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Ofrecemos a continuación una entrevista a Carlos Malamud, que ha intervenido con una ponencia sobre El mundo latinoamericano la geopolítica actual, en el I Congreso Internacional Hispanoamericano.

[Transcritas, y ligeramente editadas, las respuestas de Carlos Malamud son las siguientes]:

En la sesión sobre la geopolítica en América Latina ha estado sobre la mesa los efectos de la guerra de Ucrania sobre la región, cómo afectó la postura de los diversos gobiernos regionales, qué impacto económico ha tenido, cuáles son las opciones de futuro y las oportunidades que para la región se brinda.  A continuación hablamos sobre los procesos de integración regional en América Latina; y cómo la fragmentación existente y la heterogeneidad complican los consensos, tanto en materia regional como internacional de la región. La integración regional atraviesa un momento bastante complicado; y esto también penaliza la relación de América Latina con los principales actores internacionales, comenzando por China y Estados Unidos, ya que es imposible negociar de forma coordinada y hay que negociar de forma bilateral, con lo que se debilitan las posiciones interiores.


Otra cuestión central fue cómo los nuevos gobiernos de izquierda, que están surgiendo al socaire de procesos electorales, se van a relacionar con EE.UU (Carlos Malamud)


¿Cuál es la relación de América Latina con Estados Unidos? Un vecino que siempre ha tenido una relación muy peculiar con todo el Continente, un vecino que ha sido muchas veces hegemónico, que ha dictado las políticas de los gobiernos, pero que otras veces también ha pasado por momentos de aislamiento o de poderío relativo, menguado. Y esta es, precisamente, una de esas de esas coyunturas. Y en relación con este tema, otra cuestión central fue cómo los nuevos gobiernos de izquierda, que están surgiendo al socaire de procesos electorales, se van a relacionar con EE.UU., toda vez que en un momento como el actual, marcado por la invasión rusa de Ucrania, las necesidades de fortalecer determinadas alianzas son vitales.

Y finalmente el papel de China en América Latina, un papel que se ha incrementado de forma exponencial en los últimos veinte o veinticinco años. Un papel que ha dejado de estar centrado únicamente en el comercio, como ocurrió en las etapas iniciales para tener una presencia mucho mayor y más diversificada.


Más que una corriente política ideológica, el populismo es una manera de hacer política que implica utilizar las instituciones y los resortes de la democracia para llegar al poder y, una vez en el poder, cargarse precisamente todas esas instituciones democráticas (Carlos Malamud)


El populismo es un fenómeno consustancial con la política latinoamericana, sobre todo desde mediados del siglo XX.  Hemos tenido distintas oleadas populistas, una primera donde emergen figuras tan relevantes como Juan Domingo Perón. Tras las dictaduras militares de los 60 o 70, parecía que con la vuelta a la democracia los populismos iban a desaparecer, pero tuvimos una nueva oleada conocida como los populismos neoliberales; ahí estaban Carlos Menem en Argentina o Fujimori en el Perú y también en Ecuador y en otros países del continente. Y luego hubo una tercera ola, la ola bolivariana, donde junto con Chávez emergen otras figuras como Evo Morales, Rafael Correa, etcétera.

Hoy estamos en un momento muy peculiar, no solo porque tenemos populismos en América Latina, sino porque el populismo se ha convertido en un fenómeno internacional. Hemos tenido a Trump en EE.UU., a Duterte en Filipinas, tenemos otros casos en Europa, como ocurre en Hungría con Orban o en Polonia con Kaczynski. Es decir, que el populismo se ha convertido en un fenómeno internacional, pero hoy en América Latina (y lo mismo ocurre en el resto del mundo), no es un fenómeno exclusivamente de un color determinado, como ocurría en el pasado. Hoy tenemos populismos de izquierda y populismos de derecha, populismos de centro, populismos de muy diverso color. En realidad, el populismo es un fenómeno muy difícil de definir, si bien junto con el terrorismo en ciencias sociales no hay otro concepto que tenga tan variedad de definiciones. Yo creo que más que una corriente política ideológica, el populismo es una manera de hacer política que implica utilizar las instituciones y los resortes de la democracia para llegar al poder y, una vez en el poder, cargarse precisamente todas esas instituciones democráticas.


Mientras que el XIX fue el siglo del auge del panamericanismo, cuando había una gran sintonía entre EE.UU. y los gobiernos latinoamericanos, a partir de 1898 y de la guerra de Cuba a manera en que América Latina comienza a ver a EE.UU. cambia radicalmente (Carlos Malamud)


La relaciones de Estados Unidos y América Latina siempre ha sido complicadas, ha tenido momentos de mayor cercanía y momentos de peor sintonía. En este sentido, es importante destacar que en la década de los 90 intentó fraguarse un gran proyecto para crear un área de libre comercio de escala hemisférica desde Tierra del Fuego hasta Alaska, donde iban a participar todos los países de la región, lo que dio origen a la Cumbre de las Américas y al proyecto del ALCA, (Área de Libre Comercio de las Américas). Pero este proyecto que empieza a fraguarse con Bill Clinton y luego hace suyo George Bush, termina descarrilando en la Cumbre de las Américas celebrada en Mar del Plata en 2005, a partir de la convergencia entre Néstor Kirchner, Evo Morales y Hugo Chávez. A partir de aquí, la situación en la relación con EE.UU. fue conflictiva. Mientras que el XIX fue el siglo que conoció el auge del panamericanismo, cuando la política hemisférica tenía una razón de ser, y había una gran sintonía entre EE.UU. y los gobiernos latinoamericanos, a partir de 1898 y de la guerra de Cuba la manera en que América Latina comienza a ver a EE.UU. cambia radicalmente. A partir de intelectuales como el uruguayo Rodó o como el nicaragüense Rubén Darío cambia la percepción de EE.UU. que tiene América Latina. Y el nacionalismo latinoamericano, que era muy potente, incorpora como uno de los elementos identitarios más fuertes el anti-norteamericanismo y el anti-imperialismo. Esto sigue hoy presente, permea todas las ideologías desde la izquierda a la derecha, y marca la difícil relación, una relación de amor-odio, entre EE.UU. y América Latina. Porque, por un lado, Estados Unidos es el gran enemigo de la región; pero por otro, ¿cuál es el destino preferido de todos los latinoamericanos que quieren salir de su país, dadas las difíciles condiciones económicas? Como dice el dicho mexicano atribuido a Porfirio Díaz. “pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos”.


Esta diferenciación entre intelectuales y políticos es algo que se comparte en otras latitudes, donde hay gobiernos democráticos, y donde generalmente el intelectual rehúsa incorporarse directamente en la política porque prefiere tener otra forma de vida, prefiere un cierto margen de acción (Carlos Malamud)


Respecto a la diferencia entre la clase política e intelectual en la región, la realidad cultural latinoamericana es muy variada, generalizar sobre la región es complicado. Recientemente ha parecido una obra monumental y excelente de un historiador colombiano, Carlos Granés, titulada Delirio americano, que es una historia cultural y política de la región desde el 98 hasta nuestros días. Lo que plantea Granés es precisamente la vinculación profunda entre política y literatura, entre política y cultura, algo que generalmente se marcaba como dos campos totalmente separados. Esta diferenciación entre intelectuales y políticos es algo que se comparte en otras latitudes, donde hay gobiernos democráticos, y donde generalmente el intelectual rehúsa incorporarse directamente en la política porque prefiere tener otra forma de vida, prefiere un cierto margen de acción. Pero al mismo tiempo, como ocurre también en otras partes del mundo, en América Latina lo que prueba Granés es precisamente una vinculación muy estrecha entre el mundo de la cultura y la política, porque muchos de estos intelectuales terminan viviendo de las ayudas que les da el Estado o de los puestos de trabajo en distintas instituciones que también les provee el Estado.


Los caminos de América Latina, en un momento como el actual, son complicados de discernir, porque tiene delante de sí distintas disyuntivas (Carlos Malamud)


El futuro geopolítico, los caminos de América Latina, en un momento como el actual, son complicados de discernir porque América Latina tiene delante de sí distintas disyuntivas. Por un lado, el enfrentamiento entre China y EE.UU.; el posicionamiento no depende únicamente de América Latina, sino también de qué respuestas den las dos grandes superpotencias. Tenemos la invasión rusa de Ucrania, ¿cómo se posiciona América Latina ante esta cuestión? Y ¿cómo se va a reacomodar el mundo, la situación geopolítica global, las cadenas globales de abastecimiento y de valor? Y evidentemente América Latina tendrá que responder ahora hacia dónde va a ir. La verdad que es hoy por hoy, es imposible discernirlo.


Carlos Malamud es catedrático emérito de Historia de América en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) e investigador principal del Real Instituto Elcano. Académico correspondiente de la Academia Nacional de la Historia de Argentina, Malamud fue seleccionado en 2015 como uno de los “50 intelectuales iberoamericanos más influyentes” según Esglobal. Ha sido senior associate member (SAM) en el Saint Antony’s College, Universidad de Oxford, e investigador visitante en la Universidad de los Andes.

Es autor de numerosas obra históricas, entre las que caba destacar Populismos latinoamericanos (2010); Historia de América (2010); y El sueño de Bolívar y la manipulación bolivariana. Falsificación de la historia e integración regional en América Latina (2021)