En un momento en que administraciones y gobiernos de todo el mundo buscan establecer modelos políticos que permitan el desarrollo acelerado de la Sociedad de la Información a través de la aplicación masiva de las nuevas tecnologías, una de las carencias más evidentes es la de experiencias que puedan ser utilizadas como marcos dereferencia. Este es el objetivo buscado por los dos libros editados por Brian Kahin, Asesor del Presidente Clinton para la SI.
National Information Infrastructure Initiatives analiza los distintos desarrollos seguidos por algunos de aquellos gobiernos que estudian cómo crear un modelo político para el acceso de sus ciudadanos a la SI.
Siendo en este campo abrumador el predominio cuantitativo de la sociedad y el mercado norteamericano, y por la adscripción personal,antes descrita, de uno de los editores, éstos han prestado especial interés al caso estadounidense. De esta forma nos presentan la evolución de lainiciativa política de la Presidencia Clinton, gran impulsora de la National Information Infrastructure Initiative norteamericana (más conocida por su acrónimo NIIl), y cómo su Gobierno ha ido modulando progresivamente el énfasis puesto sobre cada uno de los múltiples factores que intervienen en el desarrollo de la SI.
Así, se describe el acento puesto inicialmente en la acción gubernamental de desarrollo de infraestructuras y de establecimiento de estándares y aplicaciones, y cómo paulatinamente se ha ido transfiriendo el protagonismo a la sociedad civil y al mundo económico, limitando pocoa poco la acción gubernamental a la extensión social de los nuevos adelantos. Asistimos así a un doble traspaso generalizado de la iniciativainversora desde el Gobierno a las entidades privadas, y en paralelo, desde el sector infraestructuras («hardware»), al de contenidos («software»). Resulta significativo comprobar que, cuantitativamente, laacción inversora del Gobierno norteamericano no ha decrecido, si bien su participación cualitativa se ha reducido hasta cifras marginales.
El resto del volumen permite cotejar diferentes experiencias, en buena parte de los países más avanzados de Europa y Asia. Aquí el libroresulta desigual, consecuencia inevitable de su redacción múltiple. Tampoco resulta exhaustiva y se echan en falta referencias a algunos países e incluso a iniciativas privadas no gubernamentales de influencia planetaria.
La mayor aportación del texto, junto con la descripción antes mencionada, reside en la posibilidad ofrecida al estudioso de pergeñar un modelo a la medida de un país concreto, mediante el análisis de las diferentes propuestas e iniciativas, y la correspondiente correlación finalcon los resultados de las mismas, cuyos datos puede encontrar en los medios de comunicación que se ocupan de estos temas. Resta, pues, alexperto, adaptar las premisas de partida a las condiciones de entorno del modelo empírico y elaborar los modelos perseguidos.
Public Access to the Internet resulta menos descriptivo pero másvalioso desde el punto de vista del análisis político. El libro presenta adecuadamente la problemática subyacente en la SI: la desagregación social y la aparición de nuevas barreras entre aquellos colectivos con acceso a la información y a la gestión del conocimiento que ésta ofrece,y aquéllos que pueden quedar marginados social y culturalmente por carecer del mismo.
Si la SI se caracteriza por ofrecer una nueva dimensión a la capacidad humana de comunicación y relación, resulta imprescindible formular nuevos esquemas jurídicos que lo hagan posible. Este libro pasa revista a las medidas de la Administración Clinton y a su criterio argumental.
De esta manera, si el primer texto anticipaba un predominio creciente del mercado en la SI, el segundo nos advierte de la imprescindible necesidad de crear un marco jurídico que actúe como moderador de las tendencias inherentes a dicho modelo. De esta manera enlaza con algunos de los mensajes y contenidos esgrimidos en la sección multimedia de esta publicación: el Servicio Universal, el derecho de acceso a la información, el derecho y sus restricciones a la libertad de expresión en Internet, y el establecimiento de códigos de conducta en la nueva SI.
El libro se estructura en cinco partes: la problemática del Servicio Universal, la cultura sociológica de Internet, el establecimiento de comunidades malladas o interconectadas, los nuevos usuarios y, por último, los modelos de precios y servicios.
En definitiva, dos obras interesantes y oportunas que ayudan a iluminar los aspectos sociales y políticos de la SI, y las responsabilidades y consecuencias de las acciones gubernamentales en esta materia.