Fernando Iscar

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Abogado y licenciado en Filología italiana

Génova, de Dino Campana

Sobre el libro de versos de Dino Campana "Canti Orfici", se han publicado diferentes ediciones y en varios idiomas. Este autor, era practicamente desconocido fuera de su país y su vida y obra están rodeadas de una leyenda mítica que ha trascendido su significación literaria.

Guido Gozzano, Le Farfalle

El término italiano "poesía crepuscolare" evoca la poesía decadentista de finales del XIX, su temática grandiosa y esteticista. Sin embargo hoy se aplica a un grupo de poetas italianos que a principios de nuestro siglo empleó tonos y formas discursivas, que abandonó el discurso áulico de sus predecesores y "atravesó" la influencia del omnipresente D'Annunzio con versos deliberadamente antioriginales, rimas sencillas, maneras que aparentemente implicaban el crepúsculo de la gran poesía de fin de siglo, el contrapunto de los insuficientes esplendores del pasado. Conscientemente elaboraron poemas sumisos, de rimas obvias e intención menor, forzosos emblemas, desde su propia perspectiva, de la enfermedad de su tiempo. No parece, evidentemente, que dicha poesía estuviera destinada a perdurar y sin embargo sus antologías han continuado siendo publicadas en Italia, recordando la gran atención del público que en su momento llegaron a suscitar. No es raro que más de un moderno crítico haya podido ser sorprendido confesando, en un momento de flaqueza, su gusto por la poesía de Guido Gozzano, quizás el mayor de estos menores poetas.Y por qué no. Guido Gozzano es un poeta fuertemente atractivo. Tras su aparente sencillez vislumbramos la ironía del dandy, la teatralidad del esteta."Infalible en la elección de palabras" dijo de él Montale (en Introducción a "Le poesie", Garzanti, Milán, 1961). "La suya es sobre todo la obra de un virtuoso, hábil y sutil en los efectos verbales", añadió el crítico Renato Serra. Y sin embargo es también el poeta "en pantoufles" (de nuevo Móntale), el poeta de las "buone cose di pessimo gusto" ("L'Amica di Nonna Speranza", en I colloqui), tal y como él mismo definió en uno de sus propios versos. No es posible no admirar la ironía de este poeta que hizo alarde de su falta de calidad en calculados versos de lenguaje preciso.Guido Gustavo Gozzano nació en 1883 en la "vecchiotta, provinciale" Turín, ciudad en la que residió prácticamente toda su vida, con excepción de esporádicos viajes de reposo a las playas de Liguria o a la casa de campo familiar en Aglié para recuperarse de la tuberculosis que le llevaría a la muerte en 1916. Tuvo una producción poética abundante que recogió en distintos volúmenes y publicó en numerosísimos diarios y revistas. Desde el principio disfrutó del éxito y la aceptación del público. "Guido Gozzano se presentó al público como luego no le sucedería a ningún otro poeta, familiarmente, con las manos en los bolsillos", continúa, casi con fastidio, Eugenio Montale. Y ello quizá porque realizó en la poesía una especie de reducción -mejor que depuración-, despojándola de toda transcendencia:"¿La Patria, Dios?, ¿la Humanidad/ Palabras que los retóricos han vuelto nauseabundas ..."; confiándose sólo a "la única verdad buena que conocemos;/ la Naturaleza ..." No le importó recurrir a las rimas fáciles, a los clásicos temas sentimentales a la vez que retrataba las angustias de su tiempo"apagado y soñoliento". Totó Merumeni, protagonista de uno de sus poemas más conocidos, es el retrato de este hombre enfermo: "Totó tiene veinticinco años, temperamento desdeñoso/...