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En el presente marco de especialización y localismo historiográfico en España, el libro de José Andrés Gallego es una buena y rara excepción por su empeño en la comprensión y relato global con una nueva forma de contar el nacimiento de nuestra contemporaneidad. En otras palabras: pocas veces un libro de un historiador se propone tantos objetivos y los logra de una manera tan satisfactoria. José Andrés Gallego se dirige a un amplio público interesado en la historia sobre temas diversos que no suelen encontrarse en los manuales al uso. Se trata «de un ensayo de una nueva síntesis global de la Historia de Occidente» sólo que el autor se centra en lo «inusual» de las demás síntesis habida cuenta de las lógicas limitaciones de espacio.

Desde los años setenta hasta el presente son numerosas las monografías publicadas sobre temas generalmente ausentes en los libros de historia tales como la historia de la infancia, la religiosidad, la percepción del otro, el miedo, la vecindad… En la mayor parte de las ocasiones son libros escritos en lenguas extranjeras, de muy escasa difusión en España, incluso entre los historiadores. En los casos en que se han editado estas historias en castellano su nivel de especialización es muy elevado y también su circulación se ha limitado a los especialistas.

En este libro, el autor logra sintetizar, o globalizar como él prefiere denominar a su esfuerzo divulgativo y epistemológico, una impresionante bibliografía sobre esos temas con el objeto de relatar lo que no se suele contar en los libros de historia. Es decir cómo vivían y percibían la realidad millones de europeos y americanos en los días anteriores a la revolución francesa. ¿Cómo se pueden transmitir esas vivencias y unirlas a la evolución política que marcaba sus vidas? ¿Cómo explicar a la vez fenómenos como la vida diaria de millones de seres en el contexto de la caída del Antiguo Régimen? El autor advierte sobre las limitaciones de un empeño tan ambicioso y señala que para ello ha utilizado una aproximación antropológica unida a la historia política.

El libro finaliza con un epílogo en el que se repasan temas bien interesantes sobre el quehacer profesional de los historiadores. El autor destaca la función narrativa del historiador frente a la pretenciosa cientificidad del positivismo y del economicismo de terminista de los historiadores marxistas. Pero aunque José Andrés Gallego señala el carácter subjetivo de cualquier relato histórico hay que destacar que sus múltiples observaciones y conclusiones van en todos los casos apoyadas en las evidencias que se desprenden de sólidas monografías publicadas en los últimos veinte años. •

Profesor títular de Historia Contemporánea. UNED