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Hace unos meses, al publicarse en Francia la versión original de esta obra, suscitó ecos sensacionalistas que hacían suponer el descubrimiento de una biografía escandalosa con aspectos desconocidos y provocativos en tomo a la vida de Marguerite Yourcenar. Esta respetable dama belga que mereció el honor de ser la primera mujer admitida en el ilustre y cerrado santuario de l’Academie Frangaise parecía que iba a quedar en entredicho sólo unos años después de su fallecimiento, ocurrido en 1987. Tal creencia se atribuía a las supuestas revelaciones de la periodista francesa Josyane Savigneau que aludía a ciertas desviaciones eróticas desconocidas en la vida de la Yourcenar.

Sin embargo, la primera grata impresión que despierta en el lector el documento biográfico, es la de estar elaborado con toda seriedad, sin ningún deseo de llamar la atención utilizando recursos poco limpios ni referencias de mal gusto. Es de justicia, ante todo, señalar qu e la autora ha llevado a cabo un trabajo de investigación y búsqueda de datos notablemente amplio y concienzudo que no siempre debió ser fácil de conseguir. dada la escasez de fuentes. Unas veces la relicencia de los informadores y otras su elevada edad y merma de facultades complicaban el esclarecimiento de algunos hechos fundamentales. Tarca que se complicaba todavía más ante el hecho de que la Yourcenar dejó gran parte de su correspondencia personal sellada, con prohibición de abrirla hasta que pase medio siglo a partir de la fecha de su muerte.

No obstante, la autora ha logrado reunir datos suficientes como para reconstruir año por año los aspectos básicos de la trayectoria humana y literaria de Marguerite Yourcenar con una precisión y rigor extraordinarios. Se desvelan así los perfiles de aquella mademoiselle Marguerite de Crayencoeur, huérfana de madre bajo la atenta mirada de un padre rico, retinado, decadente y bohemio que provocaba en ella una reacción hacia la reserva interior y la ambivalencia en defensa de su intimidad.

El arte del disfraz

Desde muy pronto, como señala Josyane Savigneau, aprendió la niña a desviar la curiosidad impertinente de los que no formaron parte del círculo de sus escasas amistades, llegando a detalles bastante significativos para el conocimiento de su personalidad. Desde la idea de disfrazar el apellido familiar utilizando un anagrama (Yourcenar=Crayencour), hizo lo mismo con su imagen privada, al ocultarla tras un estereotipo que, de cara al público, presentaba el aire de timidez y altivo distanciamiento que siempre le atribuyeron.

Teniendo en cuenta esos datos, la autora elabora su biografía con habilidad, interpretando de modo prudente las referencias comprobadas con el fin de evitar conclusiones precipitadas que podrían desfigurar el verdadero rostro de la novelista. Para aclarar determinados pasajes, Josyane Savigneau deja hablar a Marguerite Yourcenar tal como se muestra en declaraciones fiables, capaces de trasmitir su imagen real, fuera de los habituales recursos de ocultamiento.

De este modo se delimita el carácter y la psicología de la escritora, a través de las distintas etapas vitales de aquella mujer singular tan llena de complejidades y de aspectos desconcertantes. De cultura europea y nacionalizada norteamericana supo integrar en sí misma de forma única los valores literarios y artísticos de esos dos continentes. que formaron parte de su mundo particular y de su ficción narrativa.

Aunque se presta atención a la trayectoria novelística de Marguerite Yourcenar es evidente la falta de intenciones críticas en el trabajo de la autora que da a su biografía un sesgo básicamente informativo, no analítico, con abundantes referencias a la historia personal de la novelista que a sus libros. En cuanto se refiere a la vida afectiva de la Yourcenar, aunque se procura guardar la necesaria delicadeza, tampoco se ocultan las desviaciones sexuales que, por otra parte, eran sobradamente conocidas.

Todos estos elementos documentales se presentan con objetividad y realismo, sin importarle a la autora que los rasgos surgidos de la historia no sean los más favorecedores, siempre que sean los más exactos. Con fidelidad a tales planteamientos Josyane Savigneau nos ofrece en su biografía una crónica certera relativa a una mujer que, junto a su vida individual, también representa a toda una época enraizada por un lado en el siglo XIX y por otro con los fenómenos culturales y sociales propios del XX. Realiza su trabajo de modo convincente con estilo fluido que logra mantener el interés hacia el personaje a lo largo de toda la obra. Siguiendo una tónica habitual en los tiempos que corren, se omite cuidadosamente cualquier tipo de opinión relativa a la conducta afectiva o comportamiento moral de Marguerite Yourcenar, aunque tampoco se la presenta como ejemplo que merezca la pena ser imitado.