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El recorrido de la obra de Paul Zumthor viene marcado por la publicación en 1972 de Essai de poétique médiévale, que estuvo precedida de dos obras, Histoire littéraire de la France médiévale y Langue et techniques poétiques à l’époque romane, publicadas respectivamente en 1954 y 1963; a partir de 1972 fueron constantes sus reflexiones sobre la lengua poética medieval y sobre la oralidad, como se refleja en obras tan decisivas como Langue, texte, énigrne, publicada en 1973, Le masque et la lumière: la poétique des grands rhétoriqueurs, de 1978 y Parler du moyen âge de 1980.

CANTO A LA VOZ POÉTICA ORAL

En 1983 publica Introduction à la poésie orale1, que puede considerarse como un canto explícito a la voz poética oral.

Introducción a la poesía oral constituye un canto a la voz poética como voz que habla y que desborda a la palabra misma en su intento de captar lo individual imposible de comunicar; la voz poética es, en la concepción de Paul Zumthor, una voz dotada de una densa carga significativasimbólica, en la que se halla una identificación del mensaje con la situación que lo engendra; la voz poética agrupa las palabras en el momento de la interpretación, y así, en la actuación y en el tipo de audición, se fijan la unidad de la obra poética y de la voz.

Al cantar a la voz poética, Paul Zumthor no prescinde de la fuerte ligazón que la atan a las raíces antropológicas y a la complejidad psíquica del ser humano, subrayando así cuál es la verdadera alma de la poesía, la de ofrecer una mirada y una comprensión de la interioridad humana. En consecuencia, esta voz poética no se agota en la significación a que se refiere sino que da lugar a una compleja significación que abarca mundos muy variados de la realidad. A veces, esa realidad se muestra huidiza y cambiante en su interior y halla su reflejo en la configuración exterior del poema, con frecuencia cambiante hasta la contradicción.

Paul Zumthor canta a la poesía como canción secreta del alma, vehículo expresivo de los seres humanos y manifestación artística de la existencia humana, que sin vida no existe ni se manifiesta: la poesía es vida, vida humana, que el hombre necesita manifestar. Toda la innumerable gama de anhelos, deseos, pensamientos, recuerdos, sentimientos y acciones humanas, la alegría y el dolor, el odio y el amor, la pena, la resignación y la protesta, el trabajo y el descanso, etc., se han expresado de una forma insuperable a través de la voz individual y colectiva del hombre y han dotado a la palabra de una dimensión sonora insustituible.

El recorrido que Paul Zumthor efectúa a lo largo del marco geográfico y literario en el que se hallan vestigios y manifestaciones de la voz poética no puede ser más amplio, y es un claro testimonio de que los que necesitamos la voz poética somos los individuos, de cualquier tiempo y geografía. Su recopilación y análisis le han permitido profundizar en la naturaleza de la poesía oral, así como conocer y ahondar aún más en la propia esencia del alma individual y nacional. Analiza la multiplicidad de formas de la oralidad, desde los salmos bíblicos y los cantares de gesta hasta las epopeyas, desde los poemas mozárabes hasta los poemas incluidos en las crónicas japonesas del siglo XVIII, desde los cantos tribales hasta el folklore rumano, desde la canción popular hasta los cantos de la América india.

La poesía oral conduce a los hombres a las altas cumbres de la sensibilidad, despertando, por su configuración artística, una sensación de peculiar agrado, así como una potenciación expresiva, debido, en gran medida, al papel ineludible, aunque no exclusivo, que desempeña la intuición sensible.

UNA PROFUNDA INVESTIGACIÓN

Paul Zumthor concibe la obra como todo aque lio que se comunica poéticamente, tanto el texto como los ritmos, las sonoridades y los elementos visuales. La estructura poética en régimen de oralidad opera, ante todo, con la dramatización del discurso, y no exclusivamente con las gramaticalizaciones de los distintos procedimientos, como lo hace, casi de forma exclusiva, la poesía escrita. Las formas lingüísticas poéticas adquieren valor en la comunicación oral, en el seno de un lugar emocional. La voz poética abarca la totalidad de los factores de la performance, concebida ésta como la acción compleja a través de la cual el mensaje poético es simultáneamente transmitido y recibido al margen de las coacciones inmediatas del tiempo; la voz poética, la canción o el poema, existen en el presente de la voz viva.

La incumbencia y tarea primaria del poeta es intuir y expresar aquello que, por «profundo» en el hombre y en la realidad, escapa y desborda el campo de lo sensible huidizo. Para ello el poeta cuenta con el lenguaje como medio eficaz. En la estructura poética la realidad nunca se muestra con presencia directa sino figurada, a través del lenguaje; todo en ella cristaliza la intuición emocional, plena de fantasías y de sentimientos que tuvo el poeta, independientemente de su aparición en prosa o en verso.

El poder que tiene la palabra poética de encarnar ámbitos de la realidad explica la proximidad que tiene con la imagen, concebida ésta como lugar viviente de encarnación de aquello que significa, así como el florecimiento, en la poesía oral, de imágenes espontáneas que evitan la aridez de los términos reducidos a una función meramente significativa de evocar conceptos universales. Paul Zumthor se hace eco de esta realidad y afirma que, por esta razón, en las culturas de predominio oral, los poetas describen su arte en términos que evocan un dominio del brote discursivo, productor de significaciones inconcebibles fuera de las formas que emplea.

Acude Paul Zumthor a la tradición histórica para demostrar que la forma poética por excelencia en todos los contextos culturales ha sido la canción de amor, palabra fuera del tiempo y del espacio, voz cantada en la que el lenguaje exalta su potencia creadora y su interioridad más plena. En ella el discurso de arte verbal alcanza su cima, aunque sea al precio de cierto oscurecimiento del sentido, de cierta opacidad del discurso.

Paul Zumthor lleva a cabo el estudio de la oralidad en el marco de la comunicación, partiendo del análisis de todos aquellos factores que intervienen en la composición y transmisión de un discurso poético oral. Así, aunque es el autor-compositor quien organiza el poema según sus intenciones comunicativas, éstas se pueden ver modificadas por el intérprete en la fase de transmisión. Estos dos personajes están perfectamente caracterizados y definidos en la obra: toda comunicación oral corre a cargo de un intérprete, que en muchas ocasiones coincide con el autor de la composición, si bien en otras, estos papeles corresponden a personas diferentes.

Paul Zumthor aborda también el estudio del anonimato en la poesía oral, así como la situación de que goza esta figura en las distintas sociedades, y las connotaciones rituales que se le han asociado en la tradición, como puede ser el de la ceguera de muchos cantores.

Al analizar el fenómeno de la oralidad, parte de un principio evidente pero importante, que es el hecho de que la oralidad no se reduce a la acción de la voz, sino que supone la acción de todo el cuerpo. Paul Zumthor estudia la poesía oral en situación, todo el proceso de producción que lo crea, así como el proceso en que se integra para adquirir auténtico sentido. Se resalta la importancia que el gesto asume en comunidades arcaicas que no conocen la escritura, cuando la voz le cede al gesto el papel de representar él las circunstancias, y el significado que asume en toda transmisión oral.

Pone de relieve la función del cuerpo y del gesto como vehículos de expresividad y otorga valor al silencio, ya que en el silencio ritual, los gestos están mucho más cargados de expresión que la frase más elocuente; el silencio se muestra así como medio de comunicación y el mejor sustitutivo del lenguaje oral.

No olvida tampoco Paul Zumthor las ocasiones en que la comunicación poética reviste la forma de mimo, descargando en el cuerpo la fuerza interpretativa del discurso. Allí cualquier gesto, aparentemente desprovisto de expresión, pasa a adquirir una vida extraordinaria, llegando a constituir un verdadero lenguaje, que perfecciona al lenguaje hablado, y, en ausencia de éste, puede suplirle.

La situación del hombre ante la oralidad no es meramente estética o recreadora; es una estructura vital de interrelación, inseparable de la expresividad que pueda poseer la obra e indesligable de su significado. Sólo la audición intencional del que escucha, intentando comprender, puede calar en la esencia de la oralidad artística y ahondar en el espíritu y el mundo de su creador. Paul Zumthor reclama el análisis de la poesía desde el punto de vista de la fenomenología de la recepción.

La fijación por escrito de muchas de estas tradiciones orales no supone la muerte definitiva de las mismas; a partir de ese momento, surgirán distintas versiones escritas que contribuirán al enriquecimiento del texto de referencia significado. No se hablará entonces de una civilización de oralidad pura, sólo desarrollada en comunidades arcaicas ya desaparecidas, sino de una coexistencia de oralidad y escritura.

Paul Zumthor se nos manifiesta, a través de sus análisis de la recurrencia verbal, de la entonación, del elemento rítmico, etc., como un gran lingüista y semiólogo, crítico y teórico literario, profundo conocedor de la complejidad del signo y del proceso comunicativo oral.

Introducción a la poesía oral es una auténtica Poética de la oralidad. Con posterioridad a esta obra, Paul Zumthor escribió otras obras que han dejado también una profunda huella en la investigación literaria actual, al haber reclamado, con la autoridad que le otorgaba el hecho de haber sido un buen investigador, el nacimiento de una ciencia de la voz, en momentos en que las ciencias del texto estaban y están en gran auge. Destacan sus obras La lettre et la voix. De la «littérature» mediévale, de 1987, en la que se adentra aún más en el terreno de las manifestaciones concretas de la oralidad, y La mesure du monde. Représentation de l’espace au Moyen Âge, publicada en 1993.

NOTAS

l • Cfr. P. Zumthor (1983), Introduction a la poésie órale, París, Seuil (versión española: Introducción a la poesía oral, Madrid, Taurus, 1991).