Tiempo de lectura: 2 min.

Hojas de hierba (Leaves of Grass) se publicó por primera vez en 1855, pero su autor fue corrigiendo y ampliando este libro inmortal hasta su muerte, en 1892, de modo que su redacción fue tarea de toda una vida, la gran aportación del neoyorquino Walter (Walt) Whitman a las letras estadounidenses y, desde ahí, a las letras universales.

Pocas obras existen en la literatura occidental de tanto calado general, de una implicación tal en nuestro sistema tribal de referencias, como la de Whitman. En la poesía española contemporánea habita nuestro Whitman particular, León Felipe, que reescribió en su obra poética la de su maestro norteamericano, añadiéndole, cómo no, las gotas de originalidad necesarias para no incurrir en una mera repetición de moldes estéticos.

Walt Whitman viene del versículo bíblico, lo que no es de extrañar en un país como los Estados Unidos, en el que la Biblia ha tenido siempre un protagonismo esencial en la educación, y ello desde que en 1620 arribaran a las costas de Nueva Inglaterra los peregrinos del Mayflower con un montón de biblias desencuadernadas de tanto ser leídas durante el viaje.

La poesía de Whitman exalta el cuerpo como parte de la naturaleza, canta la vida, manifiesta su profunda alegría por el festín que los sentidos proporcionan al hombre

La poesía de Whitman, como la del salmista bíblico, exalta el cuerpo como parte de la naturaleza, canta la vida, manifiesta su profunda alegría por el festín que los sentidos proporcionan al hombre, criatura central y nuclear en la Weltanschauung del poeta.

Siguiendo a su compatriota el filósofo Ralph Waldo Emerson y al movimiento trascendentalista por él propugnado, la poesía de Walt Whitman celebra que el universo esté lleno de dioses, y que esos dioses estén hechos de carne, de materia, y que eso no signifique en modo alguno pérdida alguna de espiritualidad, sino fusión alegre y gozosa de la materia con la forma y celebración incondicional de eso que Aristóteles denominó «cuerpo animado».

Todo ello trae consigo otras celebraciones limítrofes y confluyentes con la del yo personal e intransferible (Song of Myself), como la de la ciencia y la tecnología modernas, la de la democracia norteamericana o la de figuras mitológicas como la del presidente Abraham Lincoln, paladín de la causa del abolicionismo, compartida por el poeta.

Hay un aroma de fraternidad universal, de canto a la libertad responsable, en Hojas de hierba que hace de su lectura una fiesta mayor de solidaridad entre los hombres, pero sin renunciar un ápice al más radical de los individualismos, que posee en el inmenso corazón de Walt Whitman un altar imperecedero.

Filólogo. Profesor de investigación del ILC/CCHS/CSIC. Poeta. De la Real Academia de la Historia.