Cesta
Tu cesta está vacía, pero puedes añadir alguna de nuestras revistas o suscripciones.
Ver productosLa política exterior, un reto pendiente de España
3 de junio de 2025 - 6min.
Domingo de Silos Manso es abogado y diplomático. Alumno de la ENA francesa, ha residido en Roma, París, África e India.
Avance
El embajador Domingo de Silos Manso, autor de un libro de referencia para los aspirantes a entrar en la carrera diplomática –Diplomacia ayer y hoy. España en el mundo, 1939-2022– y que en estos días publica Embajadores de España. La Patria habla a través de nosotros, una recopilación de entrevistas con otros embajadores, protagonizó el Foro Nueva Revista. Su intervención fue una panorámica con perspectiva histórica de los asuntos exteriores españoles. Desde los duros años del aislamiento internacional hasta la actualidad, con el punto de inflexión que fue la transición a la democracia y el ingreso en la Unión Europea.
La necesidad de una política exterior bien fundamentada y coherente, a la que no afecten los cambios de gobierno, y la buena preparación de los diplomáticos fueron dos conclusiones de su intervención. La falta de coherencia, con los consiguientes bandazos, la ve, por ejemplo, en las relaciones con Estados Unidos. La frontera caliente con Marruecos es otro de los aspectos delicados de nuestra política exterior en el que se detuvo Domingo de Silos Manso.
El embajador Domingo de Silos Manso, autor, entre otros, de los libros Diplomacia ayer y hoy. España en el mundo, 1939-2022 y Embajadores de España. La Patria habla a través de nosotros, una recopilación de entrevistas de inminente aparición, nos dejó este titular –«Sin relaciones internacionales se vive muy mal»– en su intervención en el Foro Nueva Revista el 28 de mayo pasado. En diálogo con el historiador y experto en relaciones internacionales Florentino Portero, Domingo de Silos Manso hizo una síntesis de la evolución de la diplomacia española desde los años 50 y analizó los focos más importantes de la política exterior.
El diplomático se remontó a los años en que la España de Franco estaba aislada internacionalmente, y los españoles sufrieron muchas dificultades, incluso hambre; un periodo en que se pudo comprobar en carne propia la verdad de la frase antedicha. La década de los 50 fue de paulatina integración, marcada principalmente por el ingreso en la ONU y los acuerdos con Estados Unidos. Pero el gran salto adelante lo dio España con la restauración de la democracia tras la muerte de Franco y el verdadero hito que fue el ingreso en lo que hoy es la Unión Europea.
Se puede ver un resumen del Foro Nueva revista con Domingo de Silos Manso en este vídeo:
Pese a la importancia de la diplomacia y las relaciones exteriores, varios de los entrevistados en el libro señalan el limitado interés de la mayoría de los españoles por las relaciones internacionales más allá de conflictos inmediatos o de problemas que nos afecten muy directamente. No se entiende que acontecimientos que ocurren en países alejados de nosotros tienen consecuencias para España. A este propósito, Domingo de Silos Manso planteó la propuesta de que el Ministerio de Asuntos Exteriores haga periódicas ruedas de prensa informando de las cuestiones internacionales, algo que ya se hizo en momentos anteriores.
El diálogo del diplomático con Florentino Portero fue poniendo de relieve las características de la política exterior española con sus luces y sus sombras. Entre las segundas, el hecho de estar «quizá demasiado ensimismados en nuestros problemas» lo que nos lleva a dar bandazos en algunos casos, hasta el punto de llegar a dar una imagen de país poco fiable. Esto se ve con claridad en la relación con Estados Unidos, algo tanto más preocupante por tratarse de un país amigo. Otra sombra es la escasa presencia española en algunos países importantes, caso de la India, el más poblado del mundo y una de las primeras economías del planeta. Además de la embajada en Nueva Delhi, España solo cuenta allí con un consulado general en Bombay.
Por otro lado, no es que el mundo esté actualmente convulso, es que estamos asistiendo a un cambio de época. La presidencia de Trump, la guerra de Ucrania, el auge de China, son elementos de ese cambio. En este mundo hiperconectado y con las facilidades de comunicación que proporcionan las nuevas tecnologías, el papel de los diplomáticos sigue siendo esencial. Un buen cuerpo diplomático, formado por personas que conocen a fondo su país de destino y los grupos de influencia detrás de los gobernantes, que saben interpretar el trasfondo de los acontecimientos internacionales y explicarlo a sus superiores, un cuerpo diplomático así sigue siendo un tesoro, afirmó Domingo de Silos Manso.
Las posteriores preguntas de los asistentes al foro fueron una suerte de recorrido por las diversas áreas geopolíticas, sobre todo las más cercanas a España. Entre estas, destaca, por supuesto, el Magreb. «Marruecos es un vecino fundamental para España y nuestra relación con Marruecos es la más compleja que cabe imaginar, porque es la relación del amigo y el enemigo, en la que se entremezclan el amor y el odio, el orgullo de una cierta convivencia en el pasado y los malos recuerdos», afirmo Domingo de Silos Manso, que no necesitó nombrar el desastre de Annual para que todo el mundo supiera a qué se refería. La rivalidad entre Marruecos y Argelia, más el problema del Sáhara, sobre el que el actual gobierno español ha dado recientemente un giro radical, terminan de complicar las relaciones con Marruecos, un país muy cercano geográficamente, pero que pertenece a una civilización distinta de la europea. En definitiva, España tiene que ser muy habilidosa para entenderse con dos países vecinos enfrentados entre sí. En todo caso, y según el consenso de los embajadores entrevistados en el libro, «lo que a nosotros nos conviene es que a Marruecos le vaya bien, porque si a Marruecos no le va bien, eso nos afectará a nosotros».
Por supuesto, el actual conflicto palestino-israelí –o, mejor dicho, la actual coyuntura del eterno conflicto palestino-israelí– fue el motivo de otra pregunta. Tras recordar que el papel de España en la región no es el de un país europeo más, el ponente afirmó que «difícilmente podemos entender lo que pasa en el entorno de Israel y Palestina sin recordar lo que fue la fase última de descomposición del Imperio Otomano, el mandato británico, los intentos de hacer convivir a dos comunidades de maneras distintas y el fracaso de todo ello, que nos lleva a la lamentable situación en la que nos encontramos». La gran tragedia viene de la idea de darle a un pueblo sin tierra, los judíos, una presunta tierra sin pueblo; cuando aquella tierra, Palestina, sí estaba habitada. Error al que se sumó el resurgir del nacionalismo árabe, consecuencia en parte del trabajo del famoso T. E. Lawrence. La solución es tan fácil de formular como difícil de llevar a la práctica: «el reconocimiento del Estado de Israel a sobrevivir como Estado y el derecho de los palestinos a constituir un Estado»; algo para lo que, según uno de los embajadores entrevistados en el libro, pueden hacer falta generaciones.
Como señaló Florentino Portero, nuestro teatro de operaciones, nuestra principal referencia es Europa. Domingo de Silos Manso, que se declaró europeísta convencido, afirmó que «sin la Unión Europea, Europa no va a funcionar». Europa también es fundamental para España, a la que le ha ido mal cuando ha vivido de espaldas al continente y que ha encontrado un marco de estabilidad el integrarse en la UE. «No tenemos más remedio que ser europeístas y adoptar las medidas que se necesitan para ello», añadió el diplomático.
La política exterior, en fin, le parece a Domingo de Silos Manso uno de los retos pendientes de España (junto con la cuestión autonómica y la política educativa). «Tenemos una importante administración exterior, pero no tenemos de verdad una política exterior; tenemos acciones exteriores, pero sin la coherencia debida», sentenció.
«Estamos entrando en una nueva etapa de la historia y debemos estar atentos a ella», advirtió en el tramo final del foro. «Necesitaremos más personal en el ministerio, tanto en el extranjero como en España, y a ese personal hay que prepararlo bien».