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Juan Carlos Vergara Silva. Director de la Academia Colombiana de la Lengua, director del Departamento de Lingüística, Literatura y Filología de la Universidad de La Sabana y director de la maestría en Lingüística Panhispánica de la Facultad de Filosofía y Ciencias Humanas en esa misma universidad.


Avance

La Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) ha investido en el Monasterio de San Millán de la Cogolla a sus primeros doctores honoris causa: Santiago Muñoz Machado, director de la Real Academia Española y presidente de la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE); Juan Carlos Vergara Silva, director de la Academia Colombiana de la Lengua; Susana Cordero de Espinosa, directora de la Academia Ecuatoriana de la Lengua; y Gonzalo Celorio Blasco, director de la Academia Mexicana de la Lengua. El solemne acto ha sido presidido por el rector de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), José María Vázquez García-Peñuela. Ofrecemos a continuación el discurso de recepción de investidura de Juan Carlos Vergara Silva. Las negritas son nuestras.


Artículo

Señor Rector Magnífico, señores claustrales, excelentísimas autoridades, señoras y señores: en primer lugar, deseo manifestar mi profundo agradecimiento a las autoridades académicas de la UNIR por el honor que me brindan al otorgarme el título de doctor honoris causa de esta Alma Mater.

La importancia de la UNIR en el desarrollo de la educación superior evidencia que no solo la tradición sino también la pertinencia, la calidad y el esfuerzo, enfocado en un contexto bien definido, aportan un alto grado de excelencia a una oferta académica, científica y tecnológica apropiada para el siglo XXI.

A finales del siglo XX, sabíamos que el nuevo siglo traería cambios estructurales en la vida social, cultural y tecnológica de la humanidad y desde las universidades comenzamos un proceso de creación de escenarios futuros, en principio de transición y luego de desarrollo que, en algunos casos, condujo a soluciones parciales o desenfocadas y, en otros, a copias desfiguradas de modelos foráneos que, aparentemente, habían dado buenos resultados en sus entornos de origen.

La UNIR ha sido un claro ejemplo de buenas prácticas administrativas y académicas que han creado un entorno educativo superior acorde con realidades tan complejas como la aparición de nuevas profesiones o la transformación de carreras profesionales tradicionales.

Su modelo educativo innovador, su diálogo permanente con los cambios constantes del entorno internacional y la oferta tecnológica flexible y bien recibida por la comunidad académica son muestra fehaciente de este ciclo virtuoso por el que avanza su plan de desarrollo institucional.

En Colombia, en particular, observamos con respeto y admiración este proceso de respuesta exitosa ante las necesidades de los estudiantes que desean recibir una educación útil y pertinente para los retos de un mundo digital y cuántico sin perder su conexión con un nuevo concepto de las humanidades y la cultura actuales.

En mi calidad de director de la Academia Colombiana de la Lengua, primera academia correspondiente de la RAE en América y miembro de la ASALE (Asociación de Academias de la Lengua Española), he tenido la oportunidad única de vivir uno de los períodos más fructíferos de la existencia de esta Asociación que gira alrededor de la vida de la lengua y la literatura en lengua castellana.

Es así, como he podido participar en varias tareas académicas que me han permitido ser partícipe de varios proyectos en pro del conocimiento de la lengua común que hermana España con América.

En primera instancia, mi vinculación, por cerca de veinte años, con el Instituto Caro y Cuervo, me permitió ser parte de los trabajos de finalización del Diccionario de Construcción y Régimen de la Lengua Castellana, obra iniciada a finales del siglo XIX por el filólogo bogotano Rufino José Cuervo. Esta obra, que refleja una mirada lexicográfica y gramatical innovadora destinada a identificar los patrones históricos, semánticos y gramaticales de un grupo selecto de entradas lexicográficas del español, resalta el valor de la construcción y el régimen en la configuración de la estructura gramatical de la lengua.

Obras como el diccionario Redes de don Ignacio Bosque o los trabajos invaluables de don Álvaro Porto Dapena y don Ignacio Gómez Asencio, desde los claustros salmantinos, conforman el eco que aún genera el estudio de la construcción y el régimen en el estudio científico del español.

Luego de ingresar en la Academia Colombiana, don Jaime Posada, en su momento director de la Corporación, me designó como representante de Colombia para la elaboración del Diccionario Panhispánico de dudas y de la Nueva Gramática de la Lengua Española, columnas fundamentales de una nueva mirada de las Academias sobre el estudio de la lengua y, sobre todo, de respeto y colaboración entre nuestras entidades para llevar a cabo obras conjuntas al servicio de los usuarios de nuestro idioma común.

La sesión inolvidable del pleno de la ASALE del 13 de octubre del 2004, en el salón de la Lengua del Monasterio de San Millán, bajo la presidencia de SS. AA. RR. los Príncipes de Asturias, selló un momento histórico en que las Academias aprobaron el texto básico del Diccionario Panhispánico de dudas, dando el sí a cerca de 7000 entradas que recogían dudas idiomáticas en donde, por primera vez, se acordaba dar respuestas unánimes a estas dificultades y se superaban diferencias de opinión, naturales en un grupo heterogéneo  por su geografía, su historia y su mirada normativa.

La elaboración de la Nueva Gramática, desde su génesis en Puebla de los Ángeles y su culminación y entrega en el paraninfo de la Real Academia Española, selló el anhelo de una nómina de gramáticos que, desde las dos orillas del Atlántico, soñaban con una obra gramatical que reemplazara la última edición de la gramática académica de 1931 y que había tenido propuestas tan valiosas como el Esbozo de la nueva gramática, la gramática de la lengua española del maestro Alarcos Llorach o el esfuerzo invaluable de Ignacio Bosque y Violeta Demonte plasmados en la Gramática Descriptiva de la lengua española.

El proceso de redacción y elaboración de esta obra del siglo XXI, contó con la coordinación de don Ignacio Bosque y la labor ingente de cada una de las Academias de ASALE que aportaron, desde un comienzo, su voluntad y compromiso con el éxito de esta reforma indispensable para dar una mirada descriptiva y normativa de nuestro idioma.

La creación de la Comisión interacadémica de la Nueva Gramática permitió que tuviéramos varias reuniones de trabajo presencial en España y en América, comenzando por la primera reunión en La Granda (Asturias) en el verano de 2003, hace veinte años.

El resultado de esta aventura se concretó en el 2009 con la entrega oficial de la Nueva Gramática en Madrid, en la sede de la Real Academia Española, de la cual podemos recordar con nostalgia las intervenciones de don Miguel Delibes y del escritor Mario Vargas Llosa.

La ASALE y la Universidad de Salamanca consideraron prudente, en la segunda década del siglo XXI, la confección de un glosario de términos gramaticales que permitiera a los docentes de lengua tener un manual de consulta sobre la terminología tradicional y moderna de la gramática, ayuda idónea para su trabajo docente e investigativo.

Este glosario nos permitió ver con una nueva perspectiva la complejidad de la terminología gramatical y su importancia en la confección de obras didácticas y de divulgación científica del español.

Simultáneamente, hemos asistido a la presentación de obras tan valiosas como las mencionadas con anterioridad: el Diccionario de Americanismos, coordinado por don Humberto López Morales, la Ortografía, bajo la dirección del académico Salvador Gutiérrez Ordóñez, el Diccionario de la Lengua Española del 2014, el diccionario usual del español y el diccionario del estudiante.

En la actualidad, y luego del encuentro de Academias celebrado en Sevilla en el año 2019 bajo la dirección de don Santiago Muñoz Machado, con la firma del proyecto LEIA, (Lengua española e inteligencia artificial) y el fortalecimiento del equipo de redacción del Diccionario Histórico de la Lengua Española se evidencia, con claridad, la presencia del paradigma digital en la labor lexicográfica y gramatical de las obras académicas.

A pesar de estos logros académicos, son muchos los retos que enfrentamos en los próximos años:

Comenzaré por señalar, como un objetivo a largo plazo, la elaboración de una gramática académica normativa, descriptiva y explicativa de la lengua española.

En segunda instancia, la necesidad de una armonización plena entre la gramática académica y el diccionario de la lengua española, esfuerzo ingente que inició su andadura con la última edición del Diccionario de la Lengua Española.

En tercer lugar, el avance en la reorganización y definición ontológica, categorial y metalingüística de los algoritmos vinculados con la lengua española que, recordando la memoria de don Andrés Bello, no copien los marcos de programación de la lengua inglesa para encorsetar en su matriz la lengua española o cualquier otro idioma, formas ajenas a su naturaleza, bajo el falso criterio de que el molde de una lengua imperial debe sujetar la forma de las lenguas subyugadas como en la hegemonía que el latín desempeñó por varios siglos.

Un cuarto ítem se relaciona con la elaboración de una política lingüística madura en cada uno de nuestros países que se fundamente en el conocimiento profundo de la lengua común, las lenguas autóctonas y las lenguas de contexto, en igualdad de oportunidades, para conformar un esquema dinámico y respetuoso del acervo idiomático de nuestras naciones.

En quinto lugar, la redacción de un nuevo Diccionario de Construcción y Régimen de la Lengua Española, actualizado con todo el avance de los estudios lingüísticos del siglo XX y del XXI.

He dejado en último lugar el estudio de la literatura, por ser esta la fuente que junto con el uso popular de la lengua conforman el acervo lingüístico y literario en una de las lenguas más valiosas del mundo. 

Traigo a colación, en este momento, las palabras de don Miguel Delibes en la presentación de la Nueva Gramática:

«Me siento orgulloso del trabajo ímprobo de mis compañeros, y que tantos de los textos de mis obras figuren como ejemplos del habla de Castilla, la que yo aprendí de niño, la que oí más tarde perfeccionada de la boca desdentada de los viejos castellanos en las plazuelas de nuestros pueblos. Mi mayor deseo sería que esta Gramática fuese definitiva, llegase al pueblo, que se fundiera con él, ya que en definitiva el pueblo es el verdadero dueño de la lengua» (Delibes, 2009).

Esta simbiosis entre lengua y literatura se evidenció en 1992, cuando Gabriel García Márquez señaló que el Diccionario de Construcción y Régimen se podría calificar como «la novela de las palabras».

Creo, sin temor a equivocarme, que todo esfuerzo por fomentar el estudio científico del español no es solo una tarea local o regional sino un esfuerzo necesario para preservar este tesoro cultural al servicio de sus usuarios y del mundo entero.

Muchas gracias.


Crédito de la imagen: Sede de la Academia Colombiana de la Lengua (Bogotá). Foto: © Wikimedia Commons


Otros artículos con ocasión de la investidura de doctores honoris causa de UNIR:

Gonzalo Celorio Blasco: Conquista espiritual y lenguas indígenas

Susana Cordero de Espinosa: La lengua de Ecuador: diminutivos y cortesía

Santiago Muñoz Machado: La legislación, difusora del castellano

Director de la Academia Colombiana de la Lengua.