Antonio Jiménez disertó ayer sobre Tertulias políticas en el marco del foro La construcción de la opinión pública, organizado por UNIR y que dirige Carmelo Encinas.
Jiménez hizo un repaso histórico de las tertulias políticas en España, desde el programa La Trastienda de la cadena SER hasta la actualidad. Su contribución a este género fue trasladar el formato de la radio a la televisión: primero en El gato al agua (hasta 2013) y ahora en El cascabel.
Según Jiménez, las tertulias políticas en la radio al principio contaron con la oposición de los medios impresos, que se creían «con el monopolio de la opinión», también con la oposición del diario El País hasta que PRISA, la empresa que lo edita, se hizo con el control de la cadena SER.
Hay asuntos negativos con esto de las tertulias: la mezcolanza de periodistas y políticos de tal manera que a veces no se sabe quién es quién; «perro muerde a perro» (es decir, que los periodistas se meten con los periodistas); se puede recurrir a todo tipo de frikis para aumentar la audiencia; muchas tertulias se pasan de sesgo apoyando a determinados partidos o determinadas insensateces. Pero a pesar de todo Jiménez piensa que son un producto útil, que presta un servicio a la sociedad, y con muy buena salud, aunque últimamente la audiencia haya bajado.
Sergio Martín, uno de los participantes en el foro, añadió dos «peros» más al formato de algunas tertulias políticas: «La gente cree que está informada cuando lo que está es entretenida», y su carácter de show, como cuando se le dice a los participantes: «Aquí venís a brearos». Javier Gállego señaló el conocido «todo vale» en la «guerra de la audiencia» y que el espectador «o busca reforzase en sus opiniones o busca la bronca entre los participantes», no fundamentalmente instruirse. Antonio R. Naranjo lamentó la simbiosis irreconocible de políticos y periodistas y se quejó de lo bajo que se podía caer en la calidad periodística cuando se otorgaba el premio Ortega y Gasset a un tuit. Alfredo Menéndez mencionó el rechazo que los tertulianos producen entre los redactores corrientes y molientes y Fernando González Urbaneja, finalmente, se preguntó si de verdad en los últimos años se había construido opinión pública, como reza el título del foro.