Tiempo de lectura: 4 min.

Beethoven:
Sonata nº 9 en La Mayor «Kreutzer»

Franck: Sonata en La Mayor Itzhak Perlman , violín Martha Argerich , piano Grabación en vivo: 30 .7.1998 . Saratoga Performing Arts Center, U.S.A.

EMI ClASSICS 5568152. DDD

Las grabaciones en vivo siempre tienen un atractivo especial. Los grandes artistas, y Perlman y Argerich lo son, crecen en el escenario y dan lo mejor de sí cuando actúan ante el publico. Hoy en día, los medios técnicos garantizan una toma de sonido en directo equiparable al que se lleva a cabo en los mejores estudios de grabación. Por eso merece la pena registrar los conciertos más interesantes que se producen en el mundo. Son grabaciones que reflejan el calor del momento y la interpretación nos llega de forma más espontánea y más sentida.

Las Sonatas que integran este recital son dos obras de envergadura, por su duración y por su dificultad técnica. Representan dos etapas diferentes de ese periodo artístico que solemos llamar romanticismo, que abarca casi más de un siglo y reúne bajo el mismo título, estilos y escuelas tan distintos. La Sonata que Beethoven dedicó al célebre violinista Kreutzer, como homenaje a su personalidad y a su reconocido talento virtuosístico, fue calificada por él como ultrajantemente ininteligible, y nunca la tocó en público. Es una obra llena de energía y dramatismo, en la que el piano es casi orquestal y en algunos momentos amenaza con eclipsar al violín, algo que no debió de gustar nada al famoso Kreutzer.

Si Beethoven representa el primer estadio del movimiento romántico, César Franck (1 822-1 890) se sitúa casi en las postrimerías. La Sonata en La Mayor, compuesta al final de su vida, es una de sus obras más bellas. Representa la fusión del . universo poético y dramático del compositor, y discurre entre la nostalgia y la melancolía, con momentos de gran apasionamiento que exigen mucha capacidad a sus intérpretes.

Martha Argerich e Itzhak Perlman son dos grandes solistas. Aunque no forman dúo habitualmente, en esta ocasión demuestran un alto grado de compenetración. Pedman es un violinista excepcional que borda todo 10 que toca, capaz de ejecutar con maestría pasajes de gran dificultad y de expresar con la mayor sensibilidad los momentos más sutiles de la partitura de Franck. Martha Argerich es una pianista enorme, de asombrosa versatilidad, y a quien no asusta una partitura difícil. Su gran vehemencia y fogosidad se adapta perfectamente al Beethoven más impetuoso, pero también es capaz de mostrar una sensibilidad exquisita en los momentos más delicados de las dos obras.

Sola m’iré
Canciones del Cancionero de Palacio (1460-1530)
Ensemble Gilles Binchois
Dominique Vellard

VIRGIN VERlTAS – 7243 5 45359. STEREO. DDD

El Cancionero de Palacio, uno de los grandes tesoros musicales españoles del Renacimiento, contiene más de 450 canciones escritas por músicos de la Corte de los Reyes Católicos. Se desconoce quién es el autor de la compilación, si bien se supone que Juan del Encina intervino muy activamente, dada la cantidad de obras suyas que contiene.

La mayoría de los autores representados formaron parte en algún momento de la Capilla musical de los Reyes o tuvieron estrecha relación con ella, 10 que explica que el destino del manuscrito fuera la Corte real. Juan del Encina estuvo al servicio del Duque de Alba y es muy posible que el cancionero, reunido en principio por él, pasara como un regalo a manos de los Reyes. La documentación de la época muestra que los nobles castellanos rivalizaban por tener a los mejores cantantes del momento, que pudieran ofrecerles el mejor y más novedoso repertorio de su tiempo.

El extraordinario interés del Cancionero de Palacio radica en que, en lugar de música monódica como en las colecciones más antiguas de este género, presenta poesías musicadas y armonizadas polifónicamente de dos a cuatro voces. Son perfectos ejemplos de lo que supuso en música el humanismo renacentista. Las canciones, escritas en su mayor parte en castellano -algunas en gallego y muy pocas en 1atín- son tonos humanos, esto es, canciones de amor cortés, de una gran elegancia poética y una sencilla elaboración musical. En contraposición a los cantos religiosos o tonos divinos, siempre en latín, y de una mayor severidad.

Algunas piezas en mayor medida que otras, como Más vale trocar de Encina o Ya cantan los gallos de Vilches, están inspiradas en elementos textuales o musicales de la canción popular. De ese modo, la música cortesana se ve enriquecida con una mayor viveza y frescura. Al mismo tiempo, la música popular alcanza un mayor grado de refinamiento a través del gusto exquisito y el buen oficio de los poetas-músicos.

En aquella época existía una gran versatilidad instrumental y, además, las voces y los instrumentos eran intercambiables. Esto ha dado pie a que, en ocasiones, estas canciones se toquen con un variadísimo instrumental, incidiendo en su carácter festivo y popular. No en todas las ocasiones contarían en palacio con un grupo musical numeroso, y sí sería más habitual la presencia de un laúd o una vihuela. Las versiones que ponen mejor de relieve la sencilla polifonía de estas canciones son aquéllas en las que se interpretan a dos, tres o cuatro voces a capella. Y es así como el Ensemble Gilles Binchois presenta en esta grabación una veintena de canciones del Cancionero de Palacio. Su título, Sola m’iré, hace alusión al estribillo de la canción anónima A los baños del amor, una de las más bellas de este disco.

Cuatro magníficas voces y un discreto laúd en segundo plano ofrecen algunas de las canciones menos divulgadas de esta colección. Entre ellas la Serranilla de Garcimuñoz, buen ejemplo de la utilización de melodías populares integradas en una canción culta, o las canciones de la primera generación de compositores del Cancionero de Palacio, como Juan de Urrede o Joao de Badajoz.

En general, se trata de una versión algo lenta, que se adecúa muy bien a aquellas canciones de amor no correspondido y que recrean el sentimiento melancólico. No así en aquéllas más alegres, donde echamos de menos una mayor ligereza de tempo. Destaca la cuidadísima dicción española y la esmerada interpretación del conjunto, cuyas voces saben discurrir con delicadeza y expresar una amplia escala de matices, manteniendo siempre un plano sonoro de gran intimidad.

Profesora de música y periodista