Julio Martínez Mesanza

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Poeta y escritor

Textos beligerantes

Julio Martínez Mesanza La guerra, la literatura y el arte actuales, el sentimiento estético a partir de la moral y el conflicto entre ley y conciencia son algunos de los temas que el autor trata en estas páginas. Lo irreal, lo real y lo verdadero Nunca he estado delante del Guernica de Picasso. Eso sí, es como la música para Kant (Crítica del Juicio, § 53), al final, aunque no quieras verlo, te lo acabas encontrando por todas partes. Los detalles de esta obra me son familiares, por más que mi indiferencia ante su compleja simbología iguale en magnitud el interés de toda la nación, que un día formó colas más largas que las del racionamiento para contemplarla y que ahora discute sobre su ubicación, inviniendo en algo tan trivial sus menguadas energías intelectuales. Sí que he estado delante de un cuadro de V. Pero en el que un lento caballo tira de un trineo: una madre lleva las riendas y sus dos hijos se acurrucan detrás, junto a un ataúd. La mirada de la hija se ha perdido para siempre en un dolor intemporal y el hijo, aterido, parece estar entre el sueño y la muerte. El quinto personaje es un perro; el sexto puede ser el padre de los niños, al que encierran los pobres maderos que forman su ataúd. Y el mismo día que tuve delante de mí este cuadro vi también a una mujer joven, hermosa y elegante, que cuando pasó ante la verdadera imagen de la Santa Virgen, Nuestra Señora de Vladimir, se persignó y se arrodilló, permaneciendo en oración junto a las flores que había a los pies del icono. Y todo esto no ocurría en una iglesia, sino en un museo: la galería Tretiákov de Moscú. Lo que es un hecho habitual en las iglesias de Occidente, al verlo en un museo, produjo en mí una fuerte impresión. El arte, entre nosotros, se ha contaminado irremisiblemente de laicismo, hasta llegar a perder su carácter sagrado y convertirse en un producto solo intelectual avalado por una crítica pretenciosa y ridicula. Se habla de materia, textura, revolución, originalidad, riesgo, etc., pero no de sentimiento. Primero, echaron a Dios del arte, y luego, como consecuencia lógica, al hombre. Si acaso, queda de este último lo peor, su orgullo, expresado no solo por las obras, sino por los mismos artistas, entre los que hay verdaderos bufones. Poesía y moral Ninguna teoría estética ha logrado desentrañar la razón por la que el arte o la poesía ejercen su influjo sobre los sentimientos del hombre. Para hacer más difícil su propia tarea, la Estética se perdió hace tiempo, y de forma irremediable, en la definición de un concepto, el de belleza, que abordó desde posiciones idealistas o naturalistas, multiplicando sus opiniones sobre lo que, en el fondo, tiene un pobre significado. Si nos fijamos bien, los sentimientos que llamamos estéticos no tienen que ver con lo que, de un modo u otro, se considera bello, ni con lo sensual,...

Nuevos poemas de Luis Alberto de Cuenca

Después de publicar una recopilación de su obra (Poesía ), en la que podíamos seguir paso a paso la evolución de los motivos y de las características fundamentales de ésta, y una amplia antología (77 Poemas)(2), en la que los criterios temáticos y estilísticos sustituían a los diacrónicos ofreciéndonos otra perspectiva y la posibilidad de constatar las preferencias del autor, Luis Alberto de Cuenca añade un nuevo libro de poemas a su bibliografía: El hacha y la rosa(3). Hay personas que sólo valoran los libros de poesía por las supuestas novedades formales que contienen éstos; novedades con respecto a la poesía en general y novedades con respecto a la obra del autor. Suele ser gente que está ciega para discernir la verdadera poesía e incapacitada para emocionarse; así, lo mejor que podrían hacer es orientar su gusto estético hacia el campo de la alta costura, donde cada temporada verían satisfecha su desordenada ansia de novedades. Ya hubo algún crítico que cuando apareció el anterior libro de poemas de Luis Alberto de Cuenca, El otro sueño, tuvo la ocurrencia de decir que no añadía nada a La caja de plata, que el tono y los temas eran los mismos, manifestando, cuando menos, una culpable falta de perspectiva y una inclinación infantil hacia eso que da en llamarse originalidad. Yo no debería empezar la reseña con una defensa, porque este tipo de ataques, que volverán a repetirse en público o en privado, no pueden hacer mella en las virtudes del libro que nos ocupa. Cúlpese a mi carácter, que considera que cualquier momento es bueno para denunciar la arbitrariedad. ¿Con qué se va a encontrar, pues, el lector de El hacha y la rosa? Con una poesía que ha intensificado su emoción y su ternura y con un poeta más sabio y más doliente. Esa es la novedad del libro, y detrás de ella no está el capricho ni el más difícil todavía, sino la vida. También se va a encontrar con varios poemas más que añadir al número de poemas memorables de Luis Alberto de Cuenca, ésos que, por la claridad y el vigor con que transmiten sentimientos universales, podremos evocar pasado el tiempo. Temas dominantes En las cinco partes del libro se encuentran representados las líneas y los temas dominantes de la poesía de Luis Alberto de Cuenca. En la primera, "La Diosa Blanca", la presencia de la mujer, del eterno femenino, lo llena todo: Urganda, Red Sonja, la Venus de Willendorf... Aquí conviven poemas de tono humorístico, como "Huelga general", con poemas devotos y solemnes, como el "Himno a la Virgen del Carmen", las heroínas con las chicas normales y corrientes, y también hay sitio para los versos estremecedores, como los que contiene "La partida": "Isabel, resucita con aquel pijama de chico./ Marta, dame un abrazo y tus libros de Paul Lacroix./ Espérame diez años en el porche, Blanca de ojos dorados./ Ven en tren a este sueño, Macarena de almizcle./ Cuéntame cuentos medievales, Carmen./ Protegedme del mar y de las uñas de...

Cuando las cosas y sus nombres coinciden: Gabriel Insausti

Poeta, profesor, traductor, editor, crítico cinematográfico... Gabriel Insausti (San Sebastián, 1969), pese a su juventud, ha frecuentado ya casi todas las trincheras de la literatura y en todas ha combatido con inteligencia y rigor.
Nueva Revista

Orbis Tertius

«Ese plan es tan vasto que la contribución de cada escritor es infinitesimal. Al principio se creyó que Tlön era un mero caos, una irresponsable licencia de la imaginación; ahora se sabe que es un cosmos y las íntimas leyes que lo rigen han sido formuladas, siquiera en modo provisional».

(Jorge Luis Borges, TLÖN, UQBAR, ORBIS TERTIUS, II)

Silva mitológica

¡Qué hermosas son las enumeraciones cuando las enumeraciones tienen un sentido! Decía Paul Claudel: « Ainsi quand tu parles, o poete, dans une énumération délectable / Proférant de chaque chose le nom, / Comme un pere tu l'appelles mystérieusement dans son principe, et selon que jadis / Tu participas a sa création, tu cooperes a son existence!».

En penumbra

La protagonista de esta primera novela de José A. Millán Alba es la memoria. En penumbra es una memoria, sobre la necesidad de recordar, de asumir, de dejar constancia de que la vida vivida tiene un sentido profundo. Otro protagonista, y no secundario, es el amor.

Cuando las cosas y sus nombres coinciden. Gabriel Insausti

Poeta, profesor, traductor, editor, crítico cinematográfico... Gabriel Insausti (San Sebastián, 1969), pese a su juventud, ha frecuentado ya casi todas las trincheras de la literatura y en todas ha combatido con inteligencia y rigor. Fue un lujo, por ejemplo, oírle hablar de Luis Cernuda el verano pasado en El Escorial. Lo hizo con profundidad y claridad nada habituales y sin caer en las reiterativas imágenes que, tan a menudo, se nos dan de los poetas. Una intervención de esas que provocan sana envidia y deseos de emulación. A la obra del poeta sevillano está dedicada, precisamente, su tesis: La presencia del romanticismo inglés en el pensamiento de Luis Cernuda (Eunsa, 2000).El primer libro de poemas de Gabriel, Vísperas del silencio, recibió el premio Gerardo Diego de 1991. El último, hasta ahora, ha sido finalista del Premio Nacional de Poesía (Últimos días en Sabinia, Pre-Textos 2001). Fina percepción de las analogías, serena reflexión, sabiduría para representar lo intangible con imágenes tangibles: ésas son, a mi juicio, algunas de las virtudes de la poesía de Gabriel Insausti, de quien ofrecemos este adelanto de su próximo libro que verá la luz en la Editorial Renacimiento.POÉTICA Gabriel InsasutiUn servidor es poco dogmático en cuestiones sublunares, que obligan a caminar por terrenos movedizos, cambiantes, relativos: mejor dejar el dogma para cuestiones supralunares, si es que las hay. Quiero decir con esto que entre mis numerosas virtudes no se encuentra la de poseer una estética definida, cerrada y excluyente: como lector, la poesía que me gusta puede ser experiencialista o culturalista, expresiva o parca, narrativa o puramente lírica, de derechas o de izquierdas, partidaria de Gwyneth Paltrow o de Rocío Jurado. Que todo tiene su interés.Lo que sí puedo aventurar es qué ha sido la poesía para mí hasta ahora y —cosa llamativamente distinta— qué pretendo yo que sea. Aunque no desdeño el juego verbal, esto de la poesía siempre me ha parecido más bien un modo de estar en el mundo, que en mi caso tiene que ver con una actitud contemplativa, con un cambio de ritmo, con un paréntesis en la actividad diaria; más que un oficio, una modalidad del ocio, en el sentido más aristotélico. Soy una persona de temperamento marcadamente visual, más que sensual: no imagino mayor privación que la ceguera ni mejor comunión que la mirada. Y creo que eso se nota en la tendencia de mis versos a construir escenarios aptos para un determinado acontecimiento. Vamos, que me parece irrenunciable el arranque espaciotemporal, la situación. ¿Qué sería entonces el poema? Pues el residuo — o el fingimiento— de un momento feliz en que las cosas han tenido un sentido, han rezumado una luz distinta: ese momento en que se atisba algo que escapa al criterio habitual con el que medimos la realidad. Quizá por eso me empieza a interesar introducir el tema religioso, hasta ahora ausente casi por completo. Claro está que la poesía traiciona toda poética: lo.que acabo de decir sólo se corresponde someramente con los poemas que...

Carlos Martínez Aguirre, poesía y verdad

Carlos Martínez Aguirre (Madrid, 1974) es un estupendo filólogo, un magnífico traductor y, sobre todo, un poeta de primerísima fila, que con un solo libro, La camarera del Cine Doré y otros poemas (Hiperión, 1997), y unas cuantas plaquettes, casi secretas, que envía generosamente a sus amigos, ha conseguido brillar con luz propia dentro de una generación que promete ser de las más relevantes de la poesía española.Carlos ama como pocos su oficio de poeta. Es algo que se ve en cada uno de sus versos. Todos ellos han sido sentidos y pensados. En todos ellos el corazón y la cabeza han trabajado al unísono, armoniosamente, para alcanzar esa mezcla ideal de música y pensamiento que tienen los buenos versos, los versos que emocionan y se recuerdan.Apuntaba más arriba que buena parte de la poesía de Carlos Martínez Aguirre ha visto la luz en mínimas plaquettes, en hojas que envía a los amigos y a otros poetas. Ése fue el primer contacto que tuve con su poesía. Me llamó la atención la madurez de sus planteamientos y la capacidad que tenía de emocionar al lector partiendo de una notable variedad de registros. Los cinco años que han pasado desde entonces no han hecho más que confirmar sus virtudes y dar mayor profundidad aún a su voz, como ponen de manifiesto los dos poemas que presentamos, pertenecientes a una serie de nueve sonetos de amor todavía inédita.POÉTICA Carlos Martínez AguirreSe me pide que escriba una poética. Yo creo que los poemas se justifican por sí mismos. La buena poética ha de ser oficio de filólogos y eruditos, y en cualquier caso, mejor si es sobre obra ajena. Cuando no es así lo que tenemos es un manifiesto; en el peor de los casos un pasquín. Queda advertido, pues, que aquí dejo la mía con tales intenciones.Defiendo la aristocracia. Aristocracia de pensamiento, de sentimiento, de arte. Me horroriza la mediocridad y, sobre todo, la mía. El verso es exclusivamente musical. Es música explícita e implícita. Sentimental y cerebral. No admite exégesis ni gramática. El Poema existe como conjunto de signos y como código que los articula. Los signos sin articulación son hijos del limo. Yo quiero poemas que sean voz de una raza, aliento divino.Ese poema se alcanza por el estremecimiento. La conciencia de lo absolutamente otro es la que prefiero de todas las formas de arte. Sé que hay otras y también me interesan, pero... ¡por Dios, que hay jerarquías! Y no se trata de ser iconoclastas: es que cuando hay verdad, me toca. Y la Verdad es más alta que cualquiera de nosotros. No puedo definirla ni mucho menos andar con prejuicios. La Verdad está ahí, y cuando llega abres las ventanas ¡y a proclamarlo! Porque al final esto es lo que nos acompaña, esto es el pan necesario —incluso para el hombre de hoy—, el que necesitamos tener muy cerca.Y es que detrás de ese estremecimiento, de ese por qué que nos asalta a cada paso solo nos...

Diego Valverde Villena: palabras cultas, palabras vivas

Sobre la poesía de Diego Valverde Villena, un criollo de muchos saberes.

Jaime García-Máiquez. versos para explicarse las cosas

Sobre la poesía de Jaime García-Máiquez, breve reseña biográfica.

Jesús Beades: Los dones de la poesía

La poesía de Jesús Beades y una breve reseña de su vida.

Enrique García-Máiquez: un espacio propio

Sobre la poesía de Enrique García-Máiquez que ha ido elaborando una obra poética de extremada solidez.

José Mateos, a través de la niebla

Reseña de la vida y obra de José Mateos.

Cinco poetas y la lengua española

Acerca de la relación afectiva y estética de cinco escritores con la lengua española en la que escriben, éstos son: Álvaro Mutis, Carlos Bousoño, Luis Alberto de Cuenca, Jon Juaristi y Jaime Siles.

Carlos Marzal, la larga noche del alma

Nos habla de Carlos Marzal, el poeta valenciano y a su publicación de "Los países nocturnos" que constituye uno de los hitos fundamentales de la poesía española.

Enrique Andres Ruiz, la fe en la palabra

Sobre la poesía de Enrique Andrés Ruiz.

Impresiones sobre un siglo que termina

Pasados los iniciales fastos del 2000, Julio Martínez Mesanza apunta algunas consideraciones sobre el siglo que hemos dejado atrás.

La Épica en mil palabras

Quien no puede decirlo es que no lo sabe. Quien sabe de verdad puede expresarlo en breve espacio, por ejemplo en mil palabras. "Más vale quintaesencias que fárragos" dijo Baltasar Gracián y así concentré él mismo una gran verdad en cinco voces. « Todo a Mil» es una sección en la que NUEVA REVISTA se propone extraer de los mejores entendimientos españoles la almendra de su dilatado saber. Especialistas en los temas más diversos, notables por sus conocimientos, reciben la proposición de resumir en mil palabras la idea que, en el fondo, han perseguido durante tantos años. En ocasiones una vasta producción o una larga influencia en un campo de ¡a ciencia de las humanidades esconde el secreto de su más dilecta intención.

Una disección satírica del siglo XX

Santiago de Mora-Figueroa acaba de publicar dentro de la serie Textos y pretextos "El siglo XX y otras calamidades, recopilación de artículos y ensayos aparecidos en distintos periódicos y revistas entre 1980 y 1995.