Europa es una realidad, pero antes de serlo fue un proyecto político impulsado por personas de acción. Y antes fue un manojo de ideas de visionarios y hombres de cultura que, mirando en el trasfondo de la historia de los pueblos europeos, creyeron advertir una unidad de criterio, una afinidad cultural por encima de la diversidad de manifestaciones, un principio ideal rector compartido por debajo de las diferencias. La idea de Europa procede de su piélago medieval. Ortega en su Europa meditatio quaedom escribió que «la unidad europea mero programa político para el inmediato porvenir, es el único principio metódico para entender el pasado de Occidente y muy especialmente al hombre medieval». Esta impresión orteguiana no es un capricho del pensador español. Que la idea de Europa surge antes del Renacimiento es un valor compartido por quienes se han dedicado a hurgar en el asunto. Giovanni Spadolini , intelectual y político italiano , preocupad o y ocupad o por el origen de la vocación europeísta de los distintos pueblos europeos, estudio la Antología de Vieusseux, una revista decimonónica italiana caracterizad a po r l a promoción de la idea europeísta.
La Antología reunió texto s de lo s ilustrado s romántico s italianos principalmente. Durante varios años del primer tercio del siglo diecinueve sirvió con ímpetu a la mentalidad europeísta. Sus escritores fueron moderados representantes de la tradición ilustrada. Herederos de la creencia en una Europa que, en expresión de Voltaire, ya era una «sociedad de los espíritus», promovieron el sentimiento de la identidad cultura! europea. Tiene de interés el vigor con que expusieron que e! sentimiento europeísta nacía del germen medieval cristiano y su empeño en ampliar la visión de quienes, como el hegeliano Michelet, identificaban la actitud europeísta con el centroeuropeísmo germánico a acoger como elemento de esa europeidad a la contribución de los pueblos europeos meridionales.
El espíritu del cristianismo
En la presentación de textos de Spadolini, qoe constituye una antología de la Antología, este universitario que llegó a presidir la máxima magistratura del Estado italiano, insiste en que el aliento definidor de la actitud europeísta procede del espíritu diferencial del cristianismo. En su comentario Spadolini rastrea cómo evoluciona ese núcleo inspirador, cómo se manifiesta incluso en las versiones laicistas de una Europa cultural y secular de ilustrados influyentes, y cómo, en fin, toma conciencia expresa en la reacción romántica. La idea de Europa entre la ilustración y el romanticismo indaga el reencuentro de dos mentalidades que tanto en su origen como en su despliegue más profundo acaban reencontrándose para, más allá de los textos recogidos en esta antología de la revista Antología, acabar fructificando en una realidad prác tica, como unidad económica y política. La idea subyacente es que no hubiera sido posible esa aglutinación administrativa, todavía en consolidación, esa convergencia regulada entre las naciones de Europa, que hoy se llama Mercado Común, si no hubiera existido, subyacente a la diversidad cultural y social, una unidad espiritual más profunda e intensa que emerge de la identidad cristiana de las creencias profundas.
La antología de la Antología tiene interés por el ensayo de su recopilador y por los textos que rescata de la vieja revista. En ella colaboró Mazáni, uno de los grandes pensadores y políticos forjadores de la unidad italiana. En ella se recogen colaboraciones de otros intelectuales ilustres, ilustrados y románticos, modernistas y progresistas. Algunos de estos artículos merecen especial atención por parte del lector curioso, como el relativo a la iniciativa del utópico Robert Owen de oqjanizar en la localidad escocesa de New-Lannark fábricas y escuelas socializadas. Los textos recogidos están divididos en diez epígrafes cada uno de los cuales constituye por sí sólo una invitación a satisfacer la curiosidad difícilmente eludible por quien tenga preocupaciones ilustradas.