José Manuel Durao Barroso

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Nueva Revista

La política energética europea y la tercera revolución industrial

Es un gran honor que me hayan invitado a clausurar esta conferencia dedicada a una mujer, y sobre todo a una amiga, que tanto hizo en su vida trágicamente corta.Loyola de Palacio era una política valiente y visionaria que advirtió antes que la mayoría que la energía se convertiría en un problema estratégico clave de este siglo. Contribuyó en gran medida a preparar las herramientas que Europa necesita para actuar eficazmente en este ámbito. Esta conferencia es un merecido tributo a sus muchos logros. Es más, pienso que ella la hubiera disfrutado enormemente. Al igual que todos ustedes, echo de menos sus opiniones, apasionadas y defendidas con brillantez, sobre energía, ¡y no sólo sobre energía!En mis numerosos encuentros con Loyola, ella siempre me hablaba en portugués. Lo que no es muy habitual cuando tengo reuniones con mis amigos españoles... Hoy quiero recambiar el esfuerzo de Loyola y hablaré en mi «pobre» español durante esta conferencia.Centraré mi intervención en el papel que a lo largo de los años ha tenido la energía en la transformación de nuestras sociedades.Hace casi dos siglos y medio, el tejedor británico James Hargreaves inventó la Spinning Jenny, y comenzó así la primera revolución industrial. La era del vapor transformó las sociedades, creando nuevas maneras de trabajar, de viajar y de comunicar.Cien años más tarde, el inventor alemán Nicolaus Otto diseñó el motor de combustión interna, y comenzó la segunda revolución industrial. La era del petróleo avanzó a pasos agigantados en la ciencia, la medicina y el transporte, y generó prosperidad a una escala inimaginable en generaciones anteriores.Pero cada vez somos más conscientes del elevado precio que ha tenido este progreso. Ha producido un aumento masivo de las emisiones de carbono en todo el mundo, y ello está cambiando lentamente nuestra atmósfera, con grandes repercusiones en el clima.Según el Panel intergubernamental de Naciones Unidas sobre el cambio climático, la temperatura del globo ha subido 0,7 grados en el siglo XX. Sus cálculos más recientes muestran que si no se actúa sobre el cambio climático, las temperaturas podrían aumentar hasta en 4,7 grados para finales de este siglo.Los últimos informes muestran además la probabilidad de que algunas regiones de Europa se vean gravemente afectadas por la subida de las temperaturas, con más sequías aquí en España, por ejemplo.Otro problema es que el petróleo y los demás hidrocarburos son recursos limitados, y que nuestras reservas internas disminuyen. Hoy importamos alrededor del 50% de nuestra energía. En 2030 nos acercaremos al 70% si mantenemos las políticas actuales.Al mismo tiempo, el auge de nuevos gigantes económicos como China y la India incrementa la demanda mundial de hidrocarburos, y, si no actuamos, seguirá subiendo hasta el 60% para 2030, según la Agencia Internacional de la Energía. Los precios de los combustibles están en cotas cada vez más altas, sobre todo el petróleo, que el mes pasado llegó a los 80 dólares por barril .Así, Europa está expuesta a una competencia cada vez más intensa de otros países por los recursos energéticos...