Tiempo de lectura: < 1 min.

En una fecha no precisada del mes de julio de 1956, Stevens, el formidable mayordomo de Darlington Hall, en Oxfordshire, emprende un viaje hacia el Oeste de Inglaterra, en dirección a Cornualles. Según él mismo explica, su patrón, un rico norteamericano que compró la mansión, a la muerte de su anterior propietario, servicio incluido, le ha concedido unas breves vacaciones, permitiéndole usar su coche y pagando también la gasolina. Stevens, nada habituado al turismo, decide aprovechar la ocasión para tratar de localizar a la antigua ama de llaves de Darlington Hall y proponerle que regrese a su antiguo empleo si, como parece, su matrimonio ha entrado en quiebra.

Tras estas explicaciones iniciales, la obra se desarrolla siguiendo el transcurso del viaje del protagonista, quien, en los seis días que dura su recorrido, evoca los largos años, unos treinta, que dedicó a servir a su antiguo señor. Era éste un tipo aristócrata a la vieja usanza que gustaba de implicarse en la política exterior de su país, hasta acabar acusado de colaboración con Hitler, por haber defendido con entusiasmo el entendimiento angloalemán en los conflictivos años del auge nacionalsocialista.

La historia del mayordomo como elemento reflejo de la mansión donde servía y del carácter de su señor configura esta