Santiago Soler

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SECRETARIO GENERAL DE ADECCO
Nueva Revista

Formación, empleo y desarrollo

E l sistema educativo en sí mismo y en su conjunto, desde la escuela hasta la universidad, su desarrollo, la calidad de su contenido y la solidez de su arraigo en la sociedad, constituye sin duda una de las principales claves del crecimiento económico de cualquier sociedad avanzada. Educación y nivel de producción y de crecimiento son factores que sin duda van de la mano. Nivel de escolarización, de capacitación profesional, de desarrollo universitario son factores que inciden muy directamente en la evolución de economías estables y duraderas, minorando desigualdades y fomentando mayores niveles de convivencia. Pero para que la educación se consolide como un baluarte del crecimiento y del desarrollo económico, se ha de estar muy atento y ser muy consciente de cómo cambia y cómo evoluciona el entorno social, tecnológico y cultural en el que se desenvuelve. Y son muchas las cosas que han cambiado, que están cambiando y que van a cambiar en los próximos tiempos, son muchos los nuevos retos y nuevos desafíos a los que la sociedad y desde luego los actuales y futuros estudiantes se van a enfrentar en su más inmediato futuro. Las consecuencias de la imparable globalización, los nuevos requerimientos en las formas de producción, las nuevas formas de relacionarnos y comunicarnos, exigen de los sistemas educativos una adecuación permanente y un incremento sustancial de sus niveles de exigencia. Si trasladamos estas reflexiones a nuestro país, observamos con preocupación cómo parece que no estamos entendiendo estos factores de cambio, cómo hay que redoblar el esfuerzo contra el abandono escolar, cómo hay que replantear casi por completo la calidad de la formación que impartimos a nuestros jóvenes y ahora cómo consecuencia de la crisis, también a los no tan jóvenes, cómo debemos abandonar sistemas endogámicos, proteccionistas y rígidos y migrarlos hacia modelos mucho más flexibles y dinámicos que nos acerquen más a la realidad de la nueva sociedad y lo que es más importante, a las necesidades de las empresas que al final son las que generan la demanda de trabajadores y profesionales. Resulta paradójico cómo, a pesar de la elevadísima tasa de paro juvenil existente, hay miles de puestos de trabajo difíciles de cubrir por no tener los candidatos determinados niveles de competencia y cualificación. Son cerca de 900.000 jóvenes menores de 25 años los que están fuera del mercado laboral español, la mitad de ellos licenciados y aunque sin duda la principal razón es la crisis, también lo es la falla existente entre el mundo educativo y la universidad con la realidad del tejido productivo, de lo que realmente las empresas necesitan para contratar hoy y en el futuro. Casi la mitad de las empresas demandan perfiles profesionales que el sistema no es capaz de proporcionarles, en donde no se valora tan solo la capacitación técnica sino también, y cada vez más, las denominadas competencias transversales como pueden ser la capacidad de trabajar y sacar adelante proyectos en equipo, las habilidades comerciales y relacionales con clientes, cierta experiencia profesional, la adaptación a nuevos entornos tecnológicos y sin duda los...