Andrew Roberts

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1945 y todo eso

Andrew Roberts La división de opinión de los conservadores británicos en el tema de la Unión Europea es consecuencia directa de la obsesión nacional existente respecto a la Segunda Guerra Mundial. ¿Por qué está orgulloso de ser británico? (deténgase aquí si no lo está; este artículo no le gustará nada). Posiblemente sea mejor preguntar: ¿Por qué cree usted que tiene mejores razones para sentirse orgulloso de ser británico que, por ejemplo, un suizo de ser suizo o un sueco de ser sueco? Dado que Gran Bretaña, al contrario que algunos individuos británicos, no ha destacado en prácticamente ningún campo desde la guerra, ¿por qué sigue usted creyendo, de forma instintiva, en esa vieja idea de que le ha tocado el gordo en la lotería de la vida? No hemos ganado el Mundial en nuestro deporte nacional desde hace casi tres decenios. No ocupamos más que los puestos medios en las clasificaciones de indicadores económicos que merecen alguna confianza, por detrás de varios países del Extremo Oriente. Nuestro puesto en el Consejo de Seguridad, si es que somos capaces de mantenerlo por mucho tiempo, se debe íntegramente al pasado. El carácter exclusivo de nuestra calidad de miembros del club nuclear se ha visto devaluado por la intrusión de los israelitas, indios, paquistaníes, sudafricanos, coreanos del norte y, probablemente, a estas alturas, de los árabes. Hoy en día nuestra monarquía es ridiculizada ampliamente en el extranjero y es menos respetada que las Casas Reales de Japón y España. Si nuestro idioma se ha generalizado tanto en el mundo de hoy es tan solo porque hace doscientos años fue adoptado como lengua oficial por un país que está a miles de kilómetros de distancia. En todo aquello que destacamos hay siempre otros países que lo hacen mejor, más barato o de forma más eficiente. Hay pocas excepciones a esta regla, pero se supone que entre ésas se encuentran la industria de la música rock y pop, el teatro y ciertas áreas de investigación científica. No obstante, miremos en el interior de nosotros mismos, ¿realmente se siente usted orgulloso de ser británico porque Paul McCartney, Kenneth Branagh e incluso la doctora Dorothy Hodgkin lo son? No. La pregunta sobre qué ha ocurrido desde la guerra para que usted se sienta más orgulloso de ser británico que de ser italiano o francés tiene truco, ya que es la Segunda Guerra Mundial en sí la que proporciona la respuesta. Admítalo. El orgullo en la memoria Gran Bretaña fue la única nación que luchó de principio a fin, desde septiembre de 1939 hasta el 15 de agosto de 1945, Día de la Victoria sobre Japón, casi seis años más tarde. Ese período, y en especial el año en que resistió sola, desde el 18 de junio de 1940 hasta el 22 de junio de 1941, es aunque normalmente permanezca en el subconsciente la verdadera razón de que sigamos estando orgullosos, a pesar de todas las humillaciones de carácter imperial, político, estratégico, industrial y económico que hemos soportado...