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«Si he logrado ver más lejos ha sido porque he subido a hombros de gigantes».
Isaac Newton

Estas palabras merecen ser el comienzo de los seis artículos que tengo el privilegio de presentar en esta publicación, que puedo asegurar que no defraudarán a quienes decidan leerlos por ser una combinación de talento y audacia.

El esfuerzo de estos pioneros manera elegante que se me ocurre para no llamarles osados‒ de la nueva generación de proyectos innovadores de educación superior merece, al menos, el reconocimiento al atrevimiento. Imaginar universidades acreditadas de primer nivel mundial sin paredes, escuelas que enseñan sin profesores, o alumnos que siguen un currículum sin disciplinas o exámenes era impensable hace una década. Hoy, Minerva es considerada la universidad más innovadora del mundo sin tener ni un solo campus y con sus alumnos y profesores distribuidos por todo el mundo. En African Leadership University el currículum de sus más de mil alumnos depende de la misión que ellos mismos se proponen respecto de los 15 retos estratégicos a los que se enfrenta la región. En Singapur, Reactor ha entrenado a más de 9.000 alumnos para ser fundadores de start-ups o inversores de capital riesgo. Ninguno de estos proyectos existía en 2010.

La gran transformación de la educación superior

La educación superior se encuentra en un interesantísimo momento por varios motivos. En primer lugar, por el cuestionamiento de su efectividad en una de las que, se le suponen, es su labor fundamental: preparar a los alumnos para los trabajos altamente cualificados que demanda la sociedad. El 65% de los alumnos encuestados en EE.UU. piensa que el coste de la educación superior ya no merece la pena. Uno de los patrones comunes de todas las iniciativas que componen este trabajo es que llevan un seguimiento exhaustivo de los resultados relativos al empleo de sus alumnos y la generación de nuevas empresas y empleos. Por citar uno de los ejemplos, Nexford asegura que el 92% de los empleadores con los que trabajan se muestran satisfechos con el nivel de los estudiantes que reciben, y hablamos de miles de alumnos que provienen de más de 85 países. Un dato que contrasta con la estadística compartida por Minerva en esta misma publicación, en la que asegura que sólo el 11% de los empleadores cree que los graduados están preparados para las necesidades del mundo laboral. Habiendo contratado personalmente en Minds Studio a varios alumnos egresados de estas universidades, doy fe de que aquellos estudiantes que apuestan por un modelo de educación diferente tienen una forma de ver el mundo distinta y más adaptada a los retos reales a los que nos enfrentamos en la industria.

Aquellos estudiantes que apuestan por un modelo de educación diferente tienen una forma de ver el mundo distinta y más adaptada a los retos reales

Una universidad integrada en la sociedad

Por otro lado, estamos viendo con nuestros propios ojos cómo se difuminan las fronteras entre la educación superior y la sociedad civil. El modelo universitario del que venimos producía centros académicos en los que se custodia el saber, normalmente alejados de la sociedad. Con la aparición de los modelos de aprendizaje híbridos e interconectados de los que esta publicación es sólo una pequeña muestra, la universidad se parece más bien a una comunidad de aprendizaje digital que puede tener un componente físico como elemento de valor añadido, pero no fundamental. Por ejemplo, el ayuntamiento donde reside la escuela de London Interdisciplinary School contrata a alumnos de prácticas de la propia universidad para la mejora de sus servicios. Reactor no es sólo una escuela sino una incubadora digital de empresas e inversores. La nueva educación ya no vive centrada en la creación de conocimiento, sino integrada en la sociedad como un elemento activo que da y que recibe, que aporta pero que también escucha.

Muchos de los proyectos que contiene este trabajo desarrollan sus contenidos en colaboración e interacción con empresas, organismos públicos, e incluso en colaboración con otras universidades. Kaospilot, por ejemplo, desarrolla sus programas de estrategia digital en colaboración con Elisava en Barcelona. Minerva ha co-creado un programa con ESADE, y está lanzando una nueva escuela interdisciplinar en Emiratos Árabes con Zayed University. La acreditación de algunos de los cursos de Reactor School en Singapur la provee Cornell en Estados Unidos. Todo ello supone competir colaborando en un mundo de conocimiento sin fronteras, al fin y al cabo.

Nuevos tiempos para profesores y alumnos

El cambio en la manera de seleccionar a los alumnos es otro denominador común de los proyectos estudiados. A pesar de la obsesión por parte de muchos sistemas educativos por la estandarización, en la mayoría de los casos los procesos de estas universidades ponen mucho énfasis en la selección holística de los candidatos, sin prestar excesiva atención a los méritos académicos que favorecen a las minorías elitistas. La mayoría de estos proyectos entrevistan a los participantes antes de decidir si son candidatos preparados para su experiencia formativa y algunos requieren un portafolio de proyectos a sus candidatos para entender mejor quiénes son y qué les motiva. Esa inversión inicial tiene sus frutos al finalizar estos programas, ya que producen graduados preparados y motivados para ejercer nuevas y cambiantes profesiones.

A la hora de escoger alumnado, estas universidades ponen mucho énfasis en la selección holística de los candidatos, sin prestar excesiva atención a los méritos académicos

Y si la manera de seleccionar a los alumnos cambia, qué decir del rol de los profesores. Ser profesor universitario ya no tiene por qué significar dar clase en una universidad, sino estar bien entrenado para ayudar a los alumnos a aprender. En Kaospilot, por poner un ejemplo, no consideran que tienen profesores, sino team leaders. En African Leadership University, de facto, saben que es imposible educar a la ingente cantidad de alumnos que van a desbordar su sistema universitario en los próximos años –dada su demografía– con los doctorados de los que dispone o es capaz de generar la región. En Reactor directamente buscan y entrenan practitioners que provean de empresas y start-ups para formar a los líderes de las empresas del futuro. Cada vez más veremos profeso- res nómadas digitales que enseñan en universidades de Florida o Hong Kong, teniendo su base en otro país, o mientras viajan por el mundo como le ocurre a Christine Looser, una de las profesoras de Minerva que ha participado en esta publicación.

En conclusión, creo que estos proyectos están creando comunidades distribuidas de aprendizaje del futuro, muy alejadas del modelo de enseñar para certificar que tanto conocemos y que prioriza el rendimiento al aprendizaje. El objetivo ahora no es sólo que el alumno aprenda una habilidad para encontrar un trabajo, sino que encuentre en su comunidad universitaria un «hogar digital» del que formar parte activa de su crecimiento. Los alumni serán tan importantes y activos como los alumnos de primer año, o como los alumnos de prácticas. Las empresas influirán en las actividades formati- vas y los universitarios en ellas. Pertenecer a la comunidad de Reactor, o la de African Leadership University, o la de Minerva, significará mucho más que un título. Será una brújula con la que navegar a lo largo de toda la vida profesional protegido por una red de personas que comparten unos mismos valores, un lugar en el que apoyarse en los momentos importantes de la vida, y no sólo durante 4 o 5 años.

Todo esto tiene un impacto muy profundo en las estructuras, los procesos y los modelos de negocio del tejido universitario, que se está regenerando para dar respuesta a los cambios que la sociedad reclama: una educación superior más abierta, escalable, inclusiva, transdisciplinar e interconectada. 

Guía para los casos de estudio en doce puntos

  1. ¿Cuál es el elemento más innovador, el que más destaca en su proyecto?
  2. ¿Qué modelo pedagógico siguen para garantizar la alta calidad?
  3. ¿De dónde proceden sus alumnos y cómo los seleccionan?
  4. ¿Qué tipo de evaluación y acreditación manejan?
  5. ¿En qué se diferencia su experiencia de aprendizaje del modelo universitario tradicional?
  6. ¿Qué han eliminado de la experiencia universitaria tradicional?
  7. ¿Cómo apoyan o respaldan a los estudiantes una vez que se gradúan?
  8. ¿Cómo forman a sus docentes para que sean eficaces?
  9. ¿Cómo se imaginan o cómo definirían el éxito a largo plazo?
  10. ¿Disponen de resultados iniciales o ejemplos que puedan mostrar su impacto?
  11. ¿Cuál es su próximo paso como empresa?
  12. ¿Quiénes serían sus socios ideales en este viaje?
Fundador de Minds Studio