Nazareth Echart

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Profesora de la facultad de Ciencias de la Información en la UCM

Hacia un modelo de democracia más participativa

Alianza para el Gobierno Abierto es una iniciativa que se puso en marcha en 2011. En ella, 47 países, entre ellos España, se han comprometido a asumir una serie de retos, entre los que destacan aumentar la información de la actividad gubernamental y apoyar la participación ciudadana.

Campañas electorales: ¿qué hay de nuevo?

El planteamiento de cómo puede afectar Internet a los partidos políticos y la manera de sacarle beneficio a las nuevas tecnologías.

Comunicación política: ¿hacia un nuevo modelo?

Las nuevas tecnologías han introducido importantes cambios en la comunicación. El reto es desarrollar una nueva conversación, un relato en el que el protagonista sea el ciudadano.
Nueva Revista

Aprender a contar para generar confianza

En toda Europa crece el interés por las fundaciones, que cada vez desempeñan un papel más importante en los debates sobre el futuro económico, social, medioambiental y otras cuestiones de gran relevancia general.

Elecciones vascas: contenidos o estrategia

Los especialistas en comunicación electoral explican que, en términos de cobertura mediática, se puede hablar de dos tipos de campaña: la llamada issue campaign, centrada en los temas o problemas que configuran la agenda de los medios y/o los candidatos, o la horse race campaign o campaña de carrera de caballos.
Nueva Revista

Ambición y emoción

No sé si Juan Pablo Villanueva era, como yo, un incondicional de El ala oeste de la Casa Blanca. Nunca se lo pregunté, ni tuve oportunidad de sugerirle que se comprara alguna temporada de esta serie de culto. Estoy segura de que le hubiera gustado. Le hubiera gustado porque, más allá de las andanzas del presidente Bartlet en la ficción, de unos guiones inteligentes y precisos, El ala oeste transmite ambición y emoción. Ambición de un país mejor, ambición de gobernar para todos, ambición de superar divisiones. Y emoción por la certidumbre de que la política auténtica es aquella que nace de la vocación genuina de servicio a los demás. Ambición y emoción. Ésos han sido dos rasgos que han caracterizado tanto la trayectoria profesional de Juan Pablo Villanueva como su vida personal. Ambición de contribuir, desde los medios de comunicación, a lograr un país mejor, una España mejor. Ambición de evitar sectarismos inútiles y acercarse a los demás sin prejuicios. Ambición de reunir, de superar divisiones, sin traicionar nunca los principios propios. Y también emoción, la emoción que surge ante alguien que no entiende su trabajo si no es como un modo de servir a la sociedad a la que uno pertenece. Porque, igual que la política, él entendía el periodismo como una tarea de servicio público. Y por eso siempre tuvo muy claro que el papel —y la responsabilidad— de los medios de comunicación en las sociedades democráticas es fundamental. Tanto, que debe contar con el concurso de los mejores en cada campo. De Juan Pablo recordaré siempre su afabilidad, su inconformismo, su ánimo para evitar el desánimo y superar los obstáculos de todo tipo que aparecieran en su camino. Y su confianza en los demás. Recuerdo muy bien aquel día de 1998 en el que me ofreció incorporarme como columnista a La Gaceta. «Escribe de lo que quieras». Después de muchas dudas, escribí mi primer artículo sobre Bill Clinton, entonces enredado por el caso Lewinski. Casualidades de la vida. La política estadounidense estuvo presente en aquel texto, y lo está también en el inicio de esta despedida. Querido Juan Pablo: somos muchos los que no vamos a olvidarte.
Nueva Revista

La educación que debemos abordar

 El futuro próximo de la educación en España es incierto. Acaba de cerrarse una Legislatura que, en este terreno, ha carecido de ambición. En el campo de la educación obligatoria, el Gobierno ha preferido ignorar los graves problemas que hoy existen en las aulas, fundamentalmente dos: el fracaso escolar y el escaso nivel de los conocimientos de los alumnos españoles, en comparación con los demás países europeos.Aprobada sin el consenso de una buena parte de la comunidad educativa, la Ley Orgánica de Educación (LOE) sustituyó a la Ley de Calidad, que introducía reformas sustantivas en el sistema educativo. Heredera en muchos aspectos de la LOGSE, la aplicación de la LOE va a demostrar su escasa capacidad para atender los problemas existentes. Lo comprobaremos en 2010, cuando España no logre reducir al 10% los niveles de abandono temprano ni elevar hasta el 85% el porcentaje de graduados en Secundaria Obligatoria, objetivos que fueron acordados por la Unión Europea.En el campo de la universidad, los avances no han sido mayores. La modificación de la Ley de Universidades, aprobada también por el Gobierno anterior del Partido Popular, se presentó también con gran bombo y parafernalia, pero el horizonte de la universidad española no ha variado mucho. La endogamia, uno de sus principales vicios, sigue estando ahí, como el dinosaurio de Monterroso.UNA MIRADA HACIA DELANTE¿Qué es lo que está por venir? O, más bien, ¿por qué cauces debería discurrir el debate y la gestión educativa en los próximos años?Desde hace años, son muchas las voces que, en España, reclaman un pacto en materia de educación. Tal reclamación es sensata y loable, pero poco realista. Los grandes acuerdos entre gobierno y oposición deben afectar, efectivamente, a asuntos centrales para la estabilidad institucional y para el progreso de un país. Desde esa perspectiva, no cabe duda de que la educación debería ser uno de esos grandes temas. De hecho, la falta de un mínimo acuerdo es lo que, reforma tras reforma, está haciendo que España retroceda sistemáticamente puestos en el ranking educativo internacional, como demuestran todos los informes (¿alguien se ha preguntado por qué en la actualidad todo el mundo sabe perfectamente qué es el Informe Pisa: si nuestros resultados no fueran los que son, habría pasado probablemente desapercibido).Volviendo a los pactos, la dificultad para llegar a acuerdos en materia de educación se basa en una razón poderosa: los partidos políticos proyectan muchas veces en la educación su visión del hombre y la sociedad, como ha demostrado el tenso debate que todavía está generando (y que incluso ha llegado a los juzgados) la Educación para la Ciudadanía. Detrás de esa asignatura, hay algo más que una colección de temas. Lo que muchos de ellos revelan es un modelo, una concepción del mundo, que en muchos casos choca con la que muchos padres quieren transmitir a sus hijos.Que no habrá pacto lo demuestra el hecho de que ni siquiera el presidente del Gobierno lo ofreciera en su discurso de investidura. Rodríguez Zapatero ofreció acuerdos en política...

Algunas claves para pensar el efecto a largo plazo de las pasadas elecciones

Análisis de los resultados de las reciente elecciones municipales y autonómicas. Una interpretación de las urnas.

Nueva Revista

La educación que nos viene

Sobre la aprobación reciente de la Ley de Calidad que determina que la educación del país debe propiciar un debate abierto, sincero y con vocación de futuro para poder elaborar un proyecto que mantenga todo lo que ha supuesto un avance notable para nuestro sistema educativo. El Ministerio de Educación y Ciencia presentó el pasado mes de septiembre su propuesta de reforma de la Ley de Calidad, aprobada en la legislatura anterior. El documento «Una educación de calidad para todos y entre todos» dice querer «propiciar un debate abierto, sincero y con vocación de futuro» para, a partir de ahí, «elaborar un proyecto de ley que mantenga todo lo que estando en vigor ha supuesto un avance notable para nuestro sistema educativo y que reforme aquello que consideramos necesario cambiar para poder avanzar hacia la ecuación de calidad para todos los ciudadanos que demanda nuestra sociedad». Sin ánimo de ser exhaustivos, merece la pena realizar algún comentario sobre el contenido del documento y la organización del debate. UN DEBATE QUE NO ES DEBATE El programa electoral del PSOE -elaborado por un partido que no contaba con gobernar- incluía el compromiso de paralizar la Ley de Calidad. En cumplimiento con tal compromiso, y con el argumento de que la LOCE fue aprobada sin debate ni acuerdo suficiente, una de las primeras decisiones del Gobierno de Rodríguez Zapatero fue aprobar un real decreto por el que se suspendía la aplicación del calendario establecido en el desarrollo normativo de la ley. Nos encontramos así en una situación sin precedentes en la historia de la democracia española, con una ley orgánica vigente, pero paralizada por simple real decreto. No debe obviarse este dato a la hora de valorar el debate que propone el Ministerio de Educación y Ciencia, cuyos responsables vienen insistiendo en su deseo de enriquecer el diálogo para elaborar una propuesta final que contemple las aportaciones de todos, en particular de centros educativos, profesores, alumnos y familias. El punto de partida permite cuestionar la «sinceridad» del debate. Durante la tramitación legislativa de la Ley de Calidad, el PSOE insistió en que ésta se había elaborado a partir de un diagnóstico erróneo. El ministerio ha llegado a reconocer ahora que el diagnóstico del sistema educativo elaborado por la LOCE era correcto y la única razón que ha aportado para adoptar la decisión de iniciar un nuevo proceso legislativo es que «sus propuestas (las de la Ley de Calidad) fueron consideradas insatisfactorias por importantes sectores de la comunidad educativa», sin precisar siquiera cuáles. Pero ¿resulta coherente suspender de un día para otro la aplicación de una ley votada por la mayoría parlamentaria y abrir acto seguido un diálogo «con todos», apelando a la necesidad de ofrecer estabilidad al sistema educativo? ¿No constituye tal decisión la mejor muestra de la escasa importancia que se otorga a la estabilidad de dicho sistema? De ahí que pueda cuestionarse el debate que propone el Gobierno. Nos encontramos ante un debate que no es tal, por más que los foros de discusión...

Recuerdo un consejo..

Recuerdo un consejo que alguien me dio cuando aún me encontraba en la Facultad de Ciencias de la Información y soñaba con ser un día una buena periodista: «Si quieres que el lector te entienda, redacta como si le estuvieses escribiendo una carta a tu madre. Hasta adquirir ese hábito, hasta lograr explicar lo más complicado de manera sencilla y comprensible, acostúmbrate incluso a comenzar con un "querida mamá"». Se trata de un buen consejo. Un lenguaje claro y preciso constituye una excelente garantía de fidelidad a la verdad. Me gustaría que quien lea estas líneas comprenda lo que para mí significa la figura de Antonio Fontán. Por eso me ha parecido que lo más apropiado es escribirle una carta, una carta de cumpleaños.Querido don Antonio:Seguro que todavía se acuerda de mi llegada a Madrid. De eso va a hacer muy pronto siete años, siete años de vida profesional que, con toda seguridad, no hubieran sido los mismos si no hubiera tenido la oportunidad de trabajar con usted. Cuando llegué en noviembre de 1996 para ser la jefa de Redacción de esta revista, Antonio Fontán era para mí un ex presidente del Senado, el fundador de Nuestro Tiempo, el valiente director del desaparecido Madrid, un importante latinista. Y, es verdad, usted era todo eso y mucho más. No citaré aquí su extraordinaria trayectoria, que queda bien glosada en este número, pero sí deseo destacar que el suyo es un caso muy poco frecuente. El caso muy poco frecuente de quien ha sabido conjugar en todos los aspectos de su vida el compromiso con la libertad. Esa combinación perfecta y feliz de compromiso insobornable con la cosa pública y ejercicio constante de libertad para sacar adelante distintas empresas intelectuales y profesionales es lo que, a quienes le conocemos bien, nos llena de admiración. Para usted, don Antonio, las enseñanzas de Cicerón, el latín de Juan Luis Vives, el periodismo, la presidencia de una Cámara constituyente y tantas otras cosas no son sino aspectos que ilustran la diversidad de caminos por los que nos conduce la libertad (por algo ha sido siempre un radical y tenaz defensor de las libertades). Eso es lo que yo pude comprobar muy pronto, pues desde el primer momento me regaló su confianza. Así, durante mis tres años largos en Nueva Revista, fui aprendiendo de quien ha sido maestro de académicos, maestro de periodistas y maestro de políticos. Aprendí de su sabiduría, su prudencia, su talante siempre abierto al diálogo, su coherencia y su actitud vital de servicio. Enseguida comprendí que esa poco frecuente combinación de virtudes es la que le ha permitido ganarse a lo largo de su vida el aprecio y el reconocimiento sincero de quienes incluso no piensan como usted. Porque la suya es, sin duda, una personalidad singular, ajena a los tópicos y los lugares comunes. Querido don Antonio, no puedo extenderme más. Sólo quiero decirle que su nombre no sólo queda unido para siempre a la historia de España, sino también...

Nuevo Gobierno, primeros deberes

En el momento de cerrar este número de Nueva Revista, se ha conocido la composición del nuevo Gobierno. Con la toma de posesión de los ministros comenzará la andadura de la nueva legislatura. Nuestro país, y no sólo los miembros del Ejecutivo, debe poner alto el listón.

Claves electorales del 12-M

Ha sonado el pistoletazo de salida. Nazareth Echart realiza algunas reflexiones sobre las próximas elecciones generales, convocadas para el 12 de marzo.

El ideal cultural del liberalismo. La filosofia politica del ordo-liberalismo

En 1992, el norteamericano Francis Fukuyama publicaba The End of History and the Last Man, un libro que alcanzó gran notoriedad. Desde una perspectiva hegeliana, Fukuyama defendía la tesis de que, a estas alturas de la historia, ya no caben dialécticas ideológicas, pues resulta evidente que en las sociedades occidentales se han instalado definitivamente los principios de la economía de mercado y la democracia liberal. Andreas Bohmler, doctor en Filosofía por la Universidad de Navarra y diplomado en Economía por la Ludwig-Maximiliam-Universitat de Munich, además de Máster por la European School of Management (EAP) por París, Oxford y Berlín, se ha planteado en El ideal cultural del liberalismo encontrar las claves interpretativas de esa dialéctica entre las ideologías liberales y las socialistas. En ese contexto es donde adquieren especial importancia el llamado ordoliberalismo alemán (sólo conocido por unos pocos en nuestro país) y la obra de Wilhelm Röpke, principal exponente de esta escuela doctrinal y económica (que, por cierto, según Böhmler, no hubiera estado de acuerdo con la tesis de Fukuyama).La teoría y la política económica y societaria de intelectuales como Alexander Rüstov y Franz Böhm, y economistas como Wilhelm Röpke (que agudamente analizó «la crisis social de nuestro tiempo»), Walter Eucken, Alfred Müller-Armack y Ludwig Erhard fue decisiva para que, tras la Segunda Guerra Mundial, tuviera lugar lo que se ha bautizado con el nombre de «milagro alemán». El ordoliberalismo se fraguó entre los años treinta y cincuenta y tuvo a la mítica revista Ordo como excelente vehículo de ideas.Según Bóhmler, el punto de convergencia entre los políticos, intelectuales y economistas vinculados al ordoliberalismo fue una situación histórica concreta: la crisis del capitalismo en su dimensión política y económica, una crisis cuyo contexto los ordoliberales supieron ampliar al contexto cultural y social general. Por ese motivo, resulta obligado estudiar en la órbita filosófica del ordoliberalismo asuntos como el porqué de la preeminencia de los factores culturales sobre los meramente políticos y económicos, las causas por las que la vida humana y la vida social son, en definitiva, tan complejas que no pueden resolverse con el mero recurso al saber técnico.El autor ha querido exponer «un juicio comprensivo no tanto sobre la operatividad inmediata cuanto sobre la validez de fondo de las ideas político-societarias que están en la base de la Economía Social de Mercado (un concepto acuñado por Müller-Armack y aceptado por Erhard para denominar el sistema económico alemán a partir de 1950, que en la actualidad suele ser fuente de grandes equívocos) en tanto que experimento de ordenación societaria» . Ahí radica buena parte del interés de este libro, en el hecho de que el autor trata de descubrir los grandes interrogantes de la filosofía política que están detrás del proyecto intelectual de la Economía Social de Mercado, proyecto cuya aplicación, es cierto, no estuvo habitualmente encargada a los ordoliberales.Por todo ello resulta imprescindible el análisis de la obra de Röpke, cuyo pensamiento (y, en concreto, su noción de orden, que significa en su obra el equilibrio y justo...

Álvaro Mutis: «No creo en ningún progreso válido que no sea interior»

En el centenario de su nacimiento recuperamos esta entrevista con Álvaro Mutis donde hablaba de su infancia, de sus lecturas, de su visión de la Historia y, cómo no, de Maqroll el Gaviero.
Nueva Revista

La conversión digital

Reseña literaria de "La radio en la era digital" por María Pilar Martínez-Costa.

Comunicacion, underground

Reseña literaria de "Un laberinto informativo" por Carlos Soria.

Antonio Tabucchi: La dignidad bien entendida

Si les gustó "Sostiene Pereira" no dejen de leer "La cabeza perdida de Damasceno Monteiro", novela policiaca de Antonio Tabucchi , ubicada en Oporto, sobre la razón de Estado, la tortura y la dignidad bien entendida.

La lógica del genio

Kazuo Ishiguro
Los inconsolables
Anagrama
Barcelona, 1997
568 págs.

El padre ausente

El padre ausente

Parecía apropiado dedicar a la mujer un número de NUEVA REVISTA. Su incorporación al mundo laboral se va desarrollando de forma paulatina y va dando lugar a nuevos estilos y culturas de trabajo. Sin embargo, no todo son luces optimistas en este panorama. En este contexto histórico, la mujer se enfrenta a problemas para los que son necesarias soluciones valientes. Uno de ellos (quizá el más importante), consiste poder hacer compatible el trabajo con el deseo de muchas mujeres de ser madres.

La libertad era esto


Ignacio Vidal-Folch
La libertad
Anagrama
Barcelona, 1996, 251 páginas