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 El teatro como lugar de encuentro» es el lema de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) en su propósito de considerar el arte dramático como ariete de su extensión cultural.
Sin duda, el «hecho teatral» es desde hace 2.500 años mucho más que la máxima y más completa realización artística, porque pudiendo reunir en su seno todas las expresiones creativas puede también propiciar la reflexión sobre la esencia y la existencia del ser humano, y todo en un ámbito en el que el actor se encuentra cara a cara con el espectador, el emisor ante el receptor, el hombre frente al hombre. Por ello, UNIR considera el teatro como un lugar propicio para el encuentro de alumnos, exalumnos, profesores y amantes del arte dramático.
No han sido pocas las acciones que en menos de dos años la Universidad Internacional de La Rioja, a través de UNIR Teatro, ha llevado a cabo. Este verano se ha celebrado en Barbastro el II Festival de Teatro del Somontano. El año pasado, en la primera edición, destacaron los montajes de El oso, de Chejov, y de Noches blancas, sobre el texto de Dostoievski, dirigidos por el maestro Ángel Gutiérrez, «niño de la guerra» que, tras cuarenta años de aprendizaje y docencia en Rusia, ha sido durante otros cuarenta catedrático en la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid. Hay que indicar que el acreditado Teatro de Cámara Chéjov, que dirige Ángel Gutiérrez, ante su posible desaparición, fue adquirido por UNIR, en la que fue su primera intervención teatral. Había que salvar esa cátedra escénica.
Este año, en la segunda edición del Festival de Teatro del Somontano, junto con la pieza La lengua en pedazos, escrita y dirigida por Juan Mayorga, sobre santa Teresa de Ávila, un éxito del más internacional de nuestros autores, se pudo ver la obra Tomás Moro, una utopía, de Shakespeare y otros autores isabelinos, que se había estrenado días antes con éxito en el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro, producida por UNIR, con dirección de la británica Tamzin Townsend.
Obras que también han tenido su asiento en otras ciudades españolas gracias a UNIR, como El chico de la última fila, también de Mayorga, que ha sido presentada en el emblemático Institut del Teatre de Barcelona, con una master class del autor, emitida on line para los alumnos de la universidad. O la distribución de la obra de Shakespeare Enrique VIII, que realizada por la compañía Rakatá, triunfó el pasado año en el Nuevo Globo de Londres, dentro de la programación de la Olimpiada Cultural.
Al propio tiempo, UNIR ha preparado para el próximo año 2014 un máster de Dirección y Dramaturgia Teatrales, ya aprobado por la ANECA, que quiere incidir especialmente en las nuevas tecnologías relacionadas con el teatro y en la dirección y administración de empresas escénicas. Sin dejar de atender un apartado ya iniciado el pasado curso en el histórico Teatro Español de Madrid: las representaciones de funciones teatrales para escolares, actividad que en algunas ocasiones se ha realizado en otros puntos de España y que se pretende ampliar.
Pero, sin duda, la joya de la corona de UNIR Teatro es el montaje de Tomás Moro, una utopía, con nuestra propia compañía, siendo su debut en la producción teatral a escala profesional y nacional.
Tras la producción de la gira de Enrique VIII, obra en la Shakespeare planteó el divorcio del rey inglés de Catalina de Aragón, único personaje español en la obra del Cisne de Avon, además de católica, UNIR pensó en producir la que puede considerarse la continuación de esta pieza, Tomás Moro.
En Enrique VIII, cuando el cardenal Wolsey, por ser contrario a la boda del rey con Ana Bolena, cae en desgracia, se comenta que quien le va a sustituir como canciller va a ser Tomás Moro. Enrique VIII es la última obra que estrenó Shakespeare, y al día siguiente de su presentación se quemó el Viejo Globo, apuntándose que fue un incendio intencionado por tratar la pieza de la católica Catalina, que no queda mal en la obra, sino todo lo contrario; afirmándose, por otra parte, que es uno de los personajes mejor construidos del autor inglés.
Así, Tomás Moro, de Shakespeare y otros isabelinos, escrita en la clandestinidad por sus autores, quizás por su criptocatolicismo, era la continuación lógica en el proyecto teatral de UNIR Teatro. Se entró en contacto con Natalia Menéndez, hija del gran actor, ya desaparecido, Juanjo Menéndez, y directora del Festival de Almagro, una destacada mujer de teatro, como actriz de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, además de como directora escénica. Junto con ella y sus asesores se decidió que el festival almagreño colaboraría con UNIR en la realización de la obra, estrenándose el montaje en la capital calatrava.
También con Natalia Menéndez, se decidió que la puesta en escena de la obra la llevara a cabo una destacada directora inglesa afincada en España, Tamzin Townsend, conocedora del teatro shakesperiano y responsable de éxitos teatrales como El método Gronholm. Al tiempo, se encargaría de hacer la versión teatral, necesaria porque las escrituras de los cinco autores de las correspondientes partes de la obra había que homologarlas, el autor Ignacio García May, uno de los dramaturgos más destacados del teatro español actual. Se contaba ya con una magnífica traducción de la obra, realizada por Enrique García Máiquez y Aurora Rice Derqui.
Poco tiempo después, se elegirían a los actores conformantes del reparto, encabezados por uno de nuestros intérpretes más consolidados, José Luis Patiño, en el papel de Tomás Moro. Patiño era capaz de compaginar la ironía y el humor del autor de Utopía, con el dramatismo de su muerte. Le acompañarían una decena de primeros actores del teatro español. Y la obra se titularía Tomás Moro, una utopía.
Tras densas semanas de ensayos, se llegó al estreno feliz de Almagro, del que se hicieron eco los más destacados medios de comunicación. Y, tras meses de gira, primero por festivales de verano, como el de Barbastro o el de Olite, en Navarra, o por capitales españolas como Sevilla y Valencia, las carteleras del Teatro Fernán Gómez de Madrid, en la Plaza de Colón, acogieron Tomás Moro, una utopía, del 7 al 24 de noviembre de este 2013.
Una gran oportunidad para que el público de Madrid pudiese ver esta obra no estrenada en España, y que, descubierta en 1844, fue presentada con todos los honores al público de Londres en el año 2004, en el Nuevo Globo, por la Royal Shakespeare Company, con división de opiniones, sobre todo ideológicas. Tomás Moro, con su utopía, su integridad y su santidad, sigue siendo polémico. �
Dramaturgo y periodista. Director de UNIR TEATRO