Quizá el testimonio más perdurable de un festival sean las publicaciones que genera, aparte de los catálogos y revistas informativas. Los libros sobre autores y ciclos escritos por especialistas para la SEMINCI forman un corpus bibliográfico de gran interés. Alrededor de cien títulos, desde los primeros, dedicados a las conversaciones, hasta el último de César Combarros sobre la historia de estos cincuenta años,que fue precedido por otro de similar intención de mi autoría, sobre los veinte primeros años, fijado sobre todo en los diversos vectores de la programación. SEMINCI tiene el privilegio de contar con textos escritos por Robert Bresson o Carl Thedor y Dreyer, dos de los realizadores presentados en el festival en sus diversas etapas.
Las publicaciones han intentado fijar en principio las características estéticas de los ciclos. Han ido ganando en páginas y algunas de ellas son referencia, a pesar de una distribución todavía limitada, porque más allá de las fechas de cada festival tienen un interés generalizado. Esta política ha ido decantándose en el curso de los años, desde el primer estudio breve sobre el nuevo cine alemán de Fassbinder, Herzog y demás. En tiempo de difícil economía hubo que apretarse los machos, y a pesar de ello, ahí están los títulos. Los estudios sobre Edgar Neville, Marquina, Serrano de Osma, los Mihura, quedarán como referencia inexcusable. Es un ejemplo más de ese «amor al cine» y a sus creadores que caracteriza la historia de este festival.