Ignacio Villaverde es catedrático de Derecho Constitucional y rector de la Universidad de Oviedo. Estudió Derecho en esta universidad y durante trece años fue letrado adscrito al Tribunal Constitucional. Doctor cum laude con una tesis sobre el derecho a ser informado, ha centrado sus investigaciones en los derechos de libertad de expresión e información, protección de datos personales, transparencia y la teoría general de los derechos fundamentales.
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Avance
“La extensión universitaria es el alma de la universidad; y no puede ser una elección, sino que es un deber” asegura Ignacio Villaverde. Se trata de una misión irrenunciable, en la medida en que expande el conocimiento en la sociedad y “contribuye a formar no sólo profesionales sino también ciudadanos con pensamiento crítico”, como propugnaba el exdecano de Harvard Harry R. Lewis.
“La extensión universitaria tiene que ser la nueva manera de expresar el compromiso social de las universidades, con la comunidad y el entorno”, en contacto con los agentes sociales. Por eso, es necesario “incorporar la extensión universitaria como un eje transversal en cualquier planificación estratégica de una universidad del siglo XXI”. La universidad es “la herramienta más poderosa de redistribución de riqueza y bienestar social”, que la digitalización está potenciando.
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ARTÍCULO
“La extensión universitaria es el alma de la universidad; y no puede ser una elección, sino que es un deber” afirmó Ignacio Villaverde, catedrático de Derecho Constitucional y rector de la Universidad de Oviedo. Explicó que el fin de la extensión es “la interacción de sus estudiantes y docentes con el entorno social”; y añadió que “si hay una misión irrenunciable de las universidades es formar no solo profesionales sino ciudadanos con pensamiento crítico», tal como preconizaba el exdecano de Harvard College, Harry R. Lewis.
El profesor Villaverde expuso estas reflexiones en una sesión sobre “La función cultural y la extensión universitaria” celebrada en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR). Se trataba de la cuarta sesión del ciclo “La dimensión social de la universidad”, dirigido por Rafael Puyol, presidente de UNIR.
Tras la presentación del ponente, por parte del rector de UNIR, José María Vázquez García-Peñuela, y la introducción de la sesión, a cargo de Rafael Puyol, el profesor Ignacio Villaverde comenzó recordando que la extensión universitaria nació, a finales del siglo XIX, “de la mano del Grupo universitario de Oviedo, herederos de la Institución Libre de Enseñanza, muy marcada por la cuestión social, con el fin de mejorar la formación de las clases obreras”.
Actualmente, y en un contexto muy diferente, la extensión universitaria es “una oportunidad para recuperar el alma de la universidad”, en el sentido de fomentar el pensamiento crítico y de transferir a la sociedad, el conocimiento generado mediante el estudio y la investigación.
Las universidades son “las mayores factorías de conocimiento que existen y por tanto de transferencia de ese conocimiento, ligado a la construcción de futuro”
Todo ello, mediante una serie de ejes o líneas de actuación. Por un lado, “la extensión universitaria tiene que ser la nueva manera de expresar el compromiso social de las universidades, con la comunidad y el entorno” señaló el ponente. Lo cual es un mecanismo de dación de cuentas y ejercicio de responsabilidad social. Argumentó que las universidades son “las mayores factorías de conocimiento que existen y por tanto de transferencia de ese conocimiento, ligado a la construcción de futuro; y que pueden decirles a las empresas dónde van a estar dentro de veinte años”. En este sentido, tienen valor para ser palancas de cambio: “somos cabezas tractoras de la transformación de las sociedades”.
Espacios de encuentro de agentes sociales
En segundo lugar, los programas de extensión universitaria “deben de ser un generador de espacios de encuentro de agentes sociales, en particular, los ayuntamientos”. Para ello es preciso escuchar a esos agentes, a las empresas etc. y estar en disposición de atender a sus necesidades. En tercer lugar, la extensión universitaria “tiene que convertirse en una herramienta de internacionalización”, dado que actualmente las universidades compiten en un mercado global.
Por todo ello, subrayó el experto, es necesario “incorporar la extensión universitaria como un eje transversal en cualquier planificación estratégica de una universidad del siglo XXI”. Si no lo hiciéramos -agregó- “no estaríamos cumpliendo nuestra misión como transformadoras culturales».
Villaverde argumentó que “la universidad ya no monopoliza el conocimiento, ni la formación”, y recordó que “Google pondrá sus propios campus”. Por eso, “la extensión va a ser un elemento estructural de la estrategia de las universidades. Podemos tener un papel de liderazgo en generar progreso en el territorio”. Además, “ya no existe un mercado cautivo universitario, ahora los alumnos deciden dónde quieren estudiar. Eso libera a las universidades de su perfil generalista (la necesidad de ofertar todo), pero, a cambio, les exige competir en un mercado global”.
El profesor Villaverde puso varios ejemplos de actuaciones concretas llevadas a cabo en la Universidad de Oviedo, en materia de extensión universitaria, que han incentivado la escucha activa, la inclusión y la deslocalización.
Cambio de paradigma
A preguntas de Rafael Puyol, Ignacio Villaverde afirmó que “extensión universitaria e impulso social no son lo mismo, pero están profundamente ligados”. E indicó que la la universidad es “la herramienta más poderosa de redistribución de riqueza y bienestar social”. “Con universidades potentes -añadió- hay sociedades sanas y con movilidad social, de la que se beneficia el entorno”.
Indicó, por otro lado, que “la extensión en el siglo XXI es imposible sin digitalización, y que ésta la potencia de forma brutal, ya que proporciona posibilidades de extensión y expansión, y permite llegar a muchos sitios, con abaratamiento de costes”.
Con la revolución digital, además, “ha cambiado por completo el paradigma”, así como las necesidades de una demanda nativa digital -la generación de la imagen y la gameboy– ante “la que debe adecuarse la oferta universitaria si no quiere perderla”.
Herramienta para el pensamiento crítico
Concluyó citando nuevamente a Harry R. Lewis, al subrayar que la extensión universitaria es “una herramienta para influir y entrenar a las nuevas generaciones en el pensamiento crítico, en un paradigma tecnológico que lo ha cambiado todo”. Ahora, “en el mundo de las fake news, hay una especial necesidad de poner en juego ese pensamiento crítico para luchar contra la mentira”.