Mijaíl Batjín

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Valor, visión estética y responsabilidad

La unidad de toda visión estética no es una unidad sistemática y significativa, sino una auténtica unidad arquitectónica dispuesta en torno a un concreto centro de valor que es posible pensar, ver, amar. Se halla el hombre justo dentro de ese centro y todo en este mundo solo adquiere significado, sentido y valor si se pone en relación con el hombre, en cuanto elemento humano. Todas las posibles formas de ser y todo el sentido posible se disponen alrededor del hombre como centro y unidad de valor; es preciso que todo —y aquí la visión estética no tiene límites- esté en relación con el hombre, que esté de parte del hombre. Lo que no significa, sin embargo, que el héroe de la obra deba ser literalmente representado como valor absolutamente positivo, en el sentido de que se le atribuya un concepto positivo de valor: "bueno", "bello", etc., estos epítetos también pueden ser completamente negativos. El héroe puede ser malvado y mezquino, puede resultar vencido o incluso apabullado desde cualquier punto de vista; y sin embargo, puesto que es a él a quien dirijo mi mayor atención en la visión estética, es también en torno a lo malvado alrededor de lo que, como en torno a un único centro de valor intrínseco, aquélla se dispone desde cualquier punto de vista. Aquí el hombre no es en ningún modo amado porque es bueno, sino que resulta bueno porque es amado. En ello reside la especificidad de la visión estética. Si el héroe no hubiese estado presente en este centro de valor, toda la posición axiológica de los valores y toda la visión arquitectónica habrían sido por completo inútiles.Si yo contemplo una escena que representa la caída de mi amadísimo héroe y su infamia, esta escena será para mí completamente distinta de otra en la que la destrucción ha correspondido a una persona que me es completamente indiferente. Y no por esto trataré de absolver al héroe, a pesar de mi sentido de la justicia; quizá, teniendo en cuenta todo esto, la escena puede conservar un contenido imparcial, justo y realista y sin embargo lo pintado será distinto en su lugar esencial, en su posición concreta, tanto en las partes como en los detalles; en toda su arquitectura yo veré otras cosas válidas, otros momentos y otra posición, porque el centro efectivo de mi visión y de mi posición respecto al cuadro será otro...Por lo tanto, el hombre constituye el centro de valor de la estructura arquitectónica de la visión estética no como algo sustancialmente idéntico a sí mismo, sino como una realidad concreta que se afirma a través del amor. Además, la visión estética no se separa en absoluto de los distintos puntos de vista axiológicos, no pone límites entre el bien y el mal, entre la belleza y la fealdad, entre la verdad y la mentira; la visión estética conoce y halla todas estas distinciones dentro del universo contemplado, pero estas diferencias no se subordinan a ella como criterios últimos,...