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Así lo repite el dicho: Todas a una como Fuenteovejuna. Y con la misma contundencia lo afirma la compañía de teatro Rakatá en el reciente estreno de una de las obras más características de Lope de Vega.

Fuenteovejuna es una obra de contenido social y reivindicativo que presenta la rebelión del pueblo, unido ante la tiranía de finales del siglo en la época del reinado de los Reyes Católicos.

El mal hacer de un comendador en los alrededores de una villa de Córdoba y las constantes injusticias que sufren sus ciudadanos -entre ellas el obsoleto derecho del ius primae noctis-, provocan una insurrección que termina con el asesinato del señor feudal. A pesar de las torturas y la insistencia por encontrar al responsable de la muerte del villano Comendador, la unidad y fuerza de los pueblerinos triunfa sobre el poder y la iniquidad.

El conocido y prestigioso director británico Laurence Boswell (Royal Shakespeare Company) se aventura a contemporizar Fuenteovejuna de la mano de casi cuarenta actores -en su mayoría jóvenes y desconocidas promesas- con un despliegue armonioso, folclórico y moderno.

Aunque la obra es fiel a la versión de 1612, el director aporta su particular visión escénica con ideas sugerentes y novedosas y a veces llega a rozar lo burdo, pero sin herir sensibilidades.

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El escenario se convierte en un gran libro de historia con la impresionante escenografía móvil central: una enorme mole cilíndrica de madera que se abre como una plaza y se cierra como un fortín. Y entre folclore, cancioncillas, coloridas bodas rurales, cortes castellanas y una cuidadosa ambientación, la compañía Rakatá destila talento y frescura y consigue cumplir su objetivo: descubrir a los jóvenes, y al público en general, la realidad del teatro clásico y su vigencia en la época actual, tanto desde el punto de vista del entretenimiento, como desde el punto de vista de la realidad humana, que se repite a lo largo de la historia.

¿Quién mató al Comendador?
Fuenteovejuna, Señor!
¿Quién es Fuenteovejuna?
Todos a una, Señor.