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“El aprendizaje continuo (lifelong learning), y para todas las personas es un reto y una oportunidad para las universidades, que van hacia un modelo más híbrido, con espacios físicos y virtuales combinados y enfoques más flexibles” afirmó Juan Romo, catedrático de Estadística, rector de la Universidad Carlos III y presidente de Crue, en una sesión sobre “Una universidad para todas las edades y todas las necesidades” celebrada en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).

Se trataba del debate inaugural del ciclo “La dimensión social de la universidad”, dirigido por Rafael Puyol, presidente de UNIR. También participó como ponente, Javier Uceda, director de la Cátedra Unesco de Gestión y Política Universitaria y exrector de la Universidad Politécnica de Madrid.

Rafael Puyol.

Rafael Puyol introdujo la sesión recordando que “todavía hay una formación escasa a lo largo de toda la vida”, a pesar de su creciente necesidad; y planteó a los ponentes “si las universidades van a estar a la altura de ese gran reto”; y si van a ser “capaces de formar a ese millón de profesionales que para 2050, según las encuestas, van a ver desactualizados sus conocimientos”.

“En un escenario en constante transformación, la búsqueda del saber ya no ocupa un período de nuestra vida, sino toda ella”

“El aprendizaje continuo es la respuesta ante el avance exponencial del conocimiento y de las habilidades y competencias” que demandan actualmente las empresas, indicó Juan Romo. En “un escenario en constante transformación” como el actual, “la búsqueda del saber ya no ocupa un período de nuestra vida, sino toda ella”, de suerte que es preciso seguir formándose.

Recordó que, “a mayor tasa de estudios, menor tasa de desempleo”. Según la Encuesta de Población Activa, mientras que el porcentaje de desempleo en España para la población analfabeta es del 5 %, el de las personas que han cursado educación superior se reduce al 10,3%. La tasa de empleo en 2019 de los graduados universitarios del curso 2013-2014 fue del 86,1%, y la de titulados en Máster, del 87,3%.

Una de las grandes carencias es “el déficit de talento”, una cuestión «crítica» en España, “por la falta de formación, sobre todo entre los desempleados” resaltó.

Romo enumeró las ventajas del aprendizaje para toda la vida, tanto para el profesional («garantiza el valor de la formación inicial adquirida; aumenta la capacidad de adaptación; aporta nuevas competencias») como para las empresas («impulsa su  desarrollo»).

“Impulsar la universidad para todas las edades es una prioridad en el Espacio Europeo de Educación Superior; y España tiene mucho margen de mejora”

El ponente observó que los universitarios terminan su formación a los 22 o 23 años (o a los 25 si hacen un máster), pero “actualmente la búsqueda del saber ya no ocupa un período de nuestra vida, sino toda ella”. Por eso, “impulsar la universidad para todas las edades es una prioridad en el Espacio Europeo de Educación Superior; y España tiene mucho margen de mejora”. Máxime teniendo en cuenta que dentro de 20 años, habrá cerca de 200.000 estudiantes menos de entre 18 y 29 años, que ahora representan el 94% de quienes cursan grado y posgrado.

Los países del Norte de Europa marcan el camino

Recordó el ponente que “España está ligeramente por encima de la media de la UE en cuanto a niveles de participación de aprendizaje para adultos de la población con educación superior; si bien está por debajo de Francia, Holanda, Austria, Suiza, Suecia, Dinamarca, Noruega y Reino Unido”. “Los países del Norte de Europa marcan el camino” apostilló.

Según datos de Crue, las universidades públicas de España ofertaron en el curso 2019-2020, 1.584 cursos de experto, 1.124 de especialista y 2.029 de máster; en tanto que las privadas ofertaron, 229 cursos de experto, 332 cursos de especialista y 273 cursos de máster. Y la modalidad de enseñanzas propias presentó en 2019 un crecimiento del 28% respecto al año 2013.

La clave es la flexibilidad

“Lo que necesita el sistema universitario para responder a este reto es la flexibilidad” afirmó Romo. En concreto “flexibilizar la docencia; introducir micro credenciales y proporcionar ofertas abiertas al diseño de sendas personalizadas y a medida de quienes optan por formarse durante toda su vida; y apostar por los títulos de experto y los cursos cortos de especialización”.

Al propio tiempo, es preciso que las universidades “aumenten la cooperación y colaboración con el tejido productivo, que reclama mucha rapidez –y a la vez mucha calidad– en los procesos de formación, tanto en el upskilling (formación para optimizar el desempeño) como en el reskilling (reciclaje laboral) de los profesionales”.

La importancia del marco legal

Romo destacó que “el Real Decreto 822/2021 introduce, por primera vez de forma expresa, los títulos propios y las micro credenciales, que permitirán, en un marco europeo e internacional, certificar resultados de aprendizaje adquiridos en entornos formativos muy diferentes”.

Desde Crue, señaló Romo, se está trabajando con “el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) y Fundae para que las universidades puedan participar activamente en la formación a lo largo de la vida, a través de programas alineados con el catálogo de especialidades formativas del SEPE”.

Por otro lado, “las tecnologías educativas, conocidas como EdTech, proporcionan modelos y herramientas muy útiles para ampliar el potencial de la enseñanza y el aprendizaje dentro y fuera de la clase, tanto para estudiantes como para docentes”. Un ejemplo de esta apuesta de las universidades por la Lifelong Learning son “los cursos en línea masivos y abiertos, los MOOCs, formatos muy apropiados para la formación continua con dos grandes ventajas: la personalización del aprendizaje y su gratuidad”.

El presidente de Crue concluyó recalcando que la universidad del futuro “se encamina a la personalización del aprendizaje”. De forma que “cada estudiante podrá preparar su bolsa de credenciales, mezclando computación con medicina o historia, por ejemplo. Los grados, tal como están planteados, son excesivamente rígidos”.

Y puso como ejemplo de buenas prácticas de modelos flexibles a “UNIR, que está desarrollando una gran tarea en Latinoamérica, donde la necesidad de formación allí es inmensa”.

Uceda: un enorme cambio en la demanda de formación

Javier Uceda, por su parte, destacó que “hay que formar veinte millones de empleos en 5 años en el ámbito de la  transformación digital; y el sistema no es suficiente”, según ha señalado el presidente de Telefónica, José María Álvarez Pallete, en el Foro de Davos.

Se espera, indicó, “un enorme cambio en la demanda de formación, que será en cantidad y en edad, y ahora no estamos en condiciones de atenderla”. Añadió que la industria europea “va a verse afectada por la revolución verde y la revolución digital; eso nos llevará a que en cinco años habrá 120 millones de europeos con necesidades de upskilling y reskilling”.

Y coincidió con Juan Romo en afirmar que “la universidad del futuro será más flexible o no será”, de forma que es imprescindible construir “un marco flexible y de calidad en el que las universidades y otros agentes puedan actuar con instrumentos adecuados a los retos planteados”.

Próximas sesiones del ciclo

En las siguientes sesiones del ciclo “La dimensión social de la universidad” se abordarán El impacto de las universidades en los territorios, con Andrés Fernández Pose, de London School of Economics, e Isabel Díez-Vial, vicerrectora de Transferencia de UNIR; Los retos pendientes para la mujer, con Amaya Mendikoetxea, rectora de la Universidad Autónoma de Madrid; La función cultural y la extensión universitaria, con Ignacio Villaverde, rector de la Universidad de Oviedo; y finalmente, La colaboración público-privada en el ámbito universitario, con Antonio Abril, presidente de la Conferencia de Presidentes de los Consejos Sociales de España.