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El método DAFO ­­ —esa herramienta que analiza las debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades de una situación compleja— se aplica en esta ocasión a la educación en los países de habla hispana para evaluar cuáles son sus principales dificultades y cómo salir de ellas ya que, a menudo, permite constatar que una situación difícil es capaz de incluir aspectos positivos y que una ventaja puede también conllevar una debilidad.  Con especial atención a la escuela obligatoria, esta argumentación se va a apoyar sobre todo en la investigación de dos economistas estadounidenses, Eric Hanushek y Thomas Sowell.

Centrándonos primero en las fortalezas del sistema actual de educación, lo que está conseguido es la extensión o cobertura, es decir, se han construido escuelas en todos los rincones de los países en cuestión. También se ha conseguido que nadie discuta la necesidad de dotar a la educación de financiación, y, por todas partes, se le dedican sumas importantes de los presupuestos. Además, los países exigen cierto nivel de conocimientos para ser docente y se ha conseguido ya concienciar a los ciudadanos de la importancia de la educación, por lo que se podría pensar que ya se tiene lo que se necesita para el buen funcionamiento de la misma.

Sin embargo, los sistemas educativos también muestran ciertas debilidades que tienen que ver con la falta de calidad en todo lo anteriormente enumerado como fortalezas. Tienen más que ver con las decisiones de los adultos que con la actuación de los jóvenes.

Debilidades: del igualitarismo al «facilismo»

Los políticos no siempre resisten la tentación de politizar la educación y anteponen sus propios proyectos al aprendizaje de los alumnos. Un ejemplo es imponer el igualitarismo, el modelo del colegio único, lo que a veces se llama «una talla para todos».

Otra tendencia es imponer ciertas ideas pedagógicas que son una mezcla de política y de «nueva pedagogía» antiautoritaria. Se trata de liberar al alumno de la tutela del profesor, organizando la jornada escolar de modo que el alumno trabaje por su cuenta o en equipo en vez de escuchar al profesor o estudiar un libro de texto. Este tipo de organización se puede combinar con el trabajo por proyectos. En otras palabras, se hace menos énfasis en el aprendizaje de las materias escolares y más en los métodos.

Las autoridades también pueden dejarse llevar por la tentación de aumentar su popularidad entre los votantes, ofreciendo una educación que no exija grandes esfuerzos por parte de los alumnos. Es el modelo del aprobado automático para todos que se podría asociar al «facilismo». En esta tendencia, se mezcla lo supuestamente democrático con la idea de que una sociedad del bienestar debe dar o regalar a los ciudadanos lo que estos reclaman. La educación se ve como un servicio social y no como la posibilidad de adquirir conocimientos a través del esfuerzo personal.

El «facilismo» educativo mezcla lo supuestamente democrático con la idea de que una sociedad del bienestar debe dar o regalar a los ciudadanos lo que reclaman

Esta política educativa tiene consecuencias para el cuerpo docente de un país, pues su tarea se ve más como un tipo de servicio social y psicológico y menos como la vocación de transmisión cultural. Los docentes constatan que les cuesta cada vez más crear en las aulas un ambiente adecuado para el aprendizaje. En pocas palabras, la enseñanza no es la misma profesión que antes. Los estudiantes universitarios ambiciosos y de buenas notas así lo perciben y por ello tienden a elegir otras profesiones, en detrimento de la docencia.

Para que un niño se eduque bien, es importante el apoyo de los padres. Si estos se interesan por la educación y priorizan las necesidades de aprendizaje del niño, a este le suele ir bien. Sin embargo, esto no siempre sucede. Además, existe actualmente una tendencia a pensar que educar es la tarea del Estado y que los padres se pueden despreocupar del asunto. La educación se ve como parte de la sociedad del bienestar y como un servicio del Estado a los contribuyentes, como si hubiera un acuerdo entre los padres y el Estado: los padres pagan sus impuestos y el Estado educa a sus hijos.

En resumen, la debilidad de los sistemas educativos tiene que ver con la calidad, y esta a su vez depende de cómo actúan las autoridades, los docentes y los padres.

En la actualidad, la educación parece atender a una especie de pacto: los padres pagan sus impuestos y el Estado educa a sus hijos

Las debilidades se transforman en amenazas

Otro aspecto del análisis DAFO son las amenazas que pueden significar para la sociedad estas debilidades del sistema educativo, porque si el nivel cultural y educativo es mediocre, el desarrollo económico y social del país en cuestión también será mediocre. Un estudio de este fenómeno se encuentra en el trabajo de Eric Hanushek y Ludger Woessmann The Knowledge Capital of Nations (2015). Los autores comparan la educación y la economía en América Latina con la situación de los países en el sureste asiático. Constatan que, aunque América Latina tenía una ventaja en los años 70, el sureste asiático ha avanzado rápidamente y sigue subiendo, dejandola atrás. Los investigadores ven un claro paralelismo entre la mejora de los resultados educativos y el crecimiento económico. Constatan que lo importante no es el número de años que estudia un alumno, sino cuánto aprende cada año. Los sistemas educativos del sureste asiático son más eficaces y, entre otras características, apuestan por el orden en las aulas, reclutan a profesores con vocación y han elaborado currículos coherentes.

La oportunidad de cambiar el modelo

El cuarto y último aspecto del análisis DAFO son las oportunidades. Lo positivo que se desprende del modelo es que las dificultades tienen que ver con las ideas más que con los recursos. Se trata de repensar el modo de funcionamiento de la educación y de tener la voluntad y la valentía de cambiar. Ningún poder externo obliga a un país a mantener un sistema educativo disfuncional. Además, como las dificultades actuales son comunes a muchos países, existen ya informes que describen cómo otros países han logrado mejorar sus resultados educativos.

El análisis DAFO de la educación muestra que se trata más de ideas que de financiación y que los obstáculos son «internos». Lo que parecía ser una fortaleza, es decir, las estructuras ya establecidas, constituye también una debilidad, porque no todos los adultos que forman parte del sistema educativo están preparados para cambiar. La tarea de los reformadores es mostrar a los funcionarios, a los pedagogos universitarios que trabajan en la formación docente y a los propios docentes que hay otras maneras de organizar la educación. Se trata de combatir los «intereses creados». Para hacer esto, son útiles las comparaciones internacionales tanto de los resultados de los alumnos como de los esfuerzos por reformar los sistemas de educación.

A continuación se van a mencionar tres maneras de mejorar la calidad de la educación, pensando sobre todo en la primaria y la secundaria, ya que si los alumnos no adquieren una buena base, es imposible obtener una buena calidad en los niveles superiores. Los alumnos deben convertirse en lectores y saber leer con fluidez y comprensión, saber redactar textos coherentes y gramaticalmente correctos y adquirir las bases de una cultura general. Si esto no se logra, la enseñanza secundaria y media se convierte en enseñanza primaria, y la universitaria en secundaria, y el país no podrá formar buenos ingenieros, abogados y médicos. Las tres maneras que se mencionarán para mejorar la calidad de la educación se pueden aplicar por separado o combinadas.

Sin una buena base, es imposible obtener una buena calidad de enseñanza superior: la secundaria será la nueva primaria y la universitaria, la secundaria

Mayor esfuerzo y mejor conducta

La manera más rápida de conseguir mejoras en un sistema educativo es permitir que las escuelas exijan esfuerzos y buena conducta a sus alumnos. Existe una investigación reciente que apoya esta afirmación. El economista estadounidense Thomas Sowell cuenta en Charter Schools and Their Enemies (2020) que la ciudad de Nueva York funciona como un target u objetivo para la investigación pedagógica. Eso se debe a algunas circunstancias especiales. En la red pública, pagada por los contribuyentes, existen escuelas que aplican una pedagogía igualitaria y «progresista», dando énfasis a los derechos de los alumnos, pero existen también escuelas concertadas, también gratuitas, que insisten en que los alumnos se esfuercen. Muchos padres de buen nivel económico mandan a sus hijos a escuelas privadas y eso hace que la red pública tenga sobre todo a alumnos hispánicos y afroamericanos de similar nivel socioeconómico. Como que el terreno es muy caro en Nueva York, las concertadas pocas veces construyen centros propios; lo que hacen es alquilar aulas libres en los edificios escolares de la ciudad. Las concertadas aplican el mismo currículo y sus profesores han pasado por la misma formación docente que otras escuelas. En resumen, casi todo es igual, pero las concertadas exigen a sus alumnos una buena conducta y esfuerzo de aprendizaje. Las concertadas están muy solicitadas y hay colas de más de 50.000 alumnos, pero reciben menos recursos que las demás escuelas.

La ciudad de Nueva York exige que todos los alumnos participen en unas pruebas de lengua y de matemáticas en tercero y octavo. Los resultados del estudio de Sowell muestran que, en las concertadas, los alumnos obtienen en matemáticas mejores resultados en las dos categorías en un 75% de los casos y en las no concertadas en un 10%. En lengua, las concertadas obtienen resultados en las dos categorías superiores en un 65% y las no concertadas en un 15. En otras palabras, con el mismo perfil de alumnos y con menos recursos, las concertadas obtienen resultados muy superiores.

Cuando se presentan resultados de este tipo, siempre hay personas que creen que las escuelas más exitosas deben haber encontrado un método para atraerse a los mejores alumnos. No es así, dice Sowell, y da el ejemplo de una escuela llamada Success Academy que recibe cada año 17.000 solicitudes para sus 3.000 plazas. No se le permite abrir más plazas y utiliza la lotería para elegir a los 3.000 alumnos. Solo mirando este caso, se puede ver que hay por lo menos 14.000 alumnos en la red no concertada que hubieran podido obtener resultados muy por encima de los que obtienen ahora.

Un studio del economista Thomas Sowell demostró los mejores resultados de los alumnos de escuelas concertadas, respecto a las públicas, en la ciudad de Nueva York

A la luz de estos datos, la pregunta es ¿cambiarán las autoridades la política educativa de la ciudad? No, constata Sowell. Estas continúan combatiendo a las concertadas en vez de dejarse inspirar por sus éxitos, primando así los intereses creados de los políticos, pedagogos y sindicalistas sobre el bien de los alumnos y del país.

Diversificar la oferta de educación

Otro método para mejorar los resultados es ofrecer a los alumnos la posibilidad de elegir entre escuelas con programas diferentes. Las alternativas mejoran los resultados del aprendizaje, porque los alumnos pueden encontrar un ambiente que les guste y un ritmo que les convenga. Ofrecer alternativas mejora la situación del país, porque un país necesita a gente bien formada para mantener y desarrollar su nivel de conocimiento y económico. El anteriormente mencionado economista Eric Hanushek ofrece en sus trabajos muchos ejemplos de cómo un sistema educativo con escuelas diferentes mejora el resultado de todos.

Para estudiar la relación entre la libertad en educación y los buenos resultados, se puede también mirar a Estonia, un pequeño país báltico que es actualmente el mejor país europeo en PISA en comprensión lectora, matemáticas y ciencias naturales. Lo ha conseguido en un tiempo récord. Obtuvo su independencia de la Unión Soviética en 1991, cuando su economía estaba por los suelos. Lo que hizo fue organizar una escuela obligatoria financiada por los contribuyentes, pero, valorando la nueva libertad, dejó un margen de autonomía a las escuelas. Una escuela puede tener, por ejemplo, un perfil de música, de tecnología o de idiomas, y los profesores pueden influir en la oferta de cursos y en los métodos utilizados de una escuela. El director del colegio puede elegir a sus profesores y decidir sus salarios. Si los profesores están descontentos, pueden irse a otra escuela. Esto quiere decir que los padres tienen a su disposición escuelas de perfiles diferentes. El control del Estado se ejerce a través de pruebas en tercero y en sexto, una reválida después de la escuela obligatoria y otra después del bachillerato. Se puede añadir que Estonia invierte algo menos en educación que el promedio de los países de la OCDE. Existe documentación sobre el éxito de Estonia en la web de la OCDE.

En Estonia, un caso de éxito educativo, los padres tienen a su disposición escuelas de perfiles diferentes. El control del Estado se ejerce a través de pruebas

Mejores profesores, mejores resultados

Eric Hanushek se ha dedicado también a estudiar la importancia de la calidad de los profesores en relación con los reultados de los alumnos. En el artículo The Value of Smarter Teachers compara PIAAC, una investigación internacional sobre los conocimientos de los adultos, con PISA. El resultado es que los países que disponen de profesores de un alto nivel de lengua y matemáticas son también los países que logran alumnus con un alto nivel de conocimientos en estas materias. La conclusión es que si un país quiere subir en el ranking PISA debe disponer de profesores inteligentes y bien formados. Para lograrlo, la formación docente debe ser atractiva para jóvenes inteligentes y tambien el ambiente de las escuelas.

No se han mencionado aquí las nuevas tecnologías, y la razón es que son menos importantes que la calidad de los profesores y de las políticas educativas. Las tecnologías pueden reforzar un buen programa, pero no salvar uno no adecuado. Con o sin tecnología, los alumnos tienen que estar preparados para esforzarse y contar con los conocimientos previos necesarios para entender los nuevos. La eficacia de un programa depende de la calidad de los profesores, de la coherencia del currículo y del aprovechamiento del tiempo.

Las tecnologías son menos importantes que la calidad de los docentes y de las políticas educativas: pueden reforzar un buen programa, pero no salvar uno malo

Para concluir, volviendo al análisis DAFO, en un sistema educativo es una debilidad no exigir esfuerzo y buena conducta. La amenazas vienen porque un país que no consigue organizar bien la educación no logrará un buen desarrollo social y económico. La fortaleza, que todos los países tienen hoy una estructura educativa con programas de estudio, centros, un cuerpo docente y una formación docente. Finalmente, para aprovechar las oportunidades de mejora, hay que crear en un país el entusiasmo por conseguir buenos resultados tal como lo ha hecho Estonia. Cambiar las leyes educativas, los currículos y la formación docente es cuestión más de voluntad que de recursos. El ejemplo de Nueva York ilustra que el problema no son los alumnus, sino los adultos y que es perfectamente posible ofrecer a los jóvenes una mejor educación.

Hispanista y pedagoga. Catedrática en la Universidad de Lund, Suecia