Tiempo de lectura: 2 min.

lprf_img1.jpgPablo Hispán Iglesias de Usell ha escrito un libro muy bien articulado sobre la lucha por el poder en el régimen de Franco entre 1957 y 1969. Son unas páginas que nos permiten conocer, a partir de una excelente documentación inédita, los proyectos políticos y las luchas por el poder entre dos de los principales sectores de amigos políticos que se formaron en el régimen de Franco: los políticos de la Presidencia del Gobierno y los políticos de la Secretaría General del Movimiento.

Esta monografía comienza con un análisis de la crisis de gobierno de febrero de 1957 y con un estudio de las personalidades que se integraron en el nuevo Gobierno. El libro de Hispán pone de manifiesto, de un modo natural, cómo era casi imposible que los gobiernos del general Franco tuvieran una política de «gobierno». Lo que tendía a producirse era una acción personal de cada ministro que ni el Jefe del Estado, ni Luis Carrero, ministro subsecretario de la Presidencia, llegaban a coordinar en una política más coheren te. Franco solía actuar como árbitro. Si esta descoordinación podía llegar a originar incompatibilidades difíciles de superar.

Esas incompatibilidades se manifestaron especialmente en el modo de plantear la institucionalización del régimen y ante la posible decisión del general Franco de designar a su sucesor.

Los «proyectos» de los sucesivos gobiernos 1962, 1965 y finalmente la crisis que dio lugar al gobierno de octubre de 1969, reflejan claramente la historia de ese imposible político que fue el régimen de Franco. La negación de un pluralismo político, reconocido por la ley, impidió o limitó, a unos márgenes muy estrechos, la participación política en las instituciones que diseñaron Franco y un conjunto de ministros.

Le lectura de ese libro hace que uno se plantee: ¿por qué duró tantos años el régimen de Franco? No era pequeña la capacidad del régimen de incorporar a nuevas generaciones de profesionales, y los políticos que intentaban hacer un régimen más participativo habían visto agostarse sus ilusiones en 1967. La incondicional adhesión del Ejército y de numerosos políticos aseguraba la pervivencia del régimen. Pero, la ausencia de un verdadero debate de ideas, oculto en la lucha para ganar la confianza del general Franco o de Carrero, condicionó la vida política de muchos españoles y dejó desarbolada la posible acción política de una parte de la sociedad.

Profesor de Historia política e intelectual de España (siglo XX) y miembro del Grupo de Historia del siglo XX,Universidad de Navarra