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La novela galardonada con el Premio Planeta correspondiente a 1991 pone al lector en contacto con la más reciente historia de España, la misma vivida por Muñoz Molina desde su ciudad natal, Úbeda, que aparece aquí encubierta bajo el nombre supuesto de Mágina, y narra la peripecia humana del protagonista de la acción con evidentes rasgos autobiográficos.

El argumento se desdobla a través de dos planos que transcurren de modo paralelo, y coinciden en la ciudad de Mágina (Ubeda) aunque se muestran diferentes en cuanto a su temática. En el primero de los planos, Manuel, en su papel de protagonista-autor. evoca los años de su infancia al reconstruir el entorno familiar propio de labradores con recursos modestos, que logran salir adelante gracias a su trabajo abnegado y constante. En las difíciles circunstancias de los años cincuenta y sesenta, los padres sueñan con dar al hijo la formación y oportunidades profesionales que ellos no tuvieron, objetivo que logran plenamente.

Guerra civil

El segundo plano temático nos remite a un panorama y época distintos, aunque se unen al relato anterior por coincidencia geográfica en la misma ciudad de Mágina, La otra acción nos sitúa en la España de 1936, en vísperas del alzamiento militar. El comandante Galaz es destinado a Mágina y allí le sorprende el golpe del 18 de julio. Gracias a su actuación, matando al oficial partidario de unirse a los conjurados, Mágina permanece fiel al gobierno de la República. Como consecuencia del hecho, Galaz es repudiado por su familia y deberá exilarse al término de la guerra civil.

Una España para el recuerdo

EJ comandante Galaz se refugia en los Estados Unidos, se casa de nuevo y tiene una hija, Nadia, con la que vuelve a España posteriormente. Nadia se ve envuelta en problemas con la policía por su militancia izquierdista, y, harto de dificultades, su padre decide regresar a los Estados Unidos, para no volver. Pasan los años y el destino va a unir casualmente a Manuel y Nadia, haciendo coincidir las dos acciones paralelas en una sola. Los dos jóvenes llegan a conocerse por motivos profesionales y no lardan en establecer relación como amantes. Descubren su vinculación con Mágina y en largas sesiones amorosas alternan el sexo con la evocación de situaciones y ambientes familiares de infancia y juventud.

El relato cobra entonces verdadera dimensión literaria y gran atractivo, puesto que las páginas dedicadas a recordar a la familia de Manuel, padres, abuelos, amigos y convecinos, muestran una cálida ternura que las tiñe de viveza colorista, haciéndolas auténticas, llenas de realismo y valor humano. Surgen figuras tan pintorescas y castizas como las del médico jorobado, don Mercurio o la de Ramiro el retratista, que animan la reconstrucción de hechos históricos referidos a una España más ingenua y divertida, aunque menos desarrollada económicamente.

La novela de Muñoz Molina ofrece un argumento repleto de acontecimientos que abarcan un periodo de tiempo de varias décadas y que por ello resulta, considerada en su conjunto, demasiado sobrecargada de elementos narrativos que la alargan de forma tan excesiva como innecesaria, En realidad, asistimos a dos relatos diferentes integrados en uno solo, que no llegan en ningún momento a lograr esa unión de modo convincente.

Mayor homogeneidad y coherencia muestra el estilo, que se mantiene invariable a lo largo de la acción, pese a los frecuentes cambios espacio-temporales que salpican la trama argumental. En relación con la estructura narrativa, el autor utiliza unas construcciones gramaticales demasiado barrocas, trabadas a base de larguísimos párrafos con escasos diálogos que llegan a hacer la lectura verdaderamente fatigosa. El propósito de renovar la sintaxis tradicional del género novelístico con el empleo de frases en tercera persona lo lleva a cabo Muñoz Molina a través de inacabables períodos discursivos, siguiendo las técnicas de la novelística hispanoamericana de los años sesenta, hoy un tanto en desuso.

Se percibe la esforzada elaboración del autor con el fin de dotar a su obra de mayor profundidad y densidad de la alcanzada en sus tres relatos anteriores («Beatus Ule», «Invierno en Lisboa» y «Beltenebros»), pero dicho esfuerzo no está recompensado con el éxito final. Se observa que, además de la referida falta de hilación argumental y del abuso de recursos innovadores no muy afortunados, el autor incurre en tópicos de contenido político y sociológico propios del izquierdismo romántico profesado por algunos sectores juveniles españoles de la transición democrática, hoy instalados en el poder.