Vivimos una era de cambios profundos que permiten definir los tiempos actuales como un auténtico cambio de era. Nos enfrentamos a fenómenos que si bien no son nuevos nunca habían alcanzado tanta intensidad. El calentamiento global, las migraciones internacionales, el envejecimiento demográfico, la irrupción de pandemias mortíferas que creíamos desaparecidas y por supuesto la digitalización de todas las actividades, son algunos de los más significativos.
Ninguno de esos sucesos o procesos puede resultar ajeno al mundo universitario que debe estar atento a todo lo que sucede en su entorno y ser capaz de influir en él. Pero para ello las propias universidades tienen que transformarse y redefinir lo que hacen y cómo lo hacen.
El censo de desafíos que tienen las instituciones educativas superiores es extenso y variado. Hay que establecer nuevas enseñanzas, apostar por la formación continua, ser cada vez más glocales, formar mejores ciudadanos y por supuesto emprender el camino de su “transformación digital”. Nadie duda hoy de que éste es un proceso irreversible que va a demandar liderazgo, cambios de mentalidad, formación e inversiones. Como oímos tantas veces la digitalización es un fenómeno sin retorno, aunque su implantación ofrezca no pocas dudas y algunos recelos. Por eso la publicación de este libro fruto de la colaboración entre la Fundación Europea Sociedad y Educación y la UNIR me parece especialmente oportuna.
Como dice Mercedes de Esteban en su prólogo, el libro recoge una selección de trabajos publicados inicialmente en el blog Universidad de la Fundación Europea Sociedad y Educación, a los que hemos añadido algunos artículos que aparecieron en el número monográfico Universidad 2022 de Nueva Revista, que edita UNIR. Son 24 trabajos en total, distribuidos en 4 grandes apartados a los que se añaden, además del prólogo, una introducción de Senén Barro y un epílogo de Javier Uceda.
Todas las cosas importantes que afectan al proceso de transformación digital están recogidas en la obra de la mano, o mejor sería decir de la pluma, de autores experimentados
Todas las cosas importantes que afectan al proceso de transformación digital están recogidas en la obra de la mano, o mejor sería decir de la pluma, de autores experimentados coordinados por Faraón Llorens de la Universidad de Alicante y Rafael López-Meseguer, profesor de UNIR.
La primera parte del libro titulada Una mirada a la transformación digital desde la misión de la Universidad incluye seis interesantes trabajos que plantean cuestiones fundamentales. Ante todo, y de la mano de Faraón Llorens, lo que debe entenderse como “transformación digital”, su diferenciación de los simples procesos de digitalización y el modo de abordar esa transformación digital por parte de las universidades. Faraón utiliza la definición de Susan Grajek y Betsy Reinitz para definir la transformación digital como “una serie de cambios profundos y coordinados en la cultura, el personal y la tecnología que posibilitan nuevos modelos educativos y operativos y transforman las operaciones, las direcciones estratégicas y la propuesta de valor de una institución”. Dicho de manera simple, la transformación digital se produce cuando se digitaliza la propia estrategia de la universidad.
La transformación digital está provocada por el empleo intensivo de las tecnologías digitales, incluida la inteligencia artificial de la que habla Andrés Pedreño en su artículo, que deben utilizarse salvaguardando principios éticos y de igualdad de oportunidades. Precisamente esta primera parte incluye dos interesantes trabajos de Josep Vilalta y Javier González sobre el papel de la humanidades en la universidad digital y sobre el humanismo digital
El bloque acaba con otro artículo de Faraón Llorens y Antonio Fernández en el que plantean las claves para que una universidad pueda abordar con éxito su transformación digital (liderazgo, estrategia, gobierno de TI (Tecnologías de la Información, priorización, madurez, exploración y prototipado) y definen el concepto de madurez digital como la capacidad que tiene una organización para adaptarse con agilidad a los retos que le plantea un entorno digital en cambio continuo.
La segunda parte titulada Los pilares de la transformación digital agrupa cinco trabajos. Faraón Llorens y Rafael Molina insisten en algunas de las condiciones para favorecer la transformación digital: una actitud proactiva, una estrategia adecuada y un liderazgo convencido. Y señalan que el objetivo de este tipo de transformación es poner las tecnologías al servicio de los alumnos para conocerlos mejor, para ayudarles en su aprendizaje y para apoyar a los profesores en su labor docente.
Los trabajos de Hipólito Vivar y el de Iziar Garcia y Eugenio Astigarraga, insisten en la necesidad de educar a los estudiantes en competencias digitales, cosa hasta ahora insuficientemente atendida ya que, como señala Vivar, casi la mitad de la población española carece de competencias digitales básicas.
Patricia Sánchez señala en su artículo la debilidad de los sistemas de información en las Universidades españolas y de la exigencia de desarrollar una cultura analítica en el ámbito universitario.
Y resulta especialmente atractivo el artículo de Margarita Villegas sobre los asesores o tutores virtuales (El personal shopper de la educación) en el que incorpora una recomendación básica: que nos formemos en el manejo de nuestros datos porque de esta manera podremos utilizar con conciencia y consciencia la cesión de algo tan personal y valioso.
La tercera parte titulada Los ámbitos universitarios aborda a través de cuatro trabajos la transformación digital de los grandes ámbitos de la actividad universitaria. José Luis Verdegay habla de la universidad on line que viene; José Manuel Torralba, del sistema de ciencia e innovación ante el desafío de la transformación digital; Manuel Revira, de la transformación digital de la gestión; y Didac Martínez, de las biblioteca en esta nueva era de transformación digital del conocimiento.
Por último, la cuarta parte aborda a través de otros seis trabajos el impacto de la Covid-19 en el proceso de transformación digital de las universidades. Lo que ha ocurrido durante las fases agudas de la pandemia y lo que puede suceder con la llamada «nueva normalidad». Los autores señalan las dificultades que supuso el paso a una enseñanza virtual exprés (Alberto Benítez), todos reconocen que la transformación digital ha venido para quedarse, mencionan los retos tecnológicos y estratégicos para lograrla (Faraón Llorens, Antonio Fernández, Francisco Garcia-Peñalvo), las ventajas e inconvenientes de la enseñanza online( (Fernando Gil, José David Urchaga, Rafael López-Meseguer), el bienestar de los estudiantes como punto de partida y llegada… Se insiste en que el nuevo modelo de universidad digital debe quedarse con lo mejor de lo presencial y lo mejor de lo virtual (Llorens y Fernández Martínez) con algún autor que, sin negar las indudables virtualidades de la digitalización, hace una reivindicación especial de la docencia presencial (David Vallespín).
Componente esencial
Decía al inicio de estos comentarios que el libro resulta necesario y sale en un momento oportuno. Y es que, como dice Javier Uceda en el epílogo, todas las universidades están en mayor o menor medida en un proceso de cambio en el que la digitalización es un componente esencial. Ninguna institución educativa puede quedar al margen de este proceso ante el riesgo evidente de verse sometida en poco tiempo a la irrelevancia. Ahora bien, el camino hacia lo que denominamos transformación digital, ni es sencillo, ni fácil. Todas las instituciones han incorporado las nuevas tecnologías a sus actividades, pero pocas han alcanzado una transformación digital completa y ese estado de madurez que les permite adaptarse con rapidez y facilidad a un entorno digital en transformación permanente.
En algunos casos los cambios han sido escasos y poco sustantivos. Después de la migración a lo on line, con sus insuficiencias y defectos, muchos profesores han vuelto a lo presencial dejando atrás una docencia para la que no estaban suficientemente preparados y no les satisfacía. Hay universidades que creen en la digitalización, peno no aspiran a convertirse en universidades digitales. Otras, por el contrario, si han dado pasos más firmes en ese proceso de transformación digital a través de un liderazgo claro de los equipos rectorales, la definición de una estrategia, el impulso de la tecnología adecuada y el foco puesto en las personas, las que enseñan y las que aprenden.
Cada universidad debe seguir su camino en la definición de su modelo formativo. Algunas querrán seguir siendo eminentemente presenciales, una modalidad que conviene sobre todo a los estudiantes más jóvenes. Otras continuarán o nacerán como nativas digitales. Y se desarrollará con más intensidad la enseñanza híbrida que aúne lo mejor de ambas fórmulas. Cada institución deberá elegir el modelo que quiere desarrollar, pero todas deberán profundizar en su proceso de transformación digital.