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José Miguel Mulet continúa en su faceta de divulgador con la publicación de Ecologismo real. Es el octavo libro de una trayectoria que comenzó en 2011 con Los productos naturales ¡vaya timo! y continuó con títulos como Medicina sin engaños o Transgénicos sin miedo. Mulet es catedrático de Biotecnología en la Universidad Politécnica de Valencia e investigador del Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas, donde trabaja en el desarrollo de plantas tolerantes a la sequía o al frío.

El subtítulo del libro: «Todo lo que la ciencia dice que puedes hacer para conservar el planeta y los ecologistas no te dirán nunca», ya es una declaración de intenciones en la que el autor no oculta su escasa simpatía hacia ciertos grupos ecologistas. A Mulet, que ha participado en debates sobre organismos transgénicos, le ha quedado una pobre opinión sobre algunos de los ecologistas con los que ha polemizado, como puede comprobarse en su blog Tomates con Genes.

El libro consta de una introducción, ocho capítulos y un epílogo, y aborda temas candentes de la ecología -del griego: oikos ‘casa’ y logía ‘tratado’-. Su propuesta es utilizar la ciencia como instrumento para preservar el medioambiente y, para ello, analiza en los primeros capítulos las causas y soluciones al calentamiento global, mientras que los dos últimos capítulos se centran en la relación del ecologismo con el marketing y con la política.

Mulet opta por cornucopianismo moderado: sin ignorar la realidad de los problemas, no olvida que las profecías yerran frecuentemente

Existen dos corrientes enfrentadas para abordar los problemas del medioambiente: maltusianos frente a cornucopianos, que en inglés se corresponderían respectivamente con doomers y boomers. Los maltusianos -en referencia a Thomas Malthus- ofrecen predicciones apocalípticas, creen que los recursos se agotarán y que no es posible el crecimiento indefinido. Frente a ellos, los cornucopianos -en referencia a la cornucopia, el cuerno de la abundancia de la mitología- confían en que la ciencia siempre encontrará soluciones a los problemas medioambientales y no hay que preocuparse en exceso. Mulet opta por un punto intermedio: un cornucopianismo moderado que, sin ignorar la realidad de los problemas, no olvide que, aunque las profecías de corte maltusiano yerran frecuentemente, quizá algún día acierten.

EL CO2 NO ES EL ÚNICO CULPABLE

El calentamiento global antropogénico es un hecho contrastado relacionado con el nivel atmosférico de CO2. A su vez, el uso de combustibles fósiles es la principal causa del incremento del nivel de CO2, que ya supera las 400 partes por millón. No obstante, es complicado predecir las consecuencias de este incremento sobre el medioambiente y sobre el clima, y existe un abanico de posibles soluciones. Además, los problemas no se circunscriben exclusivamente al CO2 e incluyen otras problemáticas como el agua, la deforestación, los residuos o las emisiones de otros gases de efecto invernadero.

Todas las actividades del hombre inciden sobre los ecosistemas y el libro desgrana la incidencia sobre el medioambiente de la producción de alimentos, la movilidad, la vivienda, la reutilización y reciclado, el uso de la energía, etc. En cada caso se analiza el impacto ecológico y las soluciones posibles, ofreciendo consejos prácticos para contribuir a evitar los impactos negativos. Algunos de esos análisis pueden resultar sorprendentes, como que los alimentos ecológicos no sean más beneficiosos para el medioambiente que los convencionales, o que puede ser más ecológico veranear en un apartamento de Benidorm que en alojamientos de ecoturismo.

¿Por qué lo llaman ecologismo cuando quieren decir política?

Los dos últimos capítulos se titulan: El greenwashing y demás timos y ¿Por qué lo llaman ecologismo cuando quieren decir política? El greenwashing -lavado verde-, es una estrategia de marketing para lavar la imagen de empresas y productos presentándolos como ecológicos, cuando en realidad no aportan beneficios al medioambiente. En muchos casos se utilizan gran número de sellos y certificaciones que el cliente no sabe bien qué significan ni cómo se otorgan. La recomendación de Mulet es simple: así como en el etiquetado de alimentos es obligatoria la información nutricional, en los productos de consumo debería informarse de las emisiones de CO2 y del agua necesaria para su fabricación y reciclado: huella de carbono y huella hídrica.

Al analizar la relación entre ecología y política, el autor se remonta a cuando era la nobleza la que mostraba alguna preocupación por la naturaleza. Más tarde la ecología llegó a estar relacionada con el nazismo y la extrema derecha, así como con la antroposofía y la agricultura biodinámica esotérica. Nada puede encontrarse en la obra de Marx y Engels en relación al medioambiente y, tanto en el bloque del Este como en la China de Mao, la despreocupación por el medio natural condujo a desastres ecológicos. En la actualidad, como dice el autor, «el ecologismo ha cambiado de acera» y son los grupos políticos más escorados a la izquierda quienes pretenden erigirse en defensores exclusivos del medio ambiente. El autor opina que la protección del medioambiente y la lucha contra el calentamiento global no deberían convertirse en patrimonio de un sector ideológico, «porque entonces perdemos todos» y sugiere que «una mentalidad práctica que busque soluciones concretas a problemas concretos es lo que necesita el planeta, no declaraciones grandilocuentes, pancartas o manifestaciones».

CON UN ESTILO DIRECTO, IRÓNICO Y ACCESIBLE

Mulet muestra destreza en el oficio de divulgador científico y se desempeña con claridad y amenidad. Su estilo directo y desenfadado, salpicado de anécdotas y toques de ironía, tiene como resultado un texto accesible que incluso llega a ser divertido. En ese sentido cumple ampliamente la función de facilitar al público no experto la comprensión científica de los retos medioambientales. Sin embargo, a pesar de que su libro no pretende ser un trabajo académico, hubiera sido útil señalar a pie de página las referencias a las afirmaciones más llamativas y polémicas, así como a las cifras y datos más significativos y discutibles.

Los consejos prácticos que propone el texto, coherentes con el conocimiento científico, son aplicables a la vida cotidiana y buscan disminuir el impacto ambiental. Como concluye el autor: «Vamos a probar a hacer cada día, en cada compra, en cada comida y en cada acción la revolución de las pequeñas cosas y de los pequeños actos».

Doctor en Químicas y profesor de Unir