Nuño Aguirre de Cárcer

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Diplomático. Primer embajador de España en la OTAN

La continuidad de Helsinki

El autor tuvo una participación principal en la primera Conferencia de Seguridad y Cooperación Europea (CSCE), celebrada en Helsinki hace 5 años, donde propuso, con éxito, la continuidad de la misma, con el fin de mantener vivo el consenso logrado entre 33 Estados europeos y dos norteamericanos sobre la necesidad de respetar una serie de principios jurídicos y normas de conducta en las relaciones intereuropeas. Uno de los aspectos más interesantes y debatidos de la Conferencia sobre la Segundad y la Cooperación en Europa fue el de su posible continuidad. Se trataba de decidir si era conveniente prever alguna fórmula que mantuviera vivo el espíritu de la CSCE. o bien si, a su término, procedía sencillamente darle carpetazo y archivarlo lodo. Los occidentales, y en particular los Estados Unidos y Francia, eran partidarios de lo segundo, para evitar que la URSS pudiera utilizar la continuidad de la CSCE como un medio para vigilar las actividades políticas de Occidente. Los países de Europa oriental vetan, en cambio, acertadamente, que la continuidad del proceso de Helsinki les habría de permitir tener un modelo para las relaciones entre Estados europeos soberanos independientes, en lugar de seguir sometidos a la doctrina Breznev de «soberanía limitada». Como ejemplo significativo de esta actitud está el hecho de que los disidentes en algunos de esos países, como Checoslovaquia. se «agarraron» al espíritu y a la letra del Acta Final para organizar su movimiento «Carla 77». La postura que mantuve fue naturalmente favorable a no desperdiciar una ocasión histórica. única desde el Congreso de Viena de 1815. en que 33 Estados europeos y dos norteamericanos habían llegado a un consenso sobre la necesidad de seguir una serie de principios jurídicos, de normas de conducta, en las relaciones entre las naciones europeas. a la vez que se esbozaban también unas medidas de confianza que harían retroceder el espectro de un conflicto bélico en territorio europeo. Fue esta tesis la que finalmente se aceptó, en la forma de sucesivas Conferencias de seguimiento (Belgrado, Madrid. Estocolmo. Viena) en las que se examinara el cumplimiento por los países miembros de aquellos principios, de aquellas normas de conducta, fijados en un texto, el Acta Final de Helsinki, cuya tinta no se había secado aún. Estas Conferencias de seguimiento han servido también para desarrollar con más detalle aquellas normas originarias, para buscar su aplicación concreta en algunos campos (por ejemplo, el Mediterráneo, motivo de preocupación española desde el primer momento). Se encontró la manera de asociar a algunos de nuestros trabajos a países no europeos ribereños del Mediterráneo, y en esto también España fue la pionera, junto con Francia. Ya desde enero de 1973 sugerí' la posibilidad de que, al margen de la Conferencia propiamente dicha, se instrumentaran «grupos de contacto» en que, sin necesidad de sentarse frente a frente, palestinos e israelíes buscaran cauces de entendimiento. E) embajador británico rechazó la idea diciendo que se trataba de un conflicto distante y distinto, que no afectaba directamente a Europa... Tan sólo nueve meses más tarde estallaba,...