Miguel Escudero

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Profesor de Matemática

El sol de los lobos

Soy uno más de quienes están perplejos ante el hervidero de acontecimientos que se van sucediendo en la Europa oriental y en la inmensa y ya difunta Unión Soviética. Desconozco si los que buscan ser nuevos ciudadanos, abandonando así su anacrónica condición de súbditos, entienden lo que ocurre en sus países, ni sé tampoco si les cuadraría la famosa sentencia de Ortega: «No sabemos lo que nos pasa y eso es lo que nos pasa, que no sabemos lo que nos pasa». Para paliar estas ignorancias disponemos en el mercado de una ingente cantidad de libros «nuevos», cuya lectura nos puede facilitar conexiones con que aproximarnos a esta realidad lejana y, aparentemente, ajena. Tras la caída del muro de Berlín y un año antes de la revolución de agosto pasado, Soljenitsin publicó un ensayo titulado Cómo reestructurar Rusia, donde se trasluce el convencimiento colectivo existente de que el cambio de régimen no podía ya hacerse esperar, y donde manifiesta su voluntad de no volver a ser, junto a sus compatriotas, juguete de consignas engañosas. La hora 25, que el escritor Gheorghiu definió como el momento en que toda tentativa de salvación se hace inútil, parecía tocar a su fin. Pero no lo deseaban así quienes en agosto se levantaron, como Comité Estatal para el estado de excepción en la URSS, contra «los actuales turbios tiempos» y contra quienes pretendían «matar la memoria y provocar el enfrentamiento generacional». Curiosamente, los golpistas propugnaban restablecer totalmente el orgullo y honor de ser ciudadano soviético y la voluntad de ocupar un lugar digno en la comunidad de naciones, mientras que Boris Yeítsin los acusaba de desacreditar a la URSS ante el mundo entero y de socavar «nuestro prestigio». Ahora bien, el fallido golpe de Estado no ha hecho otra cosa que acelerar «revolucionariamente» la descomposición del régimen fundado por Lenin. Tres asuntos En el ensayo citado, el otrora disidente Alexandr Soljenitsin expresa, en particular, opiniones acerca de tres asuntos que fueron intocables durante largos años y que merecen ser comentadas. Estos tres asuntos se refieren a tres fundamentos: el de la Unión (o el sentido del Imperio), el de la exclusiva propiedad de tos medios de producción por parte del Estado y, finalmente, el del monopolio político ejercido por el PCUS. El Premio Nobel parte de la necesidad de sanear «la podrida atmósfera moral del país», para lo cual hay que aplacar, previamente, la extenuante rabia nacional «que impide ver el resto de la vida». Afirma, asimismo, importarle más el clima de relaciones humanas que pueda llegar a establecerse que la estructura del nuevo Estado. Para él los principios morales deben prevalecer sobre los jurídicos y el respeto por la persona humana tiene que ser absoluto. Soljenitsin (a quien un buen colega mío no duda en calificar de feroz) se mostraba decidido partidario de la independencia de, al menos, once repúblicas: Moldavia, las tres bálticas, las cuatro de Asia Central (excluyendo la «reciente» Kazajstán) y las tres del Cáucaso (Georgia. Armenia y Azerbaiján). Es más, si éstas dudasen...

No se renuncia

María Aurelia Capmany es una mujer de recia personalidad que escribe y que hace política. En actitud muy hispánica, acaba de publicar un libro en el que se interroga sobre lo que significa hoy en día ser catalán; así, el «Dios mío, ¿Qué es España?» queda entrelazado con un «¿qué diablos es Cataluña?». Este trabajo va dedicado especialmente a «los otros españoles que no son de habla catalana»; Capmany quiere que «abran los oídos» y confía en que no se contenten con conocer mal o a medias todo lo que sea catalán. Nuestra escritora pretende acotar los conceptos de catalanidad y catalanismo buscando una definición rigurosa de nación, una tarea con éxito harto improbable. Barcelona, nos dice, es la ciudad "más grande" de Europa entre las que no poseen el tirulo de capital de Estado», y es a partir de esta ciudad, tradicionalmente alejada del poder político. desde donde se ha construido la nación catalana. A lo largo de estas páginas se intenta describir los rasgos más característicos de la literatura catalana, una literatura de gran abolengo que experimentó largas centurias de decadencia y debilidad hasta la Renaixença del siglo pasado. Asimismo se rememora el fenómeno de la nova cançó y se reserva un capítulo a la situación de la mujer catalana. La autora, concejala del Ayuntamiento de Barcelona por el partido socialista. analiza también la composición del espectro político catalán y las pugnas de las diferentes administraciones en torno al poder municipal. En cuanto al President de la Generalitat, Jordi Pujol, reca ca jigo que sistemáticamente se procura disimular: el hecho de que «ostenta la representación ordinaria del Estado en Cataluña»; de él reconoce su capacidad para comunicarse pero también su «doble lenguaje», de modo que unas veces se ampara en la derecha sociológica y otras, afirma Maria Aurélia Capmanv, estimula «el reclamo separatista». Ella, lejos de posiciones angustiosas y «apocalípticas», se muestra confiada con respecto a la salud del idioma catalán y hasta cierto punto despreocupada acerca de su futuro, aun a pesar de considerar irreparable la ruptura que padeció la cultura catalana tras la guerra civil. El nacionalismo que profesan esta mujer y su partido sabe reconocer la «perenne susceptibilidad catalana», rehúye inspirar lástima y rechaza cultivar cuidadosamente el desapego por lo español en general. Sin embargo, es precisamente en estas actitudes, que son en sí positivas, donde reside su debilidad, pues son sostenidas de manera pasiva y sin convicción. En efecto, envueltos por una niebla de palabras en la puja pueril de ver quién da más por una Cataluña nacional, tienen perdida la partida de antemano. Al partir del dogma de que Cataluña es una nación y suponer que esto es lo máximo que puede ser una comunidad. la frustración es obvia cuando dicha nación no es soberana. con un Estado independiente para sí sola. Y esto no se arregla diciendo cuando se tercia que España es una nación de naciones. ¿Alguien se cree que con naciones se hace otra nación más? Se acaba afirmando que España...