos pueden fracasar; pero la democracia garantiza que podamos echar al gobierno que no nos gusta”
Explicó que, a largo plazo, “los sistemas democráticos tienen un valor superior por su capacidad para corregir errores”. Pero para que haya democracia tiene que “haber democracia electoral”. En ese sentido, “la democracia no garantiza el buen gobierno, porque las democracias son reglas de juego y los gobiernos pueden fracasar; pero la democracia garantiza que podamos echar al gobierno que no nos gusta”, apostilló.
González se mostró optimista ante el futuro de América Latina y concluyó diciendo: “Mi esperanza está intacta y las ganas de luchar por aquello en lo que creo”.
En el acto también intervino Gaspard Estrada, director del Observatorio Político de América Latina y el Caribe, y coordinador del Cuaderno. Indicó que la pandemia ha marcado un antes y un después en la región, ya que tiene “más del 30 por ciento de los muertos por Covid, cuando solo alberga el 10 por ciento de la población mundial”, lo cual implica “una reflexión sobre los problemas de desigualdad, representación y de su posicionamiento frente al mundo”.
El monogrático trata de responder a la pregunta de “hacia dónde va América Latina”, añadió. Cuenta para ello con las firmas de catorce destacados expertos, politólogos, economistas y dirigentes de organismos internacionales, que hacen un balance político, económico y social de la región; y reflexionan sobre sus perspectivas de futuro.