Aunque tienen el mismo nombre, no debemos confundir el John Williams compositor de bandas sonoras de películas -algunas tan célebres como la Guerra dé las Galaxias– con el John Williams guitarrista. Nos ocuparemos aquí de este último, del que precisamente acaba de editarse un disco en el que interpreta a la guitarra algunas de las más conocidas melodías del cine. Con acompañamiento orquestal en algunos casos o doblándose a sí mismo, haciendo una segunda voz, John Williams toca Casablanca, El Golpe de Scott Joplin, El Padrino de Niño Rota -uno de los compositores italianos más importantes, que compagina la música seria con el cine—, piezas de Morricone para La Misión y Érase una vez en América, La lista de Scbindler (suya) y muchas otras, como la nostálgica «Cavatina» de El Cazador, que Stanley Myers escribió para que John Williams la interpretara a la guitarra en la banda sonora original. Este disco tiene el encanto de ser una cuidada selección de melodías muy evocadoras, buenos arreglos del gran sentido musical de la guitarra de John Williams.
Williams es un músico de sólida formación musical. A lo largo de su carrera ha mantenido una inquietud constante por incorporar nuevos repertorios y renovar la literatura guitarrística. Para ello ha formado grupos de cá- mara poco usuales con otras grandes figuras de la interpretación.
La versatilidad de Williams es asombrosa, pues toca con igual maestría obras del barroco -Vivaldi, Bach o Telemann- como las del estilo New Age o las que, escritas especialmente para él, podrían ser englobadas dentro de la música ligera. Todo ello sin olvidar el repertorio de música española.
En el segundo disco de este volumen, con el título The World of John Williams, aparece una antología del amplio catálogo de obras que no solo toca sino que ha grabado en distintos momentos de su vida. La variedad de estilos y la brevedad de las piezas le convierten en un disco atractivo y fácil de escuchar.
Entre las obras escogidas para este disco, figuran las de autores españoles como Rodrigo, Falla o Albéniz y las de los barrocos Vivaldi, Haendel y Bach, junto a compositores sudamericanos e ingleses de este siglo.