El informe PISA de la OCDE demuestra que países como Japón, Taiwán, Corea del Sur o Singapur han obtenido un excelente nivel Eeducativo en un tiempo relativamente breve. En estos países, la noción de la calidad de la educación no parece producir controversia. En Europa, Finlandia es la nueva estrella, un país que obtiene resultados similares a los de los países asiáticos. Este país nórdico es diferente de los otros países occidentales porque sus autoridades no han impuesto nunca la «nueva pedagogía» centrada en lo lúdico, en la convivencia y en la autonomía del alumno. Finlandia y los países asiáticos exitosos han aumentado el volumen de sus sistemas educativos sin utilizar la expansión como excusa para bajar las exigencias.
En contraste con los ya mencionados, en muchos países occidentales la educación se ha convertido en un área de crisis. Los alumnos no aprenden más sino menos a la vez que aumenta la violencia y el vandalismo en los colegios. En Gran Bretaña se ha intentado -al menos más que en otros países- contrarrestar estas tendencias tanto durante el anterior gobierno conservador como durante el actual gobierno laborista. Se trata del primer intento a gran escala de hacer subir la calidad de la enseñanza en un país industrializado cuya escuela pública había bajado en resultados años tras año, y es toda una novedad que un gobierno socialdemócrata moderno insista tanto en la ello.
EL SISTEMA ESCOLAR INGLÉS
Cuando en la década de los sesenta Gran Bretaña introdujo la escuela comprensiva, la gran meta era la igualdad. Sin embargo, pronto se combinó con la libertad como meta global de la educación. La libertad se entendía como el derecho de los alumnos de formarse a sí mismos. Se consideraba menos importante mantener cierto nivel estándar que ofrecer a los alumnos y a las escuelas una libertad y una igualdad tan grandes como posibles. Al mismo tiempo, el momento se caracterizaba por el cierre de las industrias metalúrgicas y textiles, el auge de las separaciones matrimoniales y una nueva inmigración. Empezó a ser imposible dirigir las escuelas en áreas con mucho desempleo. Había escuelas con más de un 50% de absentismo y algunas escuelas dejaron de funcionar en el sentido de que ningún alumno lograba aprobar el examen con el que terminaba la escolaridad obligatoria a la edad de dieciséis años.
A pesar de esto, en vez de hablar de la calidad de la educación, gran parte del debate político giraba alrededor de las escuelas privadas y de los institutos de bachillerato. Alrededor del año 1960 los institutos estatales de bachillerato acogían a una tercera parte de los jóvenes, aquellos que obtenían los mejores resultados en una prueba de conocimientos que se hacía a la edad de once años. Muchas personas, sobre todo en la izquierda, querían cerrar los institutos de bachillerato, no porque fueran malos sino porque no eran lo suficientemente igualitarios.
Inglaterra ha tenido siempre muchos tipos de escuelas. La Iglesia anglicana tiene hoy en días unas 4.700 escuelas entre primarias y secundarias y tiene planes de expansión. Hay también escuelas católicas, metodistas, musulmanas, judías y otras. Las escuelas que ofrecen todo el plan de estudio y corresponden a ciertas exigencias pueden solicitar una subvención estatal. Este tipo de escuela se llama independiente. Hay también unas 1.300 escuelas privadas que acogen a un 7% de la totalidad de los alumnos. Están financiadas por cuotas pagadas por los padres y por el dinero generado por sus propios fondos; no reciben apoyo estatal.
Para entender la significación de las reformas escolares inglesas, hay que subrayar que hay más tipos de escuelas ahora que antes de la reforma. Las formas de financiación y los métodos de organizar el trabajo son más y no menos. La meta es que los alumnos obtengan mejores resultados, no decidir cómo se deben obtener los resultados en cuestión.
AS REFORMAS ESCOLARES INGLESAS
El Education Reform Act de 1988 fue un intento de hacer subir el nivel de las escuelas por el método de accountability, un término que se podría traducir como responsabilidad, en este caso a la vez del aprendizaje y de la economía. Para que las escuelas pudieran demostrar que habían cumplido con su tarea de educar, era necesario que hubiera un estándar nacional con el que comparar. El modelo contenía seis partes:<
° Autonomía administrativa de las escuelas.
° Plan de estudio nacional en las materias obligatorias.
° Pruebas obligatorias a la edad de siete, once y catorce años.
° Exámenes externos.
° Publicación de los resultados de aprendizaje.
° Inspecciones estatales independientes.
La autonomía administrativa es la base de las demás reformas. El plan de estudio nacional muestra de manera precisa cuál es la tarea que debe cumplir una escuela. Cada asignatura se divide en «peldaños» con ocho niveles con metas definidas de manera relativamente precisa. El plan de estudio también indica el nivel que se espera de un alumno medio durante cada uno de los once años comprendidos dentro de la escolaridad obligatoria. El plan de estudio nacional ha sido retocado dos veces hasta ahora. La asignatura «ciudadanía» (citizenship) fue añadida en 2002 y esta materia ha sido criticada en Gran Bretaña de manera similar a lo que sucede actualmente en España. Algunas asignaturas del plan de estudio son facultativas después de los catorce años.
Las pruebas se llevan a cabo a través de la organización estatal QCA, Quality and Curriculum Authority. Los tests a los siete, once y catorce años demuestran el nivel de conocimientos de los alumnos y funcionan como puntos de control estatal. Los tests son obligatorios y se hacen en lengua, matemáticas y ciencias naturales, salvo los alumnos de siete años, que los hacen sólo en lengua y matemáticas. Los exámenes externos se hacen normalmente cuando el alumno tiene dieciséis años. Los alumnos pueden elegir el GCSE, General Certificate for Secondary Education, con materias teóricas, o el GNVQ, General National Vocational Qualification, con asignaturas profesionales. Algunos alumnos con facilidad para el aprendizaje quizá se presenten en una o varias asignaturas antes de cumplir los dieciséis años. Una tercera parte de los alumnos se examina en alguna asignatura a la edad de los diecisiete o dieciocho años. Las escuelas tienen que dar cuenta de sus resultados de tests y exámenes. La información sobre los resultados de los alumnos de otros años se encuentra en los folletos de información que suelen darse a los padres y alumnos que están eligiendo colegio, en la página web de la escuela y en las páginas web del gobierno. Los padres tienen acceso a todos los resultados de todas las escuelas inglesas. Sin embargo, la actividad y los logros de una escuela no quedan reflejados totalmente en las pruebas y por eso hay inspecciones independientes que completan la información. Las inspecciones se hacen una vez cada seis años. Escocia, el País de Gales e Irlanda del Norte tienen sus propios sistemas escolares y sus propios exámenes.
Todo esto significó un cambio total en 1988 y la mayoría de los docentes y los directores de colegio criticaron el nuevo sistema porque disminuyó su libertad y les causó mucho trabajo extra, sobre todo en la fase de la introducción de las novedades. La principal aportación del Estado ha sido establecer un sistema de tests y publicar los resultados; no tanto dar más recursos. El partido laborista corrió un riesgo político en 1997 al fortalecer el sistema de la responsabilidad administrativa, introducido por el gobierno conservador, liderado por Thatcher. Blair comparte la opinión del gobierno anterior de que una escuela que se dedica prioritariamente a igualar a la población tiene pocas probabilidades de convertirse en exitosa, ni siquiera en cuanto a la igualdad. Al revés, los problemas sociales tienen tendencia a disminuir cuando más alumnos logran mejores resultados y tienen acceso a mejores puestos de trabajo.
ESCUELAS ESPECIALIZADAS
Al mismo tiempo que se introdujo la nueva ley, en 1987, se creó el Specialist Schools Trust, denominado hasta 2003 Technology Colleges Trust, una organización muy importante para el éxito de la reforma. El trust es una organización independiente que tiene por misión crear escuelas experimentales y apoyar a las escuelas que quieran mejorar su funcionamiento. En 1988 abrió sus puertas el primer City Technology College, CTC. Al año siguiente abrieron dos, después cuatro, después seis hasta llegar a unos dos mil en el año 2006. La aparición de estas escuelas, más tarde llamadas especializadas, ha demostrado que las escuelas comprensivas no son atractivas. Los alumnos, los padres y los docentes huyen de ellas, si hay alternativas.
Una escuela especializada tiene la misión de preparar mejor a los alumnos para el futuro a través de los conocimientos y las destrezas; no permite que los alumnos con dificultades se queden atrás. Tiene el mismo marco que las demás escuelas: el plan de estudio nacional, las pruebas obligatorias, las inspecciones, así como una serie de campañas como la hora diaria de lectura y de matemáticas pero, además, trabaja según un plan de mejora y obtiene un presupuesto algo más generoso. La escuela refuerza la oferta de materias con una asignatura de especialización. Esta materia sirve para crear entusiasmo y cohesión en la escuela. Además, para mejorar sus resultados, las escuelas especializadas suelen ser más estrictas en controlar que los alumnos estén presentes y que se comporten ordenadamente, y así el docente puede dedicar más tiempo a la enseñanza, lo cual también ayuda a hacer subir el nivel. Gran Bretaña deja atrás un sistema enfocado en la igualdad entre los alumnos para una escuela en la que la tarea principal es ofrecer opciones y buena enseñanza. El gobierno abandona el modelo llamado «una talla para todos». La meta es haber terminado la reconversión de las escuelas comprensivas en especializadas para el año 2010. El gobierno habla de su ambición de lograr un «alto nivel mínimo».
Como en todos los países, el asunto de los presupuestos escolares es complicado. La reforma inglesa confiere una responsabilidad más amplia a las escuelas pero en vez de dar subvenciones de antemano, las autoridades prometen más recursos a las escuelas que logren mejores resultados. En cuanto a la financiación, hay una tensión entre el viejo partido laborista, que quiere dar recursos a las áreas con problemas, y el New Labour, que quiere dar recursos extra a las escuelas que realmente mejoran sus resultados.
EL DEBATE EDUCATIVO INGLÉS EN LA ACTUALIDAD
Sigue habiendo crítica contra las reformas y procede de dos lugares opuestos. Los sindicatos docentes siguen apegados a la libertad anterior y suelen mostrar una actitud negativa ante las inspecciones escolares, las escuelas especializadas, el derecho de fundaciones y comunidades religiosas de abrir escuelas y recibir recursos estatales y, finalmente, lo que llaman el furor de los tests. Los oponentes a la reforma son también los pedagogos que han construido su vida profesional sobre la base de la pedagogía libre o centrada en el alumno. Los funcionarios que durante décadas han escuchado elogios de cierta ideología escolar tampoco pasan así como así a fomentar otra.
Algunos críticos hablan de la «McDonaldización» de la educación británica. Con esta palabra, se refieren a que la insistencia en las metas y en la evaluación puede llevar a una enseñanza controlada en sus más pequeños detalles, mecánica y atomizada. Más de un comentarista menciona como negativo el discurso en 2003 del ministro Charles Clarke insistiendo en que la educación tiene que ser útil. Ese pensamiento podría llevar a anteponer la economía y el control a otros valores.
Se denuncia que entre los diplomas GNVQ haya ahora bastantes que más bien constatan la participación en una actividad práctica que cierto nivel de conocimientos, por ejemplo en áreas como la peluquería o el turismo. La utilidad buscada por el gobierno podría ser la de mantener a los jóvenes entre las paredes de la escuela. Se han creado también asignaturas transversales o temáticas, «relevantes para la vida práctica», en las que es más fácil aprobar. Entender así la «inclusión» podría mostrar que la nueva elite antielitista no cree que la gente pueda elevarse sino que intenta «aguar» las actividades intelectuales.
Algunos comentaristas conservadores proponen una reforma en el sentido contrario. Quieren abolir el sistema escolar estatal y reemplazarlo con escuelas más independientes. Los argumentos son casi los mismos: el sistema de inspecciones y tests es pesado y costoso. Además, creen, la calidad es algo personal que no se produce porque lo quiera la administración.
La nueva asignatura de ciudadanía es una de las últimas novedades y ha sido muy criticada también en Gran Bretaña. El contenido es transmitir actitudes democráticas, es decir, no se trata de conocimientos sino de actitudes. Se enseñan las formas de la democracia como la votación en vez de dar énfasis a los conocimientos que necesita un ciudadano para entender las decisiones políticas. Además, en la asignatura hay un contenido normativo por ejemplo a propósito de la ecología. En vez de enseñar más ciencias naturales para que los alumnos puedan entender el tema, se les enseña lo que deben pensar de forma dogmática.
Así, a veinte años de la introducción de la reforma, es interesante notar que sigue habiendo un fuerte tabú contra mencionar la relación entre la escuela comprensiva y los problemas en la educación. También sigue habiendo una tensión dentro del partido laborista entre la nueva política educativa y la anterior. Es triste notar que los obstáculos para una reforma escolar son la burocracia, los sindicatos y los responsables de la formación docente. Los reformadores, por su parte, están esperando con impaciencia que empiecen a subir de manera clara los resultados ingleses en las comparaciones internacionales.