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La memoria y la historia son cosas distintas, y hay una raya roja que no podemos cruzar” afirmó el historiador Manuel Lucena, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en una sesión del seminario Pensar el siglo XXI, celebrada en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).

Puntualizó Lucena que la “historia no es ficción, sino ciencia verificada y verificable”, ceñida al “estudio de las fuentes”; y que los historiadores “no podemos inventar o ficcionalizar”, en alusión a los intentos que se están dando actualmente de reescribir “el pasado de España y de América Latina”.

El ciclo de conferencias está organizado por el Consejo Social de UNIR, y dirigido por el catedrático emérito de Sociología Emilio Lamo de Espinosa. En la sesión sobre “Memoria e historia en España y América” también intervinieron Fernando Rodríguez Lafuente, profesor universitario, crítico literario y gestor cultural; y la periodista Maite Rico, subdirectora de El Mundo y excorresponsal en México y Centroamérica.

La anomalía geografica, la pornomiseria o el victimismo son algunos estereotipos negativos que pesan sobre Hispanoamérica  

Manuel Lucena reivindicó el carácter científico de la historia, citando a Santos Juliá y su libro Elogio de historia en tiempo de memoria, y a David Rieff y su obra Contra la memoria. Añadió que es preciso hacer frente a “los estereotipos negativos que pesan sobre nuestra historia y que son ficción y no historia”.  Entre estos se refirió, en el caso de Hispanoamérica a “la anomalía geográfica; el estar condenados al caudillismo -como si no hubiera habido caudillos en EE.UU. o Alemania-; la pornomiseria; o el victimismo, según el cual la culpa siempre es del otro”.

Uno de los padres fundadores de los estereotipos fue «Tocqueville al señalar que las repúblicas del Caribe y América del Sur estaban condenadas al desorden y al fracaso»

“El indigenismo como ideología de estado desarrolla la ficcionalización del pasado”, indicó el experto. Y añadió que frente a ello habría que recordar algunas verdades históricas: “que la conquista la hicieron los indígenas y la independencia los españoles”; y, de hecho, “Tenochtitlán fue tomada por mil españoles y 60.000 indígenas, enemigos de los aztecas”; o que “no hubo indígenas partidarios de la independencia”.

Recordó, entre otros ejemplos, que hubo, en cambio, destacados americanos en la Guerra de la Independencia contra Napoleón, y que «en la batalla de Bailén, en 1808, había un joven oficial, José de San Martín, el futuro libertador de Argentina, Chile y Perú».

“No hay país en Europa que tenga peor imagen de sí mismo que España” subrayó Lucena

“No hay país en Europa que tenga peor imagen de sí mismo que España” subrayó Lucena. Y sin embargo, es preciso que “imperialicemos o globalicemos nuestra propia historia”. Y añadió que “el peso del pasado no puede determinar el futuro que vamos a construir”.

En este sentido, el historiador recordó que nos encaminamos hacia “un mundo postnacional, hacia un mundo de ciudades en red”.

Maite Rico: “El español en Latinoamérica genera  respeto y admiración, y por otro lado, resentimiento”

Maite Rico, por su parte, llamó la atención sobre la dicotomía del español en Latinoamérica, que “genera respeto y admiración, y por otro lado, resentimiento”. Esto último se debe, en parte, “a la visión indigenista de la historia, que se ha ido imponiendo”.

Maite Rico.

Inicialmente esa visión fue “un producto criollo e intelectual”, pero a partir de los sucesos de 1968, “el indígena fue convertido en sujeto de la historia y fue utilizado como conejillo de Indias de los movimientos armados de inspiración marxista” agregó.

Maite Rico subrayó que “América Latina fue el lavadero de conciencia de Europa durante años”.

Rodríguez Lafuente: “Estamos en un momento grave de involución, con la voladura del concepto de verdad y la crisis del concepto de progreso”

Finalmente, Fernando Rodríguez Lafuente, afirmó que “estamos en un momento grave de involución, tras el progreso técnico, económico, y de libertades” vivido tras la Segunda Guerra Mundial. Con dos cuestiones clave: “la voladura del concepto de verdad y la crisis del concepto de progreso”.

Fernando Rodríguez Lafuente.

Contribuye a esa involución la confusión de historia y memoria. Esta última -advirtió- es “selectiva, arbitraria, caprichosa” y su clave “es el olvido”. Añadió que la “mayor salvajada intelectual es ver los hechos del pasado con la mentalidad del presente”. Lo cual es peligroso, porque “toda realidad ignorada prepara su venganza”, apostilló citando a Ortega y Gasset.

Entre las consecuencias de la involución, Rodríguez Lafuente destacó el “papanatismo cultural, el acoso a lo íntimo, o el desvanecimiento del concepto de auctoritas”.

Coincidó con Manuel Lucena y Maite Rico en señalar el carácter impostado de muchos de esos fenómenos. Y subrayó que hay “una voluntad de ingeniería social que supone un ataque a la libertad individual.

Doctor en Comunicación. Periodista y escritor. Coordinador editorial de Nueva Revista.