Alejo Vidal-Quadras
La energía, una prioridad europea
Europa se enfrenta en estos momentos a serios desafíos medioambientales y energéticos. El cambio climático, la escasez de producción propia de combustibles fósiles, el aumento acelerado de la demanda de energía en países emergentes en rápido crecimiento y el preocupante incremento de la dependencia de las importaciones de petróleo y gas procedentes de regiones políticamente inestables o potencialmente hostiles, pone a la Unión Europea frente a la necesidad urgente de tomar medidas a gran escala.La Unión también ha de afrontar unos hábitos de consumo de sus ciudadanos escasamente compatibles con un uso racional de los recursos energéticos. Por todas estas razones, las instituciones comunitarias están obligadas a mantener el esfuerzo de informar debidamente a la opinión pública para que se genere una conciencia general de la gravedad del problema.La política energética de la Unión Europea pivota sobre tres ejes fundamentales: seguridad de abastecimiento, competitividad de la economía y protección del medioambiente.Alrededor del 80% de la energía consumida en la UE viene mayoritariamente del petróleo, del gas natural y del carbón, y una parte significativa constantemente creciente procede del exterior de la Unión. Los estudios de la Comisión Europea muestran que la dependencia de las importaciones de gas y petróleo, que es ahora de un 50%, podría alcanzar el 70% en 2030. Por consiguiente, la vulnerabilidad de la Unión Europea frente a cortes de suministro y a subidas de precio ligadas a crisis internacionales, como pudimos comprobar en enero del año pasado, queda así inquietantemente incrementada. Además, esta situación debilita seriamente nuestra fortaleza en términos geopolíticos.La UE ha puesto la eficiencia energética en el corazón de sus políticas actuales y se ha marcado un objetivo orientativo de mejora de la misma en un 20% para 2020. Una técnica especialmente relevante mediante la cual la Unión promueve un uso más eficiente de la energía es la cogeneración, es decir, la producción simultánea de electricidad y calor. Se optimiza así el uso del gas y se contribuye a la preservación del medio ambiente, ya que el gas emite menos CO2 que otros combustibles fósiles.Un campo con un enorme potencial de ahorro energético son los edificios. La correspondiente directiva comunitaria, de la que fui ponente, obliga a una revisión de la eficiencia energética de todos los edificios nuevos, así como de aquellos en los que se realicen grandes renovaciones. Se calcula que el consumo de electricidad en instalaciones de aire acondicionado se duplicará de aquí a 2020, lo que nos da una medida de la importancia de una actuación a fondo para mejorar los estándares de eficiencia energética en este sector.Otro aspecto relevante es el de la promoción de un uso más eficiente de la energía mediante un mercado interno liberalizado y competitivo. En el pasado, los mercados nacionales de gas y de electricidad funcionaban como islas independientes dentro de la Unión, y tanto la generación como la distribución estaban en manos de monopolios. Hoy en día los mercados se están abriendo a la competencia externa y las fronteras nacionales están desapareciendo, aunque...
La hora de la verdad
El autor hace referencia a la opinión hostil del público acerca de la entrada de Turquía a la Unión Europea.
El descrédito del deber
Este texto es una versión abreviada de la conferencia pronunciada en el Curso de Verano de la Universidad Complutense: "Nacer, vivir, hablar, morir", celebrado en Almería del 30 de junio al 4 de julio del pasado año.