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Hace casi veinte años, Samuel P. Huntington, el politólogo que desde principios de los noventa venía hablando de choque de civilizaciones —primero en un artículo, luego en un libro— y convulsionando con sus teorías las relaciones internacionales y el orden mundial, escribió una secuela de sus propias publicaciones centrada en su país y el auge de la inmigración latina. Se tituló ¿Quiénes somos?: Los desafíos a la identidad nacional americana, lo publicó Paidós y, a la postre, sería su último libro, ya que Huntington murió cuatro años después, en 2008.

Samuel P. Huntington: «¿Quiénes somos? Los desafíos a la identidad nacional estadounidense». Paidós, 2004.

En la obra Huntington repetía argumentos de su obra capital, El choque de civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial, en versión latina. Para Huntington, la inmigración hispana podría llegar a dividir América en «dos pueblos, dos culturas y dos lenguas» provocando el  consabido «choque de civilizaciones». En un artículo publicado en aquella época —recordemos, 2004— en The Economist se hablaba de su «valentía intelectual. El mundo de los negocios no quiere hablar de inmigración porque consideran a los inmigrantes una maravillosa fuente de mano de obra barata. Y los activistas demócratas no quieren hablar de los inconvenientes porque consideran a los latinos una maravillosa fuente de demócratas». Quisieran o no los demócratas, la inmigración latina en EE.UU. es uno de los fenómenos y, por tanto, temas, de la época: mucho se habló y se habla de ella desde entonces. Su influencia y su poder, en todos los niveles, no han hecho sino aumentar en estas dos décadas en todos los niveles.

Asimilación completada (con éxito)

Una de las grandes dudas y reparos que planteaba Huntington era si la comunidad latina sería capaz de asimilar la «cultura anglosajona protestante». Olvidaba, según recordaba el artículo de The Economist, que «asimilación» no es absorción, ni mimetización y que mucho ha cambiado y «se ha ampliado la noción fundamental de la identidad en Estados Unidos desde que los puritanos colonizaron Massachusetts. La asimilación —prosigue el artículo— es una vía de doble sentido: los grupos de inmigrantes se adaptan a la corriente predominante en Estados Unidos, pero también la redefinen y enriquecen, aportando algo propio».

La asimilación es una vía de doble sentido: los inmigrantes se adaptan al país y este se redefine y enriquece

Y tanto. En un reciente artículo de BBC Mundo, se ofrecen datos actualizados sobre la influencia y aportación de lo latino y los latinos a EE.UU. Todos redundaban en su poderío demográfico, económico, social…, destacando el que habían llevado al titular: Si los latinos en EE.UU. constituyeran un país «sería la quinta economía del mundo». El dato sale de un informe encargado por una organización llamada Latino Donor Collaborative (LDC), cuyo objetivo es analizar y destacar el rol socioeconómico de este grupo en el contexto estadounidense. Para ello se encargó un estudio a distintos expertos de dos universidades californianas y los resultados confirmaron «la preponderancia de la economía latina estadounidenses en el crecimiento de la economía general del país», tal y como se lee en el propio informe.

Algunos datos destacados de dicho informe, titulado 2022 LDC U.S. Latino GDP (Gross Domestic Product, el equivalente al Producto Interior Bruto), que ayuda a ponerlo en contexto son:

  • Los latinos en EE.UU. generaron 2,8 billones de dólares en 2020, el equivalente a México y Brasil juntos.
  • En términos de PIB, su cifra sería mayor que el de Reino Unido, India o Francia.
  • La cantidad experimenta un fuerte aumento en los últimos años: en 2015 fue de 2,1 billones y en 2010 de 1,7 billones. La epidemia no ha hecho resentirse el volumen de negocio de la economía latina.
  • Solo EE.UU., China, Japón y Alemania tuvieron un PIB mayor en 2020 que la economía latina estadounidense.

Según un informe que cuantifica la economía latina en los EE.UU. —algo así como un PIB latino— esta ocuparía la quinta posición en el ranking mundial

Nueva gente, nuevas ideas

Volviendo al tema de la identidad y la asimilación, el artículo de The Economist le reprochaba también a Huntington su visión simplista de la identidad y le tranquilizaba: «Los inmigrantes son muy capaces de abrazar más de una cultura y de ser mexicanos en casa y anglosajones en el trabajo». Su conclusión, aparte de subrayar los retos y conflictos que a menudo conlleva el fenómeno de la inmigración (economía sumergida, políticas lingüísticas y sociales) es que los beneficios superaban con creces a los perjuicios: «El coste de cerrar las fronteras sería mucho mayor que mantenerlas abiertas, privando a la economía de algunos de sus trabajadores más enérgicos. A lo largo de su historia, la gran fuerza de Estados Unidos ha sido su capacidad para integrar nuevas personas y las nuevas ideas que traen consigo. No hay razón para pensar que esto cambiará sólo porque la nueva gente venga a través del Río Grande en lugar de cruzar el Atlántico».