Ramón Cotarelo

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Catedrático y director del Departamento de Ciencia Política y de la Administración de la UNED.

Corrientes y sensibilidades en el PSOE

Menuda zarabanda se ha armado en el país con las supuestas corrientes dentro del PSOE. Y eso que no son tales. sino «sensibilidades». como los socialistas gustan decir, mostrando así la vieja afición por el eufemismo y el circunloquio que siempre ha caracterizado a los políticos latinos. «Sensibilidades» clasificadas a su vez con exquisitez taxonómica en reformistas, racionalistas demócratas radicales y renovadoras. en un reciente artículo de Manuel Escudero. A la vista de los nombres, queda claro, primero, que las «sensibilidades» son todas encomiables: segundo, que pueden fusionarse en una sola «sensibilidad». En realidad, en el Partido Socialista, en solitario poder desde hace más de nueve años en España, únicamente existe una corriente oficial y otra oficiosa. La primera. Izquierda Socialista (1S), es un grupo de animosos militantes con algo de antifoneros, contentos de cambiar una frecuente presencia en los medios por su perfecta irrelevancia orgánica y doctrinal. La oficiosa es la de la socialdemocracia conservadora. Liberal-socialista o como quiera llamársela, esto es, la de las gentes del dinero, que no necesita afirmarse oficialmente por dos razones: primera, no cuenta con grandes simpatías entre las bases de un partido que sigue cultivando la retórica del mundo del trabajo: segunda, sí cuenta, en cambio, con el cerrado apoyo del secretario general, que es lo que importa. El resto, silencio. Antes de seguir, una digresión sobre la figura del secretario general. Por sus obras y dichos parece haber oscilado entre dos modelos, el de Olot Palme y el de Willy Brandl. Dada la situación internacional de España, hubo de conformarse con el de Brandl. Pero esto quiere decir que tratará primero de disimular la diversidad de opiniones dentro del partido y, luego, de situarse por encima de ellas y que. aunque sea evidente partidario de la conservadora, jamás se pronunciará en público en su favor, a los efectos, sobre todo, de serle más útil. Segunda digresión. Es frecuente en el socialismo europeo que el ministro de Hacienda, obligado a ser realista y a rebajar los sueños de sus colegas, se oponga a los elementos izquierdistas del partido. Fue el caso de Denis Healey en Gran Bretaña y de Karl Schiiler en Alemania. Algo inevitable cuando por socialismo se entiende un arreglo cosmético del capitalismo. Y. si el enfrentamiento se exaspera, los conservadores pueden formar su(s) propio(s) partido(s). Es también el caso de Roy Jenkins o Shirley Williams y puede ser aquí el de Solchaga, Boyer y sus conmilitones. Problemas personales El PSOE tiene problemas en su seno, como todas las organizaciones complejas. Pero no son problemas doctrinales sino más virulentos, esto es, personales. Cosa razonable por cuanto ha perdido su ideología. pero sigue administrado porciones importantes de la vida nacional. Y en la competencia por ocupar los cargos, dar las órdenes impartir las directrices, etc.. suele haber una mayor inquietud por los destinos de cada cual. En estos corrido s se enarbolar! oriflamas ideológicas, pero son luchas descarnadas por el control personal de los aparatos de poder. Véase, por ejemplo, el caso del llamado CEPES, reminiscente...