Andris Piebalgs

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Nueva Revista

La energía europea frente a las necesidades medioambientales

 Es un gran honor para mí dirigirles la palabra en homenaje a Loyola de Palacio. Quisiera agradecer a Ana de Palacio su iniciativa y su amable invitación. Loyola fue mi predecesora como comisaria de energía de 1999 a 2004. Era una mujer de acción que creía profundamente en una Europa de realidades. Recordando tal espíritu, creo que hoy tenemos una excelente oportunidad no sólo de rendir homenaje a una formidable persona, sino de reflexionar en el futuro. Estoy convencido de que ella hubiera deseado que analizáramos la política energética futura de la UE y la manera en que ésta debe evolucionar para afrontar los retos energéticos mundiales.LOS GRANDES DESAFÍOS ENERGÉTICOSEl mundo y Europa se encuentran en el proceso de afrontar desafíos significativos. En particular, debido a la aparentemente insaciable sed humana de energía basada en hidrocarburos, nos dirigimos hacia un irrevocable cambio climático; las emisiones de CO2 asociadas a la energía constituyen alrededor de un 80% de los gases de efecto invernadero. Al mismo tiempo, estamos generando enormes riesgos potenciales para la estabilidad de nuestro sistema económico y aumentando constantemente la demanda de las reservas de petróleo y gas, que cada vez son más escasas y costosas. A su vez, estos recursos se están concentrando en cada vez menos manos. Por lo tanto, los dos desafíos energéticos clave que afrontamos son el cambio climático y la seguridad del suministro de energía. Pero nuestras metas energéticas no terminan aquí; a fin de cuentas, todo se reduce a esta pregunta: ¿cómo podemos lograr estas metas de una manera que fomente la competencia en Europa? ¿Cómo transformar estos desafíos en oportunidades para nuestro continente? La Comisión ya describió muy bien estos desafíos en 2000, en el Libro Verde sobre la energía, a pesar de que en aquel momento el precio del petróleo no era tan elevado en comparación con los precios actuales y que el cambio climático no se consideraba una amenaza grave para la humanidad. Estamos hablando de cuestiones clave que la Comisión ha procurado abordar en su esfuerzo de configurar una nueva política energética. El resultado es una visión y un programa concreto para alcanzarlo que ya cuenta con el aval del Consejo Europeo. El punto de partida de esta estrategia, que fue aprobado por los jefes de Estado y gobiernos el pasado mes de marzo, debe ser un firme compromiso para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 20% para 2020, o incluso más, en un 30%, si nuestros socios de otros países se suman a esta iniciativa. La consecución de este objetivo es un desafío enorme, pero no sólo para la UE, sino que estaremos colocando la pelota en el tejado de nuestros socios a escala internacional para la consecución de un acuerdo mundial que permita afrontar el cambio climático. Nuestro mensaje es sencillo: no podemos lidiar con el cambio climático solos, pero juntos sí que existe una esperanza. La fórmula para lograrlo consiste en una estrategia energética y medioambiental integrada. Esto requiere una evolución...