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tpdum_img1.jpgLas colaboraciones agrupadas en el voluminoso Anuario del Instituto Elcano, recientemente publicado, tratan de abordar los aspectos más relevantes de la vida política y de la vida económica de América Latina, en el periodo seleccionado para su estudio (2002-2003).

Por lo que se refiere al primer grupo de temas, el Anuario se propone lograr una visión coherente del marco de las relaciones en el triángulo atlántico aquí pertinente, es decir, la Unión Europea (UE), Estados Unidos y América Latina y el Caribe (ALC), afrontando las perspectivas de las tres orillas. A continuación ahonda en dos de los temas políticos más recurrentes en la región: el de la gobernabilídad y el del marco institucional, ambos necesarias para afrontar con garantías de éxito en la región la globalización y la estabilidad económica y política. Finalmente, se repasan algunos procesos políticos especialmente significativos durante el año 2002, como han sido los de Brasil, Argentina, Colombia y Venezuela.

ACUERDOS EXITOSOS

En el primero de los artículos que aquí comentamos, llama particularmente la atención la visión constructiva que el consultor del Banco Mundial, Francisco León, su autor, tiene acerca del «momento especial que viven las relaciones de Latinoamérica y la UE». Se aportan aquí ideas y vías para la profundización de las relaciones bilaterales, a partir de un análisis preciso de los principales puntos que parecen rehusar un acuerdo entre ambas orillas. En ellos subyace la idea del valor de los acuerdos del pasado, cuyas fórmulas positivas podrían ser aplicadas en la actualidad a las relaciones (hoy fundamentalmente bilaterales) en el conjunto de la región. Este repaso sirve asismismo para subrayar algunos de los profundos vacíos que, en negociaciones anteriores, se han producido en materias fundamentales para el establecimiento de un marco institucional estable, relativos a la institucionalizactón de la democracia, respeto de los derechos humanos, sensibilidad al problema de la emigración, etc.

ESPAÑA – ALC – EE. UU.

En el campo de las relaciones entre la UE y Latinoamérica, España ocupa evidentemente un lugar de máxima importancia, como queda señalado por el profesor Celestino del Arenal. Su reflexión aborda la doble característica del Gobierno Aznar respecto a ALC: el atlantismo de la mano de EE. UU., por un lado, y la regionalización de las relaciones, por otra, frente a lo que fue la política de «posición desde Europa» y el impulso de los acuerdos bilaterales que caracterizó a los gobiernos socialistas de la época anterior. El autor cuestiona esta postura, entendiendo que los intereses de EE. UU. y de España en la región no son siempre los mismos. Asimismo analiza los motores de las relaciones hispanolatinoamericanas actuales. El autor encuentra excesiva la «economización» de estas relaciones, que repercute en un deterioro de la imagen de España en la región, pues se conforma en algunos países con la imagen negativa de los nuevos conquistadores.

EE. UU. ALC

Cerrando el trío de los componentes del triángulo atlántico, Arturo Valenzuela, director del Centro de Estudios Latinoamericanos de la universidad de Georgetown (Washington D. C.) analiza las relaciones de EE. UU. con América Latina, con un esquema tripartito: gestión cotidiana, «gran estrategia» y gestión de crisis. En lo que concierne a ta primera, los vínculos ya existentes, formal o informalmente, entre el norte y el sur del continente, abarcan multitud de aspectos —inmigración, comercio, seguridad, drogas, etc.—. Entre ellos, el autor detecta un cierto continuismo a partir de una estructura administrativa y social heredada de periodos anteriores. Introduciéndonos en el tema de la gran estrategia, el Gobierno Bush parecía inicialmente dispuesto a acometer un profundo ajuste sobre la regulación de la emigración ilegal o el desarrollo del ALCA; pero diversos obstáculos de política interna y de prioridades en otras zonas del mundo han hecho que asistamos al final de su mandato sin poder percibir grandes avances e, incluso, con una desalentadora percepción de sus posibilidades de éxito en el futuro. Respecto a la gestión de crisis, el bienio se cierta con una fractura en el modus operandi previo: el luisseí faire en la crisis argentina, frente al apoyo decidido a México en la crisis del noventa y cuatro; o el pronto reconocimiento del gobierno golpista en Venezuela, frente al compromiso de apoyo a cualquier mandatario elegido democráticamente.

LA DEMOCRACIA COMO INSTITUCIÓN

En otro orden de cosas, el Anuario se centra en el análisis de la política interior a partir del balance electoral en 2002, año en el que se produjeron cambios fundamentales en Argentina, Brasil, Venezuela y Colombia.

Señalan Daniel Zovatto y Julio Burdman, director y codirector, respectivamente, del Observatorio Electoral Latinoamericano, cómo la situación actual supone el proceso democrático más largo en la historia latinoamericana, aunque el último latínobarómetro de la CEPAL concluye que un 50% de los encuestados aceptarían pasar a un sistema no democrático, si éste resolviera los problemas económicos y de trabajo a todos. Aun así, parece ratificarse el consenso sobre que, en Latinoamérica, no se quiere perder la democracia, sino deshacerse de los malos gobernantes. Sin embargo, una situación de difícil equilibrio (la CEPAL cifra un aumento de la incidencia de la pobreza en 2001 del 41% —la pobreza extrema alcanza el 18%—) genera un caldo de cultivo peligroso para el resurgir de populismos, búsqueda de «salvadores nacionales», etc. A esta visión pesimista de la situación del continente se le contrapone la «alternativa posible» que pueden representar gobiernos tipo Lula; en los que afrontar el problema social se enfoca desde la óptica de la reorganización interna salvando la economía de crisis de confianza de los inversores internacionales. Aun así, Carlos Pío nos hace reflexionar sobre tas fuertes restricciones y contradicciones internas en el objetivo de Lula y en su propio partido para evitar triunfalismos precipitados.