Emilio Fernández Galiano

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El futuro de nuestros bosques

Los cambios estructurales que se están produciendo en la Europa actual obligan a contemplar el futuro del bosque y matorral mediterráneos con una óptica a largo plazo. Aunque la historia de la humanidad se viene caracterizando por un relevo de generaciones, herederas todas ellas de los logros y descubrimientos de las anteriores, lo que ha permitido un progreso continuo debido al carácter acelerado del progreso en virtud del cual cada generación supera a las anteriores, la actual ha conocido un desarrollo inédito hasta ahora y que, probablemente, será excedido en la próxima. Así, en la vida de una sola persona, en lo que se refiere a la conservación de la Naturaleza, hemos pasado de una preocupación protagonizada por unos individuos cultos, poco numerosos y poco representativos, a un clamor general a cargo de grandes colectividades que algunas veces responden más a estímulos emotivos que racionales. La situación presente es heredera de numerosos errores del pasado que condujeron a la elaboración de planes políticos tendentes a corregirlos y que más de una vez dieron como resultado la acumulación de un error sobre otro error. Así, desde los primeros años de nuestro siglo se emprenden acciones tendentes a corregir los pasados errores. Por un lado, procurando la regeneración de las masas forestales, alcanzando en bastantes casos éxitos notables. Por otro, repoblando, es decir, procurando dotar de cobertura arbórea a superficies en acentuado estado de degradación, no cubriéndose siempre el objetivo propuesto. La necesidad de utilizar especies arbóreas muy frugales en los terrenos muy degradados obligó a echar mano de especies resinosas de gran combustibilidad, lo que, en la mayoría de los casos no condujo a la regeneración de la vegetación, sino al establecimiento de disclímax muy alejadas de la cobertura natural originaria. Así, entre 1940 y 1982 se repoblaron en España casi tres millones de hectáreas con pinos, modificando en la mayoría de los casos la composición de las formaciones vegetales originales. Nada conduce, pues, al optimismo con respecto a la situación actual del bosque español. La marginalización y el olvido de las comarcas forestales, debidos en gran parte a su baja productividad, se han traducido en un despoblamiento generalizado que ha empobrecido todavía más a las zonas montañosas (donde es mayor el porcentaje de bosques) y que ha motivado la disminución e incluso la decadencia de los tratamientos, aprovechamientos de leña y frutos, embastecimiento de los pastos y abandono de los matorrales, procesos todos que conducen a una disminución de la diversidad vegetal. Sin embargo, la presión sobre los bosques no ha disminuido sino, al contrario, parece crecer. El empleo de nuevos materiales de construcción en unos aspectos ha reducido el uso de la madera, pero en otros lo ha aumentado exigiendo tipos más selectos, como madera para muebles. La subida de los precios de los combustibles está obligando nuevamente al uso de la madera para calefacciones, especialmente en las áreas rurales. Y también el consumo de celulosa en multitud de sus aplicaciones aumenta continuamente, lo que repercute en la demanda de maderas para...
Nueva Revista

Linneo y el equilibrio de la naturaleza

Reproducción del artículo de Emilio Fernández-Galiano en el que rescata del olvido la figura de Linneo.

Angel Ramos Fernandez

En el último número de NUEVA REVISTA, publicamos una apresurada nota, urgida por la premura de las labores editoriales, en la que dábamos cuenta del fallecimiento, no por esperado menos sentido, del miembro de nuestro Consejo Editorial el catedrático y académico don Ángel Ramos Fernández, dedicándole un recuerdo que ilustraba algunos rasgos de su personalidad. Ahora pretendemos ampliar esa nota en homenaje a este hombre singular, que contribuyó de forma decisiva a enriquecer el abanico de colaboraciones en esta publicación y a mejorar su contenido.

Ángel Ramos Fernández, retrato de un hombre singular

En el último número de NUEVA REVISTA, publicamos una apresurada nota, urgida por la premura de las labores editoriales, en la que dábamos cuentadel fallecimiento, no por esperado menos sentido, del miembro de nuestroConsejo Editorial el catedrático y académico don Ángel Ramos Fernández,dedicándole un recuerdo que ilustraba algunos rasgos de su personalidad.Ahora pretendemos ampliar esa nota en homenaje a este hombre singular,que contribuyó de forma decisiva a enriquecer el abanico de colaboracionesen esta publicación y a mejorar su contenido.

Nueva Revista

Catastrofes imprevisibles

Sobre las palabras que determinaron la sentencia de muerte de Antoine de Lavoisier, hoy considerado el gran creador de la química moderna.

Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y naturales, Vocabulario cientifico y tecnico

Raro es el día en que no aparece en los periódicos alguna noticia o artículo sobre temas científicos, y quizá sea éste uno de los factores que más ha influido en la difusión -en la vulgarización, podríamos decir-, de este tipo de vocabulario. Así, términos que hasta ahora no podían considerarse como pertenecientes al acervo lingüístico del hablante común, como "bilirrubina", "supernova", "efecto Doppler" o "péndulo de Foucault", por señalar solo algunos ejemplos, han pasado en poco tiempo a formar parte del léxico cotidiano. Y es que el léxico científico está de moda.Pero... ¿qué léxico científico? En un número reciente de NUEVA REVISTA se publicaba la reseña del libro El peso de la lengua española en el mundo, editado por el Marqués de Tamarón; en ella se resaltaba como nota negativa que el español, "lengua de primera magnitud, internacional en el sentido estricto del término", se utiliza cada vez menos para hablar y escribir sobre la ciencia y la técnica.El léxico evoluciona con enorme rapidez, especialmente en esta época de progresos tecnológicos y de desarrollo de los medios de comunicación, porque, al fin y al cabo, está obligado a avanzar al ritmo que le marca la realidad extralingüística: cada adelanto científico, igual que cada nuevo deporte y hasta cada prenda de vestir, necesita un nombre y, como en la mayoría de los casos esas nuevas realidades provienen de países con lenguas distintas a la nuestra -de la inglesa, sobre todo-, se nos presentan a través de los medios de comunicación en su idioma de origen: y antes de que tengamos tiempo para pensar y decidir una traducción o una adaptación adecuada del término ya se han asentado en nuestra lengua: en muchos casos se compenetran tanto con ella que enseguida empiezan a "procrear" nuevos términos, siguiendo los mecanismos normales de derivación, composición, etc. De esta forma, gol ha originado golear, goleada, goleador, golazo... Hablamos de la whiskería o de la yogurtera, y hasta conjugamos tranquilamente los verbos dopar o deletear, cosa que ya es más grave, teniendo como tenemos "drogar" y "borrar".Naturalmente, ni un diccionario de uso ni mucho menos el de la Academia Española pueden hacerse cargo de todas las novedades léxicas que, muchas veces de manera ocasional, irrumpen en nuestra lengua; de ahí el auge cada vez mayor de los diccionarios especializados que intentan cubrir estas lagunas. Y qué duda cabe que uno de los campos más necesitados de aclaración y normalización es el del vocabulario científico y técnico, tarea ésta que por derecho propio corresponde a la Real Academia de Ciencias.En 1983, la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales publicó la 1ª edición de un Vocabulario científico y técnico que intentaba empezar a rellenar esa laguna que se advertía en nuestro léxico. En 1990 se publicó la 2ª edición, corregida y muy aumentada, que incluía unos 35.000 términos.Ahora ve la luz esta 3ª edición de la obra, que ronda ya las 60.000 acepciones e incorpora, como novedad principal, la equivalencia inglesa de cada voz...