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Gerard Manley Hopkins (1844-1889) está considerado por muchos como uno de los más grandes poetas ingleses de la época victoriana. Su obra, tanto por circunstancias personales como externas, no fue publicada hasta 1918 —casi treinta años después de su muerte—, fecha en la que la dio a conocer su amigo y albacea literario el también poeta Robert Bridges. Aquella publicación causó un gran impacto en el mundo de la poesía y de la crítica por su originalidad e intención renovadora. Su influencia en la poesía inglesa del siglo XX ha sido en ciertos aspectos decisiva.

Nacido en 1844 en Stratford (Essex), cerca de Londres, en una familia burguesa de firmes convicciones cristianas dentro de la Iglesia anglicana, Hopkins se graduó en Lenguas Clásicas (las llamadas Greats) en el prestigioso Balliol College de la Universidad de Oxford, donde fue discípulo del teórico del arte Walter Pater y del helenista y notorio heterodoxo Benjamin Jowett, entre otros. Inició su carrera literaria todavía muy joven, bajo la influencia del llamado Movimiento de Oxford, que propugnaba un acercamiento a la Iglesia de Roma, y bajo la más directa y personal del hoy beato John Henry Newman se convirtió al catolicismo e ingresó en la Compañía de Jesús, en la que fue ordenado sacerdote y permaneció hasta su muerte en 1889.

Durante varios años Hopkins ejerció su ministerio en parroquias obreras de varias ciudades del oeste de Inglaterra y de Gales, donde puso de manifiesto una avanzada conciencia social de claro trasfondo religioso. Posteriormente fue elegido para enseñar Lenguas Clásicas en la Universidad Católica, recientemente fundada en Dublín por el citado J. H. Newman. De esta época datan sus «Terrible sonnets», de gran inspiración, en los que se reflejan su modo atormentado de vivir, su religiosidad y su ministerio; la pugna entre su exacerbada sensibilidad ante la belleza del mundo natural y su voluntad de ascesis; el sentimiento de inadaptación o fracaso en las tareas encomendadas por sus superiores y el conflicto interno que le producían las luchas políticas por la independencia de Irlanda, muy marcadas por los aspectos religiosos, siendo como él era un ferviente católico y al propio tiempo un auténtico patriota inglés.

Porque, en efecto, Hopkins podría ser considerado como un verdadero jingo (patriota victoriano e imperialista), al estilo de Tennyson o Kipling, rasgo que se ve plasmado en sus escritos en prosa y en algunos de sus poemas, aunque muy atemperado por su condición de intelectual de gran espíritu crítico, su religiosidad católica, añorante de la Inglaterra anterior a la Reforma, su preocupación social y un vehemente ecologismo, que lo lleva a criticar y rechazar con energía las consecuencias negativas que para la naturaleza comportaba la pujante revolución industrial, fundamento económico (y a la recíproca) de la expansión y mantenimiento del Imperio Británico.

En el plano filosófico y estético, las ideas de Hopkins estuvieron muy marcadas por la lectura de las obras del teólogo medieval Juan Duns Escoto O.F.M. (c. 1265-1308), su lejano antecesor en Oxford, en temas tales como la forma última del ser (haecceitas) o el concepto de belleza como emanación de la esencia divina, que dieron lugar a su elaborada teoría sobre la relación entre la forma característica y única en que se expresa la realidad de las cosas (inscape) y la tensión interna (instress) que esta forma provoca en el observador, y que condiciona su plasmación artística, o más concretamente, poética.

En lo literario, se han señalado en Hopkins desde influencias tan universales como las de la Biblia o la literatura clásica grecolatina (ambas bien conocidas por él), hasta otras más particulares como la de la poesía tradicional anglosajona y galesa, Dante, Shakespeare, Milton, Herbert, J. Donne, Wordsworth, Coleridge, Keats, Shelley y Withman.

Poeta de gran sensibilidad e inspiración, su originalidad se manifiesta sobre todo en innovaciones formales que rompen con las rígidas convenciones que en materia poética venían observándose en Inglaterra desde el Renacimiento. Su poesía, audazmente experimental en la forma, hasta el punto de merecer la consideración de extravagante y excéntrica por parte de muchos de sus contemporáneos, se caracteriza por el uso de raras y brillantes metáforas, su gran riqueza léxica, su ingeniosa formación e invención de compuestos y neologismos, sus complejidades sintácticas y, sobre todo, por sus artificios rítmicos: hábil uso de la aliteración y el contrapunto, outrides (encabalgamientos) y sprung rhythm (ritmo saltante o brotante), este último de su propia invención.

La obra poética de Hopkins, relativamente reducida, consta, aparte de composiciones juveniles ingenuas y de corte academicista, de escaso valor salvo para el conocimiento de su evolución estética, de unos cincuenta poemas, y se consolida y madura con la creación de «El naufragio del Deutschland», la más extensa y una de las más conocidas de sus obras.

La obra en prosa consiste principalmente en diarios, correspondencia con familiares y amigos, como el clérigo anglicano R. W. Dixon, J. H. Newman, o los poetas R. Bridges, Coventry Patmore y Cristina Rosetti, entre otros; así como en escritos de carácter espiritual y pastoral (sermones, comentarios a los Ejercicios de san Ignacio), todos indispensables para el conocimiento de su carácter, talante intelectual e ideas estéticas, y para la interpretación de su obra en verso.

La influencia de la poesía de Hopkins en la poesía inglesa posterior tuvo un carácter general, pero ha sido señalada de modo particular en autores como J. Joyce, Edith Sitwell, W. H. Auden o Dylan Thomas. Además, mereció altos elogios de personalidades como T. S. Eliot, Ezra Pound y P. Valéry, para el cual el descubrimiento de su poesía, aunque tardío, constituyó una gozosa sorpresa.

Si siempre traducir es traicionar, y más aún tratándose de poesía, lo es hasta extremos casi disuasorios en el caso de G. M. Hopkins, por las características antes señaladas de su poética, según ya reconocía el gran crítico, filólogo y poeta Dámaso Alonso en el comentario a su, pese a todo, brillante y meritoria traducción al castellano de seis poemas del autor. La curiosidad y admiración por la personalidad y la obra de este afable y atormentado jesuita, genuino gentleman victoriano, que ya hace años despertó en mí la lectura de la edición de Walford Davies (G. M. Hopkins, The majorPoems, Londres Denton & Sons, 1979), sobre la que me he basado, explican mi atrevimiento de acometer estas traducciones, a título de pura diversión y personal entretenimiento; pero a la larga también me han parecido suficientes para justificar, al menos en parte, la osadía de sacar algunas de ellas a la luz pública (A. Moralejo, Madrid 1-XII-1998).

Con motivo de la primera edición

de los poemas de G. M. Hopkins

Nuestra generación ha pasado ya,

y tu querido legado, Gerard, permaneció guardado en mi morada

como una vez tu corazón lo estuvo, ansioso de refugio,

cuando el terror de Dios te atenazaba

en el salvaje bosque de la vida por la Belleza y el Dolor enajenado;

tus santos sentimientos por fantasmal pena impedidos,

y tu raro talento, injustamente, por el desdén frustrado,

aunque el amor de Cristo al del hombre al fin venciera.

 

El infierno guerrea desde fuera, pero, querido,

entretanto mis manos tu libro recogían en este día invernal;

yo oía a tu espíritu dándome las gracias con juvenil encanto,

por las doradas arenas de nuevo caminando.

¡Adelante, y de entre nuestra bandada de jóvenes pinzones,

para el vuelo más maravilloso, despliega tus alas y hacia el cielo!

Robert Bridges, Chiswell, 18 de enero de 1918.

I. GOD’S GRANDEUR

 

The world is charged with the grandeur of God.

It will flame out, like shining from shook foil;

It gathers to a greatness, like the ooze of oil

Crushed. Why do men then now not reck his rod?

Generations have trod, have trod, have trod;

And all is seared with trade; bleared, smeared with toil;

And wears man’s smudge and shares man’s smell: the soil

Is bare now, nor can foot feel, being shod.

 

And all for this, nature is never spent;

There lives the dearest freshness deep down things;

And though the last lights of the black West went

Oh, morning, at the brown brink eastward springs-

Because the Holy Ghost over the bent

World broods with warm breast and with ah! bright wings.

 

II. THE STARLIGHT NIGHT

Look at the stars! Look up at the skies!

O look at all the fire-folk sitting in the air!

The bright boroughs, the circle-citadels there!

Down in dim woods the diamond delves! The elves’-eyes!

The grey lawns cold where gold, where quickgold lies!

Wind-beat whitebeam! Airy abeles set on a flare!

Flake-doves sent floating forth at a farmyard scare!-

Ah well! It is a purchase, all is a prize.

 

Buy then! bid then! –What?– Prayer, patience, alms, vows.

Look, look: a May-mess, like on orchard boughts!

Look! March-bloom, like on mealed-with-yellow sallows!

These are indeed the barn; withindoors house

The shocks. This piece-bright paling shuts the spouse

Christ home, Christ and his mother and all his hallows.

 

III. THE LANTERN OUT OF DOORS

Sometimes a lantern moves along the night,

That interests our eyes. And who goes there?

 

I. LA GRANDEZA DE DIOS

El mundo de la grandeza de Dios está cargado.

Se expandirá en llamaradas, deslumbrante, como panel de oro sacudido;

Se cosecha en abundancia y cunde, como el rezumar del aceite exprimido.

¿Por qué el hombre, pues, ya su poder no acata?

Generaciones lo han hollado, lo han hollado, lo han hollado,

Y todo está con su tráfago marchito, enturbiado y con su afán manchado;

Y lleva el tizne del hombre y aquel su olor comparte;

Ya el suelo está desnudo y el pie no puede sentirlo al ir calzado.

 

Y la naturaleza, aun así, nunca se agota;

Y vive la más rica frescura, en lo interior y más profundo de las cosas;

Y aunque las últimas luces de la tarde por el oscuro Oeste se hayan ido,

Oh, la aurora en el dorado horizonte del Oriente brota,

Porque el Espíritu Santo, sobre el curvado mundo reclinado,

En su cálido seno y con sus, ¡ay!, brillantes alas le da abrigo.

 

II. LA NOCHE ESTRELLADA

¡Mira a las estrellas! ¡Eleva tu mirada hacia los cielos!

¡Contempla toda la ardiente multitud en los aires asentada!

¡Oh villas refulgentes, redondas ciudadelas!

De oscuros bosques en la más honda umbría, veneros de diamantes, ¡los ojos de los elfos!

¡Y aquellas grises praderas, frías, donde el oro, el oro vivo yace!

¡Argénteo serbal que se cimbrea al viento! ¡Aéreos álamos en llamas encendidos!

¡Copos de palomas, flotantes, huidas al susto del corral en desbandada!

¡Ah, pero este cielo se compra, todo él es premio!

 

¡Compradlo, pues! ¡Pujad! ¿Con qué?: oración, paciencia, limosnas, votos

¡Mira, mira: una invasión de mayo del huerto en la enramada!

¡Fíjate! ¡Un florecer de marzo en los sauzales con polvo de oro tapizados!

Estos son en verdad los graneros, más allá de los umbrales, las gavillas.

El relumbrante recinto al esposo oculta tras sus vallas;

Es la morada de Cristo, de Cristo, de su madre y de sus santos.

 

III. EL FAROL A LA PUERTA DE LA CASA

A veces un farol vaga en medio de la noche

Y llama la atención de nuestros ojos. Y ¿quién va ahí?

 

I think; where from and bound, I wonder, where,

With, all down darkness wide, his wading light?

 

Men go by me whom either beauty bright

In mould or mind or what not else makes rare:

They rain against our much-thick and marsh air

Rich beams, till death or distance buys them quite.

 

Death or distance soon consumes them: wind

What most I may eye after, be at the end

I cannot, and out of sight is out of mind.

 

Christ minds: Christ’s interest, what to avow or amend

There, éyes them, heart wánts, care haunt, foot follows kínd,

Their ransom, their rescue, ánd first, fast, last friend.

 

IV. THE SEA AND THE SKYLARK

On ear and ear two noises too old to end

Trench – right, the tide that ramps against the shore;

With a flood or a fall, low lull-off or all roar,

Frequenting there while moon shall wear and wend.

 

Left hand, off land, I hear the lark ascend,

His rash-fresh re-winded new-skeinèd score

In crisps of curl off wild winch whirl, and pour

And pelt music, till none’s to spill nor spend.

 

How these two shame this shallow and frail town!

How ring right out our sordid turbid time,

Being pure! We, life’s pride and cared-for crown,

Have lost than cheer and charm of earth’s past prime:

Our make and making break, are breaking, down

To man’s last dust, drain fast towards man’s first slime.

 

V. THE WINDHOVER

To Christ our Lord

I caught this morning morning’s minion, kingdom

of daylight’s dauphin, dapple-dawn-drawn Falcon in his riding

Of the rolling level underneath him steady air, and striding

 

Pienso; ¿de dónde y hacia dónde?, me pregunto,

¿Y por dónde, en la vasta oscuridad con su errante luz se interna?

 

Los hombres pasan a mi lado y su belleza, radiante

En cuerpo y mente o en un no sé qué que los hace extraños:

Ellos proyectan contra nuestro espeso y cenagoso aire ricos rayos,

Hasta que la muerte o la distancia se los llevan.

 

La muerte o la distancia pronto los consumen;

Con la vista los devano y los sigo cuanto puedo, pero al fin

En su interior no puedo entrar, y lo que está fuera de la vista está fuera de la mente.

 

Cristo sí se preocupa, su interés está en cuanto que haya que acoger o reparar,

por ellos mira, su corazón busca, cuidados presta, sus pasos sigue amante,

Él, su salvación, su rescate, y el primero, constante, último amigo.

 

IV. EL MAR Y LA ALONDRA

En un oído y otro, dos sonidos, para morir demasiado antiguos,

Penetran: por la derecha, la marea que por la playa asciende,

Con un fluir y refluir, ya apagado, ya rugiente,

Retornando siempre mientras la luna de existir y girar haya.

 

A la izquierda, desde tierra, a la alondra ascender oigo

Con su impetuosa y nueva, rebobinada, recién enmadejada partitura

De encrespados bucles, que como de un silvestre torno se desviran,

Y derraman y dejan caer su melodía, y hasta agotarla del todo la prodigan.

 

¡Cómo estos dos sonidos a los hombres de esta frívola y frágil ciudad nos avergüenzan!

¡Cómo con su pureza nuestro enturbiado y sórdido tiempo nos reprochan!

Nosotros, orgullo de la vida y ansiosos de coronas,

Hemos perdido aquella antigua alegría y hermosura de la tierra primigenia;

Nuestro hacer y nuestra hechura se deshacen y se desmoronan

Hasta que el último polvo del hombre en el barro original se haya vertido.

 

V. EL HALCÓN

A Cristo Nuestro Señor

Sorprendí esta mañana de la mañana al favorito,

Delfín del reino de la luz, el halcón, por la moteada aurora fascinado, cabalgando

Sobre el llano del aire, ondulante bajo él, y galopando

 

High there, how he rung upon the rein of a wimpling wing

In his ecstasy! Then off, off forth on swing,

As a skate’s hell sweeps smooth on a bow-bend: the hurl and gliding

Rebuffed the big wind. My heart in hiding

Stirred for a bird, the achieve of, the mastery of the thing!

 

Brute beauty and valour and act, oh, air, pride, plume, here

Buckle! AND the fire that breaks from thee then, a billion

Times told lovelier, more dangerous, o my chevalier!

 

No wonder of it: shéer plód makes plough down sillion

Shine, and bleu-bleak ambers, ah my dear,

Fall, gall themselves, and gash gold-vermillion.

 

VI. PIED BEAUTY

Glory be to God for dappled things-
For skies of couple-colour as a brinded cow;
For rose-moles all in stipple upon trout that swim;
Fresh-firecoal chesnut-falls; finche’s wings;
Landscape plotted and pieced- fold, fallow, and plough;
And áll trádes, their gear and tackle and trim.
All things counter, original, spare, strange;
Whatever is fickle, freckled (who knows how?)
With swift, slow; sweet, sour, adazzle, dim;
He fathers-forth whose beauty is past change: Praise him

 

VII. THE CAGED SKYLARK

As a dare-gale skylark scanted in a dull cage

Man´s mounting spirit in his bone-house, mean house, dwells-

That bird beyond the remembering his free fells;

This in drudgery, day-labouring-out life’s age.

 

Though aloft on turf or perch or poor low stage,

Both sing sometimes the sweetest, sweetest spells,

Yet booth droop deadly sometimes in their cells

Or wring their barriers in bursts of fear and rage.

 

Allá en lo alto, ¡cómo a la rienda en círculos giraba con un rizo de su alón

En su éxtasis! Y cada vez más y más en sus giros alejado,

Como cuchilla de patín suave en curva de arco se desliza, se lanza planeando,

Y al vendaval batía ¡mi corazón sobrecogido,

Estremecido por un ave, todo perfección y destreza en su aérea maestría!

 

Salvaje belleza, valor y acción, aire, orgullo y pluma,

Aquí se engarzan! PERO el fuego que de ti sale

Es un billón de veces más precioso, y también más arriesgado, ¡oh mi caballero!

 

Nada extraño hay en ello: la reja del arado, si un laborioso y escarpado surco tiende,

Con chispas brilla, pero a la vez hace brotar azules ascuas tristes, ¡oh mi amado!,

Que entrechocando caen, se hienden, y de oro bermellón se encienden.

 

VI. ABIGARRADA BELLEZA

Gloria a Dios por las cosas moteadas.

Por los cielos jaspeados, bicolores cual si berrenda vaca fueran;

Por los ocelos rosados que salpican a la trucha que en torrente nada;

Por las castañas, que en sazón como candentes ascuas caen; y por las alas

                                                                   [del pinzón ribeteadas;

Por el parcelado y dividido paisaje: majada, barbecho y sementera;

Y todos los oficios, con sus pertrechos, utillaje y vestimenta.

 

Por toda criatura distinta, original, extraña, escasa;

Y aquella que es variable y variopinta (¿quién sabe la manera?)

Y la que es a la vez clara y oscura, agria y dulce, rauda y lenta;

A él, que todo lo crea y sustenta y cuya belleza invariable nunca pasa: Alabadle.

 

VII. LA ALONDRA ENJAULADA

Como una alondra, a desafiar el vendaval acostumbrada, viviendo en triste jaula

prisionera,

El encumbrado espíritu del hombre tiene en su carcasa de huesos su morada;

Aquella, de sus libres campiñas la nostalgia ya olvidada,

Este, gastando en diario y laborioso afán su vida entera.

 

Ya en percha encaramada o en césped recostada, o en humilde cabaña aposentado,

Ambos cantan a veces los más dulces, dulcísimos cantares,

Pero a veces a ambos en sus celdas mortalmente los abaten los pesares,

O sus barrotes retuercen, en explosión de miedo o rabia exasperados.

 

Not that the sweet-fowl, song fowl, needs no rest-

Why, hear him, hear him babble and drop down to his nest,

But his own nest, wild nest, no prison.

 

Man´s spirit will be flesh-bound when found at best,

But uncumbered: meadow-down is not distressed

For a rainbow footing it nor he for his bónes rísen.

 

VIII. IN THE VALLEY OF THE ELWY

I remember a house where all were good

To me, God knows, deserving not such thing:

Comforting smell breathed at very entering.

Fetched fresh, as I suppose, off some sweet wood.

That cordial air made those kind people a hood

All over, as a bevy of eggs the mothering wing

Will, or mild nights the new morsels of spring;

Why, it seemed of course; seemed of right it should.

 

Lovely the woods, waters, meadows, combes, vales,

All the air things wear that build this world of Wales;

Only the inmate does nor correspond:

God, lover of souls, swaying considerate scales,

Complete thy creature dear O where it fails,

Being mighty a master, being a father and a fond.

 

IX. BINSEY POPLARS – felled 1879

My aspens dear, whose airy cages quelled,

Quelled or quenched in leaves the leaping sun,

All felled, felled, are all felled;

Of a fresh and followed folded rank

Not spared, not one

That dandled a sandalled

Shadow that swam or sank

On meadow and river and wind-wandering

Weed-winding bank.

 

O if we but knew what we do

When we delve or hew-

 

No es que la dulce, dulce ave cantora, en su azaroso vivir reposo no requiera,

Oídla si no, oídla, cuando en su nido abatida con débil barboteo se queja, lastimera,

 

Pero en su propio nido, salvaje nido, y no en triste cárcel encerrada.

El espíritu del hombre a la carne estará unido cuando mejor se encuentre,

Mas no impedido: que no sufre una pradera

Porque la pise un arco iris ni él porque sus huesos resuciten.

 

VIII. EN EL VALLE DEL ELWY

Recuerdo un hogar donde todos eran buenos

Conmigo, aunque, Dios lo sabe, tal cosa yo no merecía.

Reconfortante aroma al entrar se respiraba,

Recién traído, supongo, de algún bosque perfumado.

Aquel aire cordial por completo aquella gente protegía,

Como las maternales alas los huevos de su nido,

O, como en primavera, las tibias noches los renuevos;

Y parecía, por supuesto, parecía muy justo que así fuera.

Bellos los bosques, las aguas, las praderas, las gargantas y los valles,

Con ese aire que allí tienen las cosas y que este mundo de Gales configura;

Tan solo los habitantes no responden.

¡Oh Dios, amante de las almas, equilibradas balanzas inclinando,

Completa a tus queridas criaturas allí donde haga falta!

Tú, que eres poderoso maestro; Tú, que eres padre y amante.

 

IX. LOS ÁLAMOS DE BINSEY – talados en 1879

Mis queridos álamos, cuyas aéreas prisiones atenuaban,

Atenuaban o apagaban en su fronda el sol danzante,

Todos talados, talados, talados estáis todos;

De una flamante, continua y ondulante hilera,

No se salvó siquiera uno

Que meciera su sombra asandaliada,

Que nadaba o se hundía en el prado y en el río

O en el enmarañado herbazal de la ribera,

Que el vagabundo viento recorría.

¡Oh, si al menos supiésemos qué hacemos

Cuando cavamos o tajamos,

 

Hack and rack the growing green!

Since country is so tender

To touch, her being só slender,

That, like this sleek and seeing ball

But a prick will make no eye al all,

Where we, even where we mean

To mend her we and her,

When we hew or delve;

After-comers cannot guess the beauty been:

Ten or twelve, only ten or twelve

Strokes of havoc únselve

The sweet especial scene,

Rural scene, a rural scene

Sweet especial rural scene.

 

X. PEACE

When will you ever, Peace, wild-wood dove, shy wings shut,

You round me roaming end, and under be my boughs?

When, when, Peace, will you, Peace? I’ll not play hypocrite

To own my heart: I yield you do come sometimes; but

That piecemeal peace is poor peace. What pure peace allows

Alarms of wars, the daunting wars, the death of it?

 

O surely, reaving Peace, my Lord should leave in lieu

Some good! And so he does leve Patience for exquisite,

That plumes to Peace thereafter. And when Peace here does house

He comes with work to do, he does not come to coo,

He comes to brood and sit.

 

XI. FELIX RANDAL

Felix Randal the farrier, O is he dead then? My duty all ended,

Who have watched his mould of man, big-boned and hardy-handsome

Pining, pining, till time when reason rambled in it and some

Fatal four disorders, fleshed there, all contended?

 

Sickness broke him. Impatient he cursed at first, but mended

Being anointed and alla; though a heavenlier heart began some

 

O al cortar y desgajar el recreciente verde!

Pues tan tierna es la campiña

Al tacto, al ser tan delicada

Como este pulido y vidente globo

Que una simple punzada puede hacer que deje de ser ojo,

Y aun cuando intentamos repararla, la matamos;

Cuando tajamos o cavamos,

La belleza que fue no la podrán adivinar los venideros.

Diez o doce, tan solo diez o doce

Devastadores golpes desfiguran

La dulce especial escena,

Rural escena, una rural escena,

Una dulce, especial, rural escena.

 

X. PAZ

¿Cuándo querrás tú, Paz, torcaz paloma, tus inquietas alas plegar

Y dejarás de rondarme vagabunda, para posarte al fin bajo mis ramas?

¿Cuándo, cuándo, Paz, querrás tú, Paz? No haré el hipócrita

Con mi propio corazón, y admito que algunas veces vienes; pero

Esta paz a ratos es pobre paz ¿Qué plena paz consiente

Alarmas de guerras, intimidantes guerras, su propia muerte?

 

¡Oh ciertamente, esquiva Paz, mi señor ha dejar algún bien en tu lugar!

Por eso deja exquisita Paciencia, para que de Paz se emplume en adelante.

Y cuando la Paz aquí a anidar viene,

Viene a hacer su labor y no a arrullar,

A criar y a incubar viene.

 

XI. FÉLIX RANDAL

Félix Randal, el herrador, ¿ha muerto entonces? ¿Ya toda la tarea ha terminado

Para mí, que vi cómo su hechura de hombre huesudo, fornido y bien formado,

Se iba consumiendo y consumiendo, hasta que su razón desvarió

Y cuatro fatales dolencias en él compitiendo se encarnaron?

 

La enfermedad lo quebró. Impaciente al principio maldecía, pero se enmendó,

Y más todavía al ser ungido; aunque ya un más celestial corazón le había brotado

 

Months earlier, since I had our sweet reprieve and ransom

Tendered to him. Ah well, God rest him all road he offended!

 

This seeing the sick endears them to us, us too it enders.

My tongue had taught thee comfort, touch had quenched thy tears,

Thy tears that touched my heart, child, Felix, poor Felix Randal;

 

How far from the forethought of, all thy more boisterous years,

When thou at the random grim forge, powerful admidst peers,

Didst fettle for the great grey drayhorse his bright and battering sandal!

 

XII. SPRING AND FALL

to a young child

Márgarét, áre you gríeving

Over Goldengrove unleaving?

Leáves líke the things of man, you

With your fresh thoughts care for, can you?

Áh! ás the heart grows older

It will come to such sights colder

By and by, nor spare a sight

Tough worlds of wanwood leafmeal lie;

And yet you will weep and know why,

Now no matter, child, the name:

Sórrow’s springs áre the same.

Nor mouth had, no nor mind, expressed

What heart heard of, ghost guessed:

It ís the blight man was born for,

It is Margaret you mourn for.

 

XIII. SPELT FROM SYBILL’S LEAVES

Earnest, earthless, equal, attuneable, / vaulty, voluminous,

… stupendous

Evening strains to be time’s vast / womb-of-all, home-of-all,

hearse-of-all night.

Her fond yellow hornlight wound to the west, / her wild hollow

hoarlight hung to the height

Waste; her earliest stars, earl-stars, / stárs principal, overbend us,

 

Algunos meses antes, desde que nuestro dulce alivio y rescate

Yo le había ofrecido; ¡que Dios lo descanse de cualquier forma en que lo hubiera

[él ofendido!

El acompañar a los enfermos queridos nos los hace, y también por ellos ser queridos.

Mi lengua te enseñó consuelo y el toque de mis dedos enjugó tus lágrimas,

Tus lágrimas que mi corazón tocaron, hijo, Félix, pobre Félix Randal;

¡Qué lejos estaban entonces de preverlo, en aquellos tus años bulliciosos,

Cuando en la destarlalada, oscura forja, poderoso entre tus pares,

Para el gran percherón gris la brillante y batiente sandalia reparabas!

 

XII. PRIMAVERA Y OTOÑO

a una niña

¿Lloras, Margarita, al ver

De Goldengrove los árboles sin hojas?

¿Es que acaso las hojas, como las cosas de los hombres,

A tus tiernos pensamientos ya preocupan? ¿Cómo puedes?

¡Ay!, pero cuando el corazón envejece,

Más frío cada vez se vuelve al contemplarlas.

Finalmente ni un suspiro habrá,

Si en pálidos bosques mundos de doradas hojas caen;

Pero tú llorarás y sabrás por qué,

No importa ahora, niña, el nombre:

Una sola es la fuente de las penas.

Ni boca ni mente que expresar tuvieron

Lo que el corazón supo por presagio del espíritu:

El destino fatal para el que ha nacido el hombre,

Por eso, Margarita, estás llorando.

 

XIII. ORÁCULO DEL LIBRO DE LA SIBILA

Inexorable, extraterreno, uniforme, fluctuante, / cóncavo, gigantesco,

… asombroso,

El ocaso, en ser inmensidad del tiempo, / matriz universal, universal morada,

carroza funeral de toda noche, se obstinaba.

Su pálida, amarilla luz crepuscular hacia poniente descendía, / su árido desierto

de encanecida luz, en las alturas suspendido se apagaba;

Sus más tempranos astros, sus primeros astros, / sus constelaciones, desde un

 

Fíre-féaturing heaven. For earth / her being has unbound; her

dapple is at an end, astray

os aswarm, all throughter in throngs;

self in self steeped and páshed-quite

Disremembering, dísmémbering / áll now, Heart, you round me right

With: Óur évening is over us; óur night / whélms, whélms, ánd will end us.

Only the beak-leaved boughs dragonish

damask the tool-smoooth bleak light; black,

Ever so black on it. Óur tale, O óur oracle! / Lét life, wáned, ah lét life wind

Off hér once skéined stained veined variety

upon, áll on twó spools; párt,pen, páck

Now her áll in twó flocks, twó folds –black, white;

right, wrong; reckon but, reck but, mind

But thése twp; wáre of a world where bút these

twó tell, each off the other; if a rack

Where, selfwrung, selfstrung, sheathe– and shelterless,

thoughts agaínst thoughts in groans grind.

 

XIV.

As kingfishers catch fire, dragonflies draw flame;

As tumbled over rim in roundy wells

Stones ring; like each tuckeld string tells, each hung bell’s

Bow swung finds tongue to fling out its name;

Each mortal thing does one thing and the same:

Deals out that being indoors each one dwells;

Selves –goes itself; myself it speaks and spells,

Crying Whát I do is me: for that I came.

 

I say móre: the just man justices;

Kéeps grace: thát keeps all his going graces;

Acts in God’s eye what in God’s eye he is-

Christ- for Christ plays in ten thousand places,

Lovely in limbs, and lovely in eyes not his

To the father through the features of men’s faces.

 

cielo llameante, sobre nosotros se cernían espantosos.

Porque la tierra su ser ha desatado, su multiforme ser a su fin llega, extraviada,

o en tropel revuelta, invadida y arrasada; por su mismo ser anegada y oprimida.

Ya todo olvidando y desmembrando. Corazón, tú bien me lo advertías: nuestro

ocaso está sobre nosotros, nuestra noche nos ahoga, nos ahoga y aniquila.

Sólo las ramas de puntiagudas hojas, la pulida, moribunda luz damasquinando,

como nocturnos dragones, negras, siempre muy negras se perfilan.

Nuestra profecía, ¡oh nuestro oráculo! que la vida perezca, que la vida por un

soplo sea barrida; su antigua enmarañada, manchada, veteada variedad perdida,

a la postre, sólo en dos madejas dividida; divide, reúne, encorrala

a todas en dos rebaños, dos majadas: blanca, negra, buena, mala.

Sé cauto, discierne, de cada una de estas dos piensa en la suerte, consciente de

un mundo, donde ya solas, entre sí se declaren guerra a muerte,

en sí mismas retorcidas y ensartadas,

sin protección ni amparo, mente contra mente, con rechinar de dientes

[y gemidos enfrentados.

 

XIV.

Como se incendia el martín pescador y deja un rastro de llama la libélula;

Como tintinean los guijarros por el brocal de redondos pozos arrojados;

Como cada cuerda pulsada su son canta y cada tañida campana

Lengua encuentra, para a los cuatro vientos pregonar su nombre;

Cada ser mortal hace una cosa y siempre la misma:

Expresa ese ser que cada uno lleva dentro y que lo habita;

Todos los seres concuerdan con sí mismos; yo mismo, dice y clama

Gritando: lo que yo hago, eso soy; para eso vine.

 

Y digo más: el justo hace justicia;

Gracia atesora, que asegura todas sus gracias venideras;

Ante los ojos de Dios actúa, como el que ante los ojos de Dios él es,

Cristo; porque Cristo actúa en diez mil sitios,

Hermoso en miembros y ojos para el Padre,

No por los suyos, sino a través de los rostros de los hombres.

 

XV. CARRION CONFORT (titulado por R. Bridges)

Not, I’ll not, carrion comfort. Despair, not feast on thee;

Not untwist –slack they may be– these last strands of man

In me ór, most weary, cry I can no more. I can;

Can something, hope, wish day come, not choose not to be.

But ah, but O thou terrible, why wouldst thou rude on me

Thy wring-world right foot rock? lay a lionlimb against me? scan

With darksome devouring eyes my bruisèd bones? and fan,

O of turns the tempest, me heaped there; me frantic to avoid

[thee and flee?
Why? That my chaff might fly; my grain lie, sheer and clear.

 

Nay in all that toil, that coil, since (seems) I kissed the rod,

Hand rather, my heart lo! Lapped strength, stole joy, would

laugh, chéer.

Cheer whom though? The hero whose heaven-handling flung

me, fóot tród

Me? or me that fought him? O which one? It is each one? That

night, that year

Of now done darkness I wretch lay wrestling with (my God!) my God,

 

XVI.

No worst, there is none. Pitched past pitch of grief,

More pangs will, schooled at forepangs, wilder wring.

Comforter, where, where is your comforting?

Mary, mother of us, where is your relief?

My cries heave, herds-long; huddle in a main, a chief

Woe,wórld-sorrow; on an áge-old anvil wince and sing-

Then lull, the leave off. Fury had shrieked “No lingering!

Let me be fell: force I must be brief”.

 

O the mind, mind has mountains; cliffs of fall

Frightful, sheer, no-man-fathomed. Hold them cheap

May who ne’er hung there. Nor does long our small

Durance deal with that steep or deep. Here! creep,

Wretch, under a comfort serves in a whirlwind: all

Life death does end and each day dies with sleep.

 

XV. CONSOLACIÓN DE LA CARROÑA (titulado por R. Bridges)

No, no quiero ser consuelo de carroña, Desesperación, no me complaceré en ti;

Ni destrenzaré en mí, por débiles que sean, estas últimas briznas de lo humano,

Ni en el colmo del cansancio gritaré: No puedo más. Sí puedo;

Puedo al menos esperar y ansiar que llegue el día, no escoger el no ser.

Pero ¡ay!, pero oh tú, terrible, ¿por qué con tu diestra bota ahogamundos con
[rudeza me pateas?

¿Por qué con zarpa de león me oprimes, y con negros devoradores ojos, hasta

[mis lacerados huesos escudriñas?

¿O con ráfagas de tempestad me avientas, cuando ya en parva amontonado, de ti

[trataba de escapar y huir enloquecido?

¿Para qué? Para que vuele mi paja y limpio y escogido caiga el grano.

No cesó toda esta refriega, esta porfía, hasta que yo (al parecer) besé la vara…

Mejor, la mano. Entonces, ¡por fin sí!, mi corazón lamió fuerza, robó alegría

[llegó a reír, a aclamar…

¿Pero a aclamar a quién? ¿Al héroe que con celestial mano me zarandeaba

[y con su pie me pisoteaba?

¿A mí que inerme contra él luchaba? ¿O a quién? ¿A los dos? Aquella noche,

[aquel año

De ya pasadas sombras, yo, desdichado, luchando estuve (¡Oh Dios mío!) con mi Dios.

 

XVI.

No, no hay nada peor. En lo más hondo de un abismo de angustias abismado,

Más agonías, ya adiestrado en preagonías, y aún más crueles me ahogarán.

Consolador, ¿dónde? ¿dónde está tu consuelo?

María, madre nuestra, ¿dónde está tu alivio?

Mis gritos se elevan, como en largos rebaños, que se agregan

A una más grande y suprema aflicción, dolor del mundo, apretujados,

Sobre un yunque ancestral, crispados gesticulan y cantan

Luego cesan y se van. La furia había gritado: «¡No más demora!

Seré cruel, por fuerza he de ser breve!»

 

Oh la mente, la mente tiene montañas; abismos de precipicio,

Terribles, escarpados, insondables para el hombre.

Donde nadie débilmente asido, colgado permanecer podría.

Ni la breve duración de nuestra vida para escalar o descender alcanzaría.

¡Anda, trepa! Desdichado, y que allá abajo el torbellino te sirva de consuelo:

Toda vida termina con la muerte y cada día muere con el sueño.

 

XVII.

I wake and feel the feel of dark, not day.

What hours, O what black hours we have spent

This night! What sights you, heart, saw; ways you went!

And more must, in yet longer light’s delay.

With witness I speak this. But where I say

Hours I mean years, mean life. And my lament

Is cries countless, cries like dead letters sent

To dearest him that lives! away.

 

I am gall, I am heartburn. God’s most deep decree

Bitter would have me taste: my taste was me;

Bones built in me, flesh filled, blood brimmed the curse.

Selfyeast of spirit a dull dough sours. I see

The lost are like this, and their scourge to be

As I am mine, their swating selves; but worse.

 

XVIII.

My own heart let me more have pity on; let

Me live to my sad self hereafter kind,

Charitable; not live this tormented mind

With this tormented mind tormenting yet.

I cast for comfort I can no more get

By groping round my comfortless, than blind

Eyes in their dark can day or thirst can find

Thirst’s all-in-all in all a world of wet.

 

Soul, self, come pour Jackself, I do advise

You, jaded, let be; call off thoughts awhile

Elsewhere; leave confort root-room; let joy size

At God knows when to God knows what; whose smile

‘s not wrung, see you; unforeseen times rather –as skies

Betweempie mountains- lights a lovely mile.

 

XVII.

Que mi propio corazón de mí se apiade;

Que contento yo viva en adelante con mi propio triste yo,

Caritativo¸ y no con esta mente atormentada,

Con esta atormentada mente siempre atormentándome.

Consuelo busco y conseguir no puedo,

Rebuscando a tientas en torno de mi desconsuelo,

Más que unos ciegos ojos pueden en su noche hallar el día,

O un sediento, un mundo de sed en todo un mundo de agua hallar podría.

 

Alma, sé tú misma; vamos, pobre don nadie, te aconsejo

Que, por hastiado que estés, mandes por un tiempo tus tristes pensamientos

A otra parte; deja a tu consuelo echar raíces; que tu gozo crezca

Hacia Dios, que sabe el cuándo, hasta Dios, que sabe el qué;

Cuya sonrisa no se fuerza… ya lo ves; a menudo imprevista,

Como los cielos entreveran las montañas, una bella jornada te ilumina.

 

XIX. IUSTUS QUIDEM TU ES, DOMINE, SI DISPUTEM TECUM: VERUMTAMEN

IUSTA LOQUAR AD TE: QUARE VIA IMPIORUM PROSPERATUR? ETC.

[Hier. 12, 1]

Thou art indeed just, Lord, if I contend

With thee; bur, sir, so what I plead is just.

Why do sinners’ ways prosper? And why must

Disappointment all I endeavour end?

Wert thou my enemy, O thou my friend,

How wouldst thou worse, I wonder, than thou dost

Defeat, thwart me? Oh, the sots and thralls of lust

Do in spare hours more thrive than I that spend,

Sir, life upon thy cause. See, banks and brakes

Now, leavèd how thick! lacèd they are again

With fretty chervil, look, and fresh wind shakes

Them; birds build –but not I build; no but strain,

Time’s eunuch, and not breed one work that wakes.

Mine, O thou lord of life, send my roots rain.

 

XX.

The shepherd’s brow, fronted forked lightning, owns

The horror and the havoc and the glory

Of it. Angels fall, they are towers, from heaven –a story

Of just, majestical, and giant groans.

But man –we, scaffold of score brittle bones;

Who breathe, from groundlong babyhood to hoary

Age gasp; whose breath is our memento mori-

What bass is our viol for tragic tones?

He! Hand to mouth the lives, and void with shame;

And, blazoned in however bold the name,

Man Jack the man is, just; his mate a hussy.

And I that die these deaths, than feed this flame,

That… in smooth spoons spy life’s masque mirrored: tame

My tempests there, my fire and fever fussy.

 

XIX. TÚ ERES MUY JUSTO, SEÑOR, PARA QUE YO DISCUTA CONTIGO;

SIN EMBARGO, TE DIRÉ ALGO JUSTO: ¿POR QUÉ PROSPERA

TANTO EL CAMINO DE LOS IMPÍOS?, ETC. [Jer. 12, 1]

Tú eres justo, Señor, cuando contigo lucho;

Pero, maestro, también lo que yo alego es justo.

¿Por qué prosperan los caminos de los pecadores,

Y todo lo que yo emprendo en decepción acaba?

Si fueras mi enemigo, oh tú, mi amigo,

¿Cómo lo harías peor, me pregunto, si quisieras frustrarme y derrotarme?

Oh, los ebrios y los a la lujuria sometidos

Medran más en sus horas libres,

Que yo, Señor, que gasto mi vida por tu causa.

Contempla las laderas y los matorrales, ¡cuán frondosos ya de hojas!

Y enlazados de nuevo con recamado perifollo,

Y, mira, la fresca brisa los agita; los pájaros construyen,

Mas yo nada construyo; sino que, forzado eunuco del tiempo,

No creo obra alguna que prospere.

Oh tú, señor de la vida, envía tu agua a mis raíces.

 

XX

El ceño del pastor, afrontando el relámpago escindido,

Reconoce en él su horror, su estrago y gloria:

Ángeles caen —ellos son torres— desde el cielo;

Una historia de casi majestuosos y titánicos gemidos.

Pero el hombre, nosotros, armazón de un puñado de huesos quebradizos,

Que respiramos, desde el largo arrastrarnos de la infancia hasta el jadeo

De una canosa edad, cuyo resultado es nuestro memento mori

¿Qué bajos hay en nuestra viola para los tonos trágicos?

Él, que de mano a boca vive y con vergüenza evacua,

Y que blasona audaz de cualquier nombre,

Tan solo es un don nadie, su hembra una ramera.

Y yo, que de estas muertes muero, que su llama alimento,

Que… en pulidas cucharas reflejado, acecho de la vida el esperpento,

Mis tempestades allí aplaco, mi fuego y fútil fiebre.